La Diócesis placentina vive su día grande con el comienzo del Año Jubilar Mariano

La Diócesis placentina vive su día grande con el comienzo del Año Jubilar Mariano

Si hubiera que encontrar una única palabra para resumir lo acontecido el pasado sábado en el Santuario de la Virgen del Puerto con motivo del comienzo del Año Jubilar Mariano y la Apertura de la Puerta Santa, sería prácticamente imposible, o sí. Fueron muchas las sensaciones: emoción, alegría, euforia, agradecimiento… Pero lo cierto es que, coincidiendo con la celebración de la Anunciación de la Virgen, hay una palabra que estuvo presente en todo momento y que estará presente todo el año, el nombre de María. Su presencia alumbró la de cientos de fieles que acudieron hasta el Santuario para participar en una ceremonia única, especial, inigualable e histórica, que superó cualquier expectativa gracias al trabajo dirigido por la Comisión organizadora.

Precisamente, y como no podía ser menos, la figura de María centró la homilía de don Ernesto Brotóns en la Eucaristía, pues «lo primero fue la palabra, la firma decisión de Dios de Plantar su tienda en medio de nosotros y para ello se fijó en una joven sencilla de Nazaret. María escuchó la palabra del Ángel y dijo ‘hágase’. Hágase tu voluntad. Y a nosotros nos dice ‘haced lo que Él os diga y ese es el lema del Jubileo. ¿Y qué nos va a pedir, que nos hagamos servidores de Dios y de nuestros hermanos».

Durante su alocución, también quiso glosar la figura de la Virgen del Puerto, recordando la historia que permitía que este sábado estuviéramos, precisamente en ese punto y en ese Santuario. Don Ernesto quiso también recordar «la sacralidad y la dignidad de toda vida humana, sin excepción, comenzando por los no nacidos», al hacer referencia a que también este sábado se celebraba la Jornada de la Vida.

Por último, Monseñor Brotóns destacó la importancia del Jubileo: «Ha de ser una oportunidad de gracia para, en primer lugar, sentirnos familia y comunidad en torno a nuestra Madre; es también una oportunidad de gracia para abrazar y acoger el perdón de Dios; y es una llamada firme a solidarizarnos con los que peor lo pasan», añadió, haciendo referencia al proyecto de mejorar el Comedor Social de Cáritas.

Fue una Eucaristía con la emoción a flor de piel, en especial cuando, al final se entonó el himno de la Virgen del Puerto. Durante la misma, se había procedido al rezo de la Oración del Año Jubilar de Santa María del Puerto.

Pero antes, la ceremonia de apertura del Año Jubilar había empezado en La Cruz, donde nuestro Obispo, el Rector del Santuario, Fray José María Correcher, y los máximos representantes de la Diócesis, se unían a los participantes en la III Marcha por la Vida y a numerosos fieles para, en procesión, recorrer el tramo hasta el Santuario rezando las Letanías a los Santos.

En la puerta del Santuario, desbordada de fieles, se procedió al rito de apertura, en el que el Vicario General, don Jacinto Núñez Regodón, procedió a leer el Decreto de la Santa Sede, tras las palabras de Monseñor don Ernesto Brotóns. Inmediatamente, se ha abierto la Puerta y el Santuario se ha visto desbordado por la cantidad de fieles que llenaron todo el interior, incluido el coro. Muchos se tuvieron que quedar fuera.

Al término de la ceremonia, en la que estuvieron presentes autoridades eclesiásticas y civiles, cofrades de la Virgen del Puerto, y fieles en general, la tuna realizó un pequeño acompañamiento musical.