28 Sep Miguel Ángel Palacios: «Ser sacerdote es un regalo de Dios sin merecerlo»
El miajadeño Miguel Ángel Palacios Pino es ya nuevo sacerdote de la diócesis de Plasencia. A sus 27 años ha sido ordenado como tal en la localidad de Guareña (donde ha desempeñado sus funciones como diácono) por la imposición de manos y oración consecratoria de monseñor Don Ciriaco Benavente Mateos el pasado 18 de septiembre. El domingo, a las 19 horas, ofició su primera misa como sacerdote en la parroquia de Santiago Apóstol de su Miajadas natal.
–¿Ser sacerdote es una meta alcanzada o el comienzo de una nueva etapa?
-Ser sacerdote es un don inmenso de Dios, es un regalo que, sin merecerlo, el Señor regala. Ser sacerdote es para lo que he nacido, para lo que el Señor me ha creado, es para lo que Él me ha llamado y para lo que ha puesto en mi vida a tantas personas que me han ayudado a lo largo de mi vida. Con mi Ordenación Sacerdotal comienza una nueva etapa en mi vida. Fui muy consciente de ello ya durante la celebración, cuando no pude contenerme de emoción ante la imposición de manos y la plegaria consecratoria, pero de manera especial fui muy consciente cuando al imponerme la casulla don Francisco Torres y don Jesús Fernández se acercó mi madre a decirme: “¡Hijo, ya eres sacerdote!”.
Comienza una nueva etapa de “conformar mi vida con el misterio de la cruz del Señor”, como me dijo don Ciriaco tras ungirme las manos y entregarme el cáliz y la patena. Una nueva etapa cargada de ilusiones y llena del Señor para servir a los hermanos.
–¿En qué cree que puede ayudar la labor pastoral de un sacerdote a nuestra sociedad actual?
–Nuestra sociedad actual está muy necesitada de Cristo. El sacerdote ayuda en la medida que representa a Cristo en medio del mundo, y para ello ha sido consagrado sacramentalmente. Esta necesidad de Cristo se refleja en la necesidad que hay de esperanza, de verdad, de amor, de justicia, de caridad, y especialmente de santidad. El sacerdote lleva a Cristo al mundo para que en él florezca la esperanza, para que en medio de tanto relativismo resplandezca la verdad de Dios, para que entre tantas injusticias Dios ponga su reino de justicia, y así con Cristo aparezca radiante la caridad cristiana y el Espíritu nos empuje a la santidad a la que todos estamos llamados.
Y todo esto sucede especialmente en el ámbito litúrgico, con el sacerdote renovando al Pueblo Santo a través de los Sacramentos y la oración diaria. También es importante la aportación sacerdotal en el ámbito cultural por la tradición de mecenas de la Iglesia.
–¿Cuáles van a ser los primeros pasos de su ministerio presbiteral?
-Pues de momento entre Miajadas y Guareña, con muchísima alegría, dándole muchas gracias a Dios por el ministerio recibido y aún a la espera de la decisión de si tendré un nuevo destino pastoral o de si continúo en la parroquia de Guareña. Son unos días muy emocionantes en el que aún resuenan con voz potente la Plegaria de Ordenación Sacerdotal, el canto de tantas voces y las aclamaciones a Cristo de tantas personas personas. Estoy muy agradecido a Dios y a tantas personas por tanto.
–¿Qué características debe tener un buen sacerdote del siglo XXI?
-El sacerdote es un hombre de su tiempo dispuesto a apacentar el rebaño del Señor, dejándose guiar por el Espíritu Santo, en comunión con su obispo. Es un hombre entregado al ministerio de la Palabra, al servicio de la cual se prepara diariamente para exponer el Evangelio y la fe de la Iglesia con dedicación y sabiduría. Pero ante todo, el sacerdote es aquel que busca cada día unirse más a Cristo y ofrecerse como Él al Padre para la salvación de todos los hombres, y para ello preside con piedad y fidelidad los Sacramentos, alabando a Dios y santificando al pueblo cristiano por el que ora diariamente. Dios nos mueve a ser cercanos, atentos, comprensivos, por eso pido muchas oraciones por cada uno de los sacerdotes que conocéis y a los que queréis.
–¿Qué ha significado el momento de su ordenación sacerdotal en Guareña y cómo ha sido la preparación para este momento?
-No lo puedo describir con palabras. Ha sido tanta gracia de Dios derramada que necesitaría muchas más páginas para poder expresar tanto. Debo agradecer especialmente a mis maestros de ceremonia, don Francisco Torres y don Jesús Fernández, que dotaron de orden y solemnidad a la ceremonia. Estoy muy agradecido también a tantas personas que me acompañaron en el templo, con su párroco y amigo, don Ismael, a rebosar del Espíritu de Dios. Y gracias al cariño de esas personas que le tiene en el pueblo a los sacerdotes y del que he sido testigo el curso pasado. Les llevaré de forma especial, en el corazón, en el recuerdo y en la oración cada vez que vista la casulla de Ordenación Sacerdotal, regalo de todo el pueblo.
–Hay falta de vocaciones, ahora usted es espejo en el que algún chico pueda mirarse, ¿qué mensaje haría llegar a esos chicos que están pensando en la posibilidad de ser sacerdotes?
-Dios sigue llamando. Dios continúa prolongando su historia de salvación en nuestras vidas. Es posible en la sociedad actual seguir a Cristo. Es posible, ya desde niño, decirle SI a Dios, a la llamada que Él hace.
Acércate a Cristo y pregúntale insistentemente, sin cansarte, qué quiere para ti. Yo lo hice con 12 años y sentí a través de tantas personas que Dios me estaba llamando a ser sacerdote. No tengas miedo, merece la pena seguir al Señor y entregarle toda tu vida, porque Dios no te va a quitar nada, Él te va a dar siempre lo mejor. La Iglesia necesita muchos y santos sacerdotes. Oremos todos para que el Señor bendiga a la Iglesia de Plasencia, a todas las parroquias y comunidades, con numerosas vocaciones. Orad por cada uno de los sacerdotes y pedid para que cada día nos configuremos más con Cristo, para que seamos santos, para que estemos siempre con alegría al servicio del reino de Dios.
Entrevista publicada en la revista diocesana Iglesia en Plasencia, número 571, 25 de septiembre de 2022.