Solemnidad de la Santísima Trinidad: Jornada Pro Orantibus

Solemnidad de la Santísima Trinidad: Jornada Pro Orantibus

La Iglesia celebra el domingo 26 de mayo, solemnidad de la Santísima Trinidad, la Jornada Pro Orantibus, que este año lleva por lema, «Contemplando tu rostro, aprendemos a decir: “¡Hágase tu voluntad!”» .

Los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada recuerdan que, un año más, la celebración litúrgica de la solemnidad de la Santísima Trinidad “nos ofrece la ocasión de recordar con gratitud en nuestra oración a aquellos que se han consagrado enteramente a vivir a la luz del misterio eterno. Ellos y ellas son «los que rezan»”.

Y son los que rezan, explican, porque han hecho de la actitud orante —que es inherente a la fe, pero se modula de distintos modos según los carismas— regla y medida de todas las cosas: las internas y las externas, las personales y las comunes, las decisivas y las pasajeras, las del corazón y las del mundo”.

Atravesar los muros de un monasterio permite comprobar que allí la realidad se rige por una ley que “surge de las entrañas del Evangelio. Contemplar para asentir a la verdad y la bondad y la belleza del Dios que se revela a cada instante”.

Al mirarnos en el rostro de Cristo, “como la vida contemplativa hace y nos invita a hacer, dejamos por un momento de considerar nuestro propio interés para acoger el querer del Padre. Y el querer del Padre no es sino que el hombre viva conforme a la gloria del rostro de su Hijo”.

Por eso, los obispos concluyen su mensaje con una invitación a entrar “en el misterio a través de la contemplación obediente o de la obediencia contemplativa”. Y hagámoslo de la mano de «los que rezan», tantos hombres y mujeres que, a lo largo de los siglos y a lo ancho del mundo.

Testimonio de la hermana Ana Isabella Tuberquia, novicia Carmelita Descalza en don Benito, publicada en el último número de Iglesia en Plasencia.

El domingo 26 de mayo, coincidiendo con la Solemnidad de la Santísima Trinidad, la Iglesia celebra la Jornada Pro Orantibus, dedicada a los religiosos de vida contemplativa. Nos adentramos en esta vida a través de la hermana María del Carmen del Espíritu Santo (Ana Isabella Tuberquia Oquendo). El pasado 19 de marzo, tomaba el hábito e iniciaba el noviciado como Carmelita Descalza en Don Benito. “Toda vida consagrada en la vida apostólica y benéfica en su sagrado ministerio y obras de caridad sirven a la Iglesia en los demás, pero la vida de la Carmelita, como dice nuestra regla, es vivir en obsequio de Jesucristo y seguirle con corazón puro y buena conciencia. Supone vivir sólo para Dios y esforzarnos por contemplar su rostro en provecho y por la santidad de la misma Iglesia. Nuestra experiencia es de gran alegría por haber llegado al mejor puerto que Dios había pensado para mí”, nos relata, a la vez que nos hace participar de su vocación: “En mi caso, la llamada llegó de manera muy natural, como una sed muy necesaria de saciar, que va creciendo a medida que más buscaba de Dios y frecuentaba los sacramentos”. Por eso, invita a otras personas, en especial a los más jóvenes a vivir en la fe “esforzándose por vivir los sacramentos y la intimidad con Jesús a través de la oración y parándonos a ver qué quiere de nosotros y, sobre todo, con el testimonio, viviendo con rectitud, como cristianos, dejando ver hacia fuera la alegría, el amor y el compromiso con Dios y con el otro que supone el ser cristianos católicos”.

En 2023, nuestra diócesis contaba con un total de 42 comunidades; 193 religiosas profesas (22 de ellas monjas de clausura) y 22 religiosos confesos (11 de ellos religiosos sacerdotes).

Solemnidad de la Santísima Trinidad

La celebración de la Jornada Pro Orantibus coincide con la Solemnidad de la Santísima Trinidad. «La Iglesia expresa su fe trinitaria confesando un solo Dios en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Las tres divinas Personas son un solo Dios porque cada una de ellas es idéntica a la plenitud de la única e indivisible naturaleza divina. Las tres son realmente distintas entre sí, por sus relaciones recíprocas: el Padre engendra al Hijo, el Hijo es engendrado por el Padre, el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo».