Mons. Brotóns pide promover una «cultura del cuidado» en el Jubileo del Enfermo

Mons. Brotóns pide promover una «cultura del cuidado» en el Jubileo del Enfermo

Este domingo, la Iglesia celebraba la Pascua del Enfermo y la SI Catedral de Plasencia acogía el Jubileo del Enfermo y las personas mayores, que contó con una alta asistencia de fieles y de numerosas personas enfermas que acudieron a recibir la bendición de nuestro Obispo, Monseñor Brotóns, a través de la unión y de la imposición de manos. También fueron muchos los que aprovecharon la retransmisión en directo por el Facebook diocesano para ganar la Indulgencia Plenaria ante la imposibilidad de desplazarse hasta la Seo placentina. También participaron en la Eucaristía numerosos profesionales del sector del cuidado de personas y también voluntarios que colaboran con la Pastoral de la Salud como voluntarios, con su delegado, Víctor Jiménez, al frente. También capellanes diocesanos que, con una labor callada pero constante y entregada, acompañan cada día a numerosos enfermos y mayores y les acompañan en la fe ya sea en centros hospitalarios, hogares o residencias.

Monseñor Brotóns abogó por «promover urgentemente en nuestra sociedad una cultura del cuidado, enraizada en la dignidad de toda persona humana, sin excepciones». Lo hizo tras parafrasear al Papa Francisco, que también sufrió la enfermedad y que señalaba que «esos momentos son una realidad en la que aprendemos a amar y en la que aprendemos a dejarnos amar. Aprendemos a cuidar, pero también aprendemos a dejarnos cuidar, que, a veces, es más complicado. Y lo hacemos sin rechazar, agradecidos a Dios y a los hermanos sabiendo que ni siquiera la muerte tiene la última palabra. La última palabra es del amor de Dios. ¡Qué importante y qué necesario es saber cuidar de la fragilidad», señalaba nuestro Obispo durante su homilía, una homilía que comenzaba recordando los propios Evangelios: «En las meditaciones del Evangelio de hoy, Jesús vuelve a hablar del amor, pero no como la semana pasada, sino desde una perspectiva diferente al domingo pasado. Entonces nos decía «amaos unos a otros», y lo hacía como señal distintiva del Cristiano («en eso conocerán que sois mis discípulos»). Ahora se refiere al amor como fundamento de nuestra relación con Dios basada, sencillamente, en el amor. Nos ama, le amamos».

«En demasiadas ocasiones se presenta la vida de la fe y la religión desde la perspectiva de la ley, de la norma, y no desde el amor. El amor de Dios, tenemos que ser conscientes, ni se compra ni se merece, porque el amor de verdad es gratuito, es incondicional. No depende de si somos útiles o no. No nos salvamos por cumplir normas o preceptos, porque es Jesús quien no salva con su muerte y resurrección. Por eso, el camino del discípulo es el del amor», añadió, dejando claro que «cuando uno ama se entrega del todo».

«Jesús nos introduce en esa relación y nos dice que somos habitados por Dios. Es sabernos amados. La alegría de sabernos amados por Dios. Es descubrir que en nuestras vidas nace un misterio mayor que nosotros mismos. Somos porque hemos sido amados. Existimos porque somos amados», prosiguió. Además, señaló que «las palabras de Jesús son un mensaje de esperanza cuando nos toca lidiar con la enfermedad, con la fragilidad, con los achaques, temores o limitaciones propios de la edad. Incluso en esos momentos que no tenemos ganas ni de rezar, tenemos que saber que Dios nunca nos deja solos. Cuando las fuerzas decaen, podemos seguir sintiendo su cercanía, su ternura, e incluso ser instrumentos suyos para la cercanía y la ternura a los demás».