Testimonio de vida contemplativa: «La llamada llegó de forma natural, como una sed necesaria de saciar»

Testimonio de vida contemplativa: «La llamada llegó de forma natural, como una sed necesaria de saciar»

El domingo la Iglesia celebra la Jornada Pro Orantibus, dedicada a la vida contemplativa. En la revista Iglesia en Plasencia os ofrecemos el testimonio de Ana Isabella Tuberquia (hermana María del Carmen del Espíritu Santo), novicia Carmelita Descalza en don Benito desde marzo.

El domingo 26 de mayo, coincidiendo con la Solemnidad de la Santísima Trinidad, la Iglesia celebra la Jornada Pro Orantibus, dedicada a los religiosos de vida contemplativa. Nos adentramos en esta vida a través de la hermana María del Carmen del Espíritu Santo (Ana Isabella Tuberquia Oquendo). El pasado 19 de marzo, tomaba el hábito e iniciaba el noviciado como Carmelita Descalza en Don Benito. “Toda vida consagrada en la vida apostólica y benéfica en su sagrado ministerio y obras de caridad sirven a la Iglesia en los demás, pero la vida de la Carmelita, como dice nuestra regla, es vivir en obsequio de Jesucristo y seguirle con corazón puro y buena conciencia. Supone vivir sólo para Dios y esforzarnos por contemplar su rostro en provecho y por la santidad de la misma Iglesia. Nuestra experiencia es de gran alegría por haber llegado al mejor puerto que Dios había pensado para mí”, nos relata, a la vez que nos hace participar de su vocación: “En mi caso, la llamada llegó de manera muy natural, como una sed muy necesaria de saciar, que va creciendo a medida que más buscaba de Dios y frecuentaba los sacramentos”. Por eso, invita a otras personas, en especial a los más jóvenes a vivir en la fe “esforzándose por vivir los sacramentos y la intimidad con Jesús a través de la oración y parándonos a ver qué quiere de nosotros y, sobre todo, con el testimonio, viviendo con rectitud, como cristianos, dejando ver hacia fuera la alegría, el amor y el com-
promiso con Dios y con el otro que supone el ser cristianos católicos”.

En 2023, nuestra diócesis contaba con un total de 42 comunidades; 193 religiosas profesas (22 de ellas monjas de clausura) y 22 religiosos confesos (11 de ellos reli-
giosos sacerdotes).