15 Mar José María Albalad: «La corresponsabilidad es un modo de vida, una manera de seguir a Jesucristo”
Director del Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia Episcopal Española, José María Albalad atendía a Iglesia en Plasencia tras su participación en la formación permanente del clero. La próxima semana repetirá para los sacerdotes de la zona norte. También ha sido nombrado recientemente delegado de Economía de la Archidiócesis de Madrid. A continuación reproducimos de forma literal la entrevista.
«La corresponsabilidad es un modo de vida, una manera de seguir a Jesucristo”
José María Albalad Aiguabella es el director del Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia de la Conferencia Episcopal Española (CEE). Máster en Dirección y Administración de Empresas (MBA), doctor en Comunicación, está casado y es padre de cuatro hijas.
– Sostenimiento y corresponsabilidad. ¿Son dos conceptos que van unidos? ¿Hay alguno más importante que el otro?
–La corresponsabilidad es un modo de vida, una manera de seguir a Jesucristo, por lo que son dos términos relacionados. Cuando se vive la corresponsabilidad, compartiendo el tiempo, las cualidades o los recursos que uno tiene, se está contribuyendo de manera decisiva al sostenimiento de la Iglesia. Los obispos de Estados Unidos, en una carta pastoral de referencia sobre este tema publicada en 1992, describen al cristiano corresponsable como “una persona que recibe los dones de Dios con gratitud, los aprecia y los cuida de manera responsable, los comparte en justicia y amor con los demás, y se los devuelve al Señor con creces”.
–¿Hasta qué punto es necesario en la actualidad y cómo va evolucionando teniendo en cuenta un futuro cercano?
–El Sínodo sobre la sinodalidad pone de manifiesto la importancia de este tema. Su propio lema, “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”, nos invita a plantearnos cómo participamos en la vida de la Iglesia, en comunión y al servicio de la misión. De hecho, en el informe de la primera sesión del Sínodo celebrada entre los días 4 y 29 de octubre de 2023 señala que “caminar juntos como bautizados, desde la diversidad de carismas, de vocaciones, de ministerios, es importante no sólo para nuestras comunidades, sino también para el mundo”.
–No siempre es fácil…
–En el contexto de España, donde ya menos del 50% de la población se declara católica, las comunidades cristianas pueden verse reducidas en términos cuantitativos, pero pueden crecer en compromiso. Para ello, existe la oportunidad de que los creyentes que participan en la vida de la Iglesia se replanteen cuál es el vínculo con su comunidad y cómo se materializa. Este discernimiento puede implicar avances sustanciales en corresponsabilidad y autofinanciación, pues permite a los fieles tomar conciencia de la responsabilidad de usar los dones recibidos y de lo que significa e implica la pertenencia eclesial. Con esta visión más amplia del sostenimiento de la Iglesia, que implica, pero trasciende lo económico, la Conferencia Episcopal promueve un trabajo transversal en el que participan vicarios generales y de pastoral, ecónomos/as, delegados/as de medios, colaboradores externos en materia económica, de comunicación, márquetin, etc.
–¿En qué momento están la sostenibilidad y corresponsabilidad en España?
–Más de la mitad de las diócesis españolas han puesto en marcha ya su propia Comisión Diocesana para el Sostenimiento de la Iglesia, cuya constitución ha favorecido el trabajo interdisciplinar y ha permitido iniciar una primera revisión de los elementos críticos de cada Iglesia particular para vertebrar un plan de trabajo específico. Plasencia es un ejemplo de cómo se ha tomado conciencia de este tema y cómo se van dando pasos para seguir avanzando. Otras diócesis se encuentran en proceso de creación de estos equipos, salvando en ocasiones resistencias internas e incluso dificultades para encontrar los perfiles adecuados en determinadas zonas de la España vaciada.
–¿El futuro de la Iglesia pasa por ello? ¿Es algo necesario?
–Si bien no hay que perder de perspectiva que quien sostiene a la Iglesia es en última instancia Jesucristo, cada cristiano es una misión y está llamado a sostener la Iglesia con su tiempo, sus cualidades, su oración y su apoyo económico. Se trata de un planteamiento que los obispos españoles compartieron ya en el año 1988, como
aparece recogido en la instrucción pastoral La ayuda económica a la Iglesia: “Sabemos por la fe que en última instancia quien sostiene a la Iglesia es Dios mismo, por
medio de Jesucristo que es quien la convoca, la preside y la vivifica y por la fuerza interior del Espíritu Santo que mueve los corazones de los hombres. Pero el mismo
Dios ha querido que esta acción sobrenatural pase ordinariamente por la mediación de nuestra respuesta libre. En esta colaboración humana hay que incluir también la económica”.–¿Cuál es el papel que juegan los sacerdotes y cuál los fieles?
–En la vida de la Iglesia resulta clave la participación de todo el pueblo de Dios. El liderazgo de los sacerdotes es esencial, al igual que el compromiso activo de los laicos y laicas, de los religiosos y religiosas… Somos como una gran orquesta cuya sinfonía precisa de la colaboración de todos. Los consejos parroquiales (pastoral, económico) son de gran ayuda y colaboración. Tenemos el reto compartido de incrementar el sentido de pertenencia con la comunidad, de aumentar ese vínculo. También existe la necesidad de ir creando planes específicos de sostenimiento, en aquellos casos en los que todavía no se hayan podido crear. Sabiendo que la economía y los recursos materiales no son nunca un fin en sí mismo, sino un medio al servicio de la misión de la Iglesia, podemos preguntarnos: ¿quiénes somos y
con qué contamos? ¿Qué queremos/necesitamos hacer? ¿Cómo lo vamos a hacer?–¿Están comprometidos los fieles con sus donativos?
–Cuanto mayor es el sentimiento de pertenencia, mayor es el compromiso. Cuando uno se siente parte de una familia, colabora con todo lo que puede y a menudo no faltan los recursos. El autosostenimiento suele ser un claro signo de la vitalidad existente en una comunidad. Desde el punto de vista económico, las suscripciones periódicas, por pequeñas que puedan parecer, ayudan a las diócesis y a las parroquias a elaborar presupuestos. Esto permite hacer previsiones de su labor a medio y
largo plazo. Desde el 1 de enero de 2024, los donativos que se realizan a la Iglesia (parroquias, Cáritas, etc.) tienen unas deducciones fiscales que con la nueva Ley de Mecenazgo son muy ventajosas. Si eres una persona física que hace la declaración de la renta, te deduces un 80% de los primeros 250 euros donados (donas 250, pero
recuperas 200). A partir de esa cantidad, deducirás un 40%. Pienso que es importante aprovechar estos incentivos y plantear campañas específicas de captación de suscripciones.