24 Ene Liturgia de la revista diocesana Iglesia en Plasencia: ‘Ayuno’
Es una práctica de austeridad que consiste en la privación de alimento o bebida, por motivos religiosos. Los israelitas ayunaban, por ley, en algunas fiestas o también por distintas cusas más personales, como por una tragedia, como penitencia voluntaria, por los difuntos o como preparación a una misión. Con el tiempo las prácticas religiosas cayeron en mera formalidad, en un culto sólo exterior y vacío, criticado duramente por los profetas y por el mismo Jesús.
En la tradición cristiana va unido siempre a la oración y a la limosna. Desde el punto de vista litúrgico, hay que distinguir dos clases de ayuno: el penitencial y el cuasi-sacramental. El primero tiene la finalidad principal de ayudarnos en la conversión por los pecados cometidos. Es el que la iglesia practica en la Cuaresma y que en la actualidad ha quedado reducido al Miércoles de Ceniza y al Viernes Santo. Consiste en hacer sólo una comida fuerte al día y obliga a los fieles mayores de edad hasta los 59 años. La abstinencia de carne es una forma de ayuno mitigado y es obligatoria desde los 14 años los viernes de Cuaresma y se recomienda también los viernes del año que no coincidan con una solemnidad en memoria de la Pasión del Señor.
El segundo es el que se practica como preparación a la celebración de un sacramento o de una fiesta litúrgica importante. En este sentido es significativo el ayuno pascual del Viernes y Sábado Santo. No es un ayuno de tristeza o penitencia, sino el inicio de la Pascua, como paso de la cruz y la muerte a la vida. El ayuno eucarístico es desde antiguo una muestra del aprecio especial y de preparación a este sacramento que ayuda a poner de relieve la excelencia del sacramento eucarístico. Actualmente es de una hora tanto para comidas como para bebidas.
Miguel Ángel Ventanas Franco
Delegado de Liturgia y Animación a la Oración