19 Dic Sección Diálogos de la revista Iglesia en Plasencia: Te juro que es más sencillo
Dice la letra de una de las últimas canciones de Leiva, que pone título a su último álbum: “con el pañuelo en los ojos se vive mejor; te juro que es más sencillo…” La canción al parecer es una reflexión profunda sobre la vida, las relaciones y la manera en que enfrentamos nuestras luchas internas, presentando la idea de que hay dolores que son únicos para cada persona. El estribillo –“con el pañuelo en los ojos se vive mejor”- sugiere una forma de resignación o aceptación de la realidad. Vivir con los ojos vendados como metáfora de ignorar lo doloroso de la vida para poder seguir adelante. Palabras tan reales para tantas personas.
Cierto es que vivir así es mucho más sencillo: vivir sin ver, sin sufrir, sin participar, sin implicarnos. Aquello del refranero de ojos que no ven… Y cala tanto este sutil pero eficaz mensaje de la música actual en nuestra sociedad, especialmente en los jóvenes.
Ante esto, el Adviento nos presenta otra realidad: la del que se implica, del que se moja, del que se “pringa”, del que se hace carne y se inserta en la historia del mundo para transformarla con su testimonio de vida. La de Jesús de Nazaret que se hace carne en el seno de María para compartir tu misma vida: tus gozos, tus esperanzas, tus tristezas, tus angustias y, en ellas, las de cada persona. Un Dios que evita lo fácil, que se decide a tomar parte, que se quita el pañuelo de los ojos y se lanza a habitar en el mundo, en nuestros mismos zapatos. Un Dios que hoy diríamos que empatiza con las personas.
Esto nos obliga a ejemplo del que nace en Belén a vivir expectantes, a tener las lámparas encendidas, a ser personas lúcidas y luminosas que sepan leer e interpretar los signos de los tiempos y que tomen partido en el mundo.
Y es que sigue Leiva: “…será que no era igual para los dos, será que lo llamábamos distinto”. Tal vez será que al decir Navidad, lo nuestro sigue siendo distinto.