24 Dic Tiempo de Navidad: Solemnidad de la Natividad del Señor (Nochebuena y Navidad, días 24 y 25)
Continuamos disfrutando con la introducción histórica y litúrgica que nos realiza don Miguel Ángel Ventanas con motivo de la Navidad. En esta ocasión, llegamos al Nacimiento de Jesús, el motivo de las celebraciones:
La primera noticia histórica de la Navidad procede del cronógrafo copiado por Furio Dionisio Filócalo del año 354 donde dice: 25 de Diciembre, nace Cristo en Belén de Judea. Sin embargo, a pesar de las investigaciones no se sabe con certeza cual pudo ser el motivo de la elección del 25 de Diciembre como fiesta del nacimiento del Señor. La coincidencia con una fiesta pagana en honor del sol invicto por el solsticio de invierno ha hecho pensar en el deseo de la cristianización de las costumbres. Sin embargo, siguiendo a san León Magno, parece que fue más determinante el de afirmar y difundir la fe auténtica en el misterio de la Encarnación. La fiesta se extiende rápidamente por el Norte de África, España, Constantinopla, Antioquía, Capadocia.
El día de Navidad en la liturgia romana tiene cuatro formularios distintos para la celebración de la eucaristía, dependiendo del horario en que se celebran. En el s. IV solo había una misa solemne, en la que se reunía toda la comunidad cristiana pero, con el tiempo, la celebración se fue enriqueciendo.
Desde el S. VI, la fiesta de Navidad se enriqueció en Roma con tres misas, cada una con sus propios formularios de lecturas y oraciones.
En la basílica de Santa María la Mayor, el papa presidía la primera, precedida del oficio nocturno de maitines, en la noche del 24 de diciembre. En esta basílica se conservan las reliquias del pesebre.
Seguía el canto de laudes y otra misa celebrada por el papa para los griegos en la Iglesia de santa Anastasia, a la que ellos tenían especial devoción y cuya fiesta celebraban en esa fecha. Con el pasar del tiempo, esa misa de la aurora se trasformó en celebración plenamente navideña.
Por último, el papa presidía otra solemne eucaristía (la más antigua de todas) en la basílica de San Pedro. A partir del S. XII se celebraban las tres en Santa María la Mayor.
Los autores medievales interpretaron la costumbre de las tres misas de Navidad como una celebración del triple nacimiento del Señor: la generación eterna del Padre, el nacimiento temporal de María Virgen y el nacimiento por gracia en el alma de los justos.
En 1968 se añadió una cuarta, la de la vigilia. Los actuales formularios subrayan distintos aspectos del gran misterio celebrado en este día. Hablemos brevemente de cada una de ellas:
Misa de la vigilia. Se celebra en la tarde del día 24 de diciembre. En el evangelio se proclama la genealogía de Jesús según S. Mateo, que va desde Abrahán hasta José, para indicar el cumplimiento de todas las promesas hechas por Dios a Israel.
Misa de la noche. En español, llamada «de Nochebuena» o «del gallo». En el evangelio se proclama el mensaje gozoso de los ángeles: «Os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador» (Lc 2,10ss). Como los pastores, todos estamos rodeados de tinieblas y necesitamos de esta Buena Noticia. Por eso, el salmo responsorial actualiza el mensaje angélico, al pasar del os ha nacido al nos ha nacido: «Hoy nos ha nacido un salvador; el Mesías, el Señor». Se ha cumplido plenamente lo que anunció el profeta en la primera lectura: «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande» (Is 9,1).
Misa de la aurora. Los pastores, tras ofrecer sus dones al Niño Jesús, «se volvieron, dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído» (Lc 2,16ss). La luz del día de Navidad recuerda que Dios puede ser visto en Jesús. Como los pastores, una vez que hemos encontrado a Jesús, también nosotros estamos llamados a dar gloria a Dios con nuestras vidas, testimoniando «lo que hemos visto y oído» (cf. 1Jn 1,1). De hecho, la liturgia suplica «que resplandezca en nuestras obras la fe que haces brillar en nuestro espíritu» y pide la gracia de no quedarse en la exterioridad de la fiesta, sino de penetrar en su misterio.
Misa del día. El profeta proclama en la primera lectura: «¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que trae la Buena Noticia!» (Is 52,7), ¿De qué noticia habla? La segunda lectura da la respuesta: «Dios habló antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora nos ha hablado por su Hijo» (Heb 1,1). Dios ya no se dirige a los hombres a través de intermediarios, sino directamente. Por eso, el salmo responsorial canta con júbilo: «Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios». Efectivamente, Dios se ha manifestado en Cristo, que es el rostro visible del Dios invisible y nos revela el amor del Padre. La lectura del prólogo de san Juan subraya al mismo tiempo la identidad divina de Jesús y el realismo de su encarnación.
Esta fiesta marca profundamente la piedad de la iglesia y la religiosidad popular con cantos, Villancicos, usos populares, regalos, el árbol de Navidad, el nacimiento y sus representaciones.
*Celebraciones en la SI Catedral de Plasencia:
Día 23 sábado, 19 horas: Misa de Víspera
Día 24 domingo, 9.30 horas: Misa Coral; 12 horas: Misa Cuarto Domingo de Adviento; 00.00: Misa del Gallo (preside Sr. Obispo)
Día 25 lunes, Navidad, 12 horas: Misa Estacional (preside Sr. Obispo)