Sección Diálogos de la revista Iglesia en Plasencia: ¿Zapatillas nuevas?

Sección Diálogos de la revista Iglesia en Plasencia: ¿Zapatillas nuevas?

Durante mi infancia, cada vez que estrenaba zapatillas nuevas en el colegio, siempre había compañeros que se empeñaban en pisármelas. Con el tiempo, entendí que era su manera de romper la perfección de lo nuevo haciéndolo más real, más de todos.

¿No sucede algo similar al comenzar un año nuevo? Arrancamos enero con nuestras mejores intenciones, listas de propósitos y un calendario en blanco que nos ilusiona. Sin embargo, pronto aparecen «pisotones» que amenazan con ensuciar nuestros planes: una decepción, un problema o la tentación de volver a viejas costumbres.

Desde una mirada cristiana, el Año Nuevo es más que un rutinario cambio de fecha. Este 2025 se asoma como una invitación a soñar en grande, replantearnos lo importante, renovar nuestra fe y revitalizar nuestra misión como Iglesia.

Como esas zapatillas nuevas de la infancia, nuestra fe puede recibir golpes y manchas en el camino, pero eso no significa que debamos abandonarla. Esos «pisotones» nos recuerdan que la vida cristiana, aunque imperfecta, es auténtica cuando se vive con pasión y entrega.

El documento «Renacer en la fe» nos invita a vivir este 2025 siendo una Iglesia «de puertas abiertas». ¿Qué mejor momento que el Año Nuevo para salir al encuentro de quienes más nos necesitan? Dios nos invita de nuevo a ser luz en las periferias, a iluminar donde parece reinar la oscuridad, a llevar esperanza allí donde más falta hace. No se trata de esconder las imperfecciones, sino de avanzar con fe, aun cuando el camino sea difícil.

Como dice nuestro obispo: “Todo se resume en confiar”. Confiar en que Dios actúa incluso en nuestras fragilidades. Confiar en que cada palabra alentadora y cada esfuerzo por el bien común son una semilla de esperanza que el Espíritu hará florecer en el tiempo perfecto.

Hagamos de 2025 un año que marque la diferencia: no con promesas fugaces, sino con un corazón lleno de esperanza, fe y amor renovados. Dejémonos sorprender por Dios y por su plan para nosotros.