José Luis Hermoso: «En los campamentos los chicos descubren que el Evangelio es vida y les da vida»

José Luis Hermoso: «En los campamentos los chicos descubren que el Evangelio es vida y les da vida»

A continuación reproducimos la entrevista publicada en Iglesia en Plasencia a don José Luis Hermoso, párroco de Cristo Resucitado y autor de la colección Campamentos para niños. De momento ya han visto la luz Gnomia, guardianes del planeta y Un mundo por descubrir con sus correspondientes guías para los animadores y cuaderno de actividades para los niños, y en breve saldrán nuevos volúmenes.

Nacido en Plasencia, en 1948, don José Luis Hermoso ha ocupado numerosos cargos en la Diócesis, donde fue hasta no hace mucho Vicario de Pastoral durante más de una década y donde ha sido un pionero en la organización de campamentos desde hace medio siglo. Ahora, ha conseguido trasladar su experiencia a papel con la edición de dos obras (Gnomia, guardianes del planeta y Un mundo por descubrir) con sus correspondientes guías para los animadores y cuaderno de actividades para los niños. Es párroco de Cristo Resucitado y este verano retoma una actividad en la que seguirá siendo parte principal.

¿Cómo llega el mundo de los campamentos al mundo editorial?

–Por el ofrecimiento que hice a la editorial PPC de un proyecto de material pastoral de trabajo evangelizador con niños y jóvenes en el tiempo libre. Les presentamos un rico archivo del trabajo y la experiencia de muchos años en vida campamental de las parroquias placentinas de Cristo Resucitado y Santa María de la Esperanza, así como de asociaciones sociales colaboradoras como Algarabía y Miraggio. Les gustó y nos pusimos manos a la obra. Cada uno de los ejemplares desarrolla, a través de una actividad pensada como un gran juego, una temática y unos objetivos formativos determinados. Los dos primeros publicados responden a temas actuales y muy destacados en la doctrina del Papa Francisco: “Gnomia”, es un campamento con la trama ecológica, en línea con la encíclica “Laudato sí” y “Un mundo por descubrir” asume la hermosa enseñanza de “Fratelli Tutti”.

¿Qué se busca con los campamentos?

–Pretendemos que el niño no se desligue ni de sus grupos parroquiales ni de lo que en ellos va aprendiendo y viviendo a lo largo del curso normal, ya que la mayoría de participantes son niños o adolescentes que están en grupos parroquiales y el campamento les ofrece una tiempo excepcional para la vivencia gozosa de elementos de su formación cristiana, como son la comunión, la amistad, el servicio y la entrega y la oración personal y comunitaria. Una de las cosas que me gusta resaltar, por lo que me impresiona y me alegra, es el hecho frecuente de la participación en estas actividades de niños y adolescentes con problemas relación social, trastornos alimentarios, etc, que encuentran una acogida y una amistad por parte de monitores y compañeros, de tal manera que no tardan en integrarse y ser también protagonistas de una convivencia que podríamos llamar “sanante” para todos.

¿Y se consigue la continuidad tras los campamentos?

–Sí. Los niños y jóvenes que asisten a los campamentos suelen permanecer en los grupos, a veces durante años no sólo en la parroquia sino después en su etapa de Universidad, sobre todo a través del movimiento de la Juventud Estudiante católica. También de esas acampadas surgen vocaciones, más de las que podemos atender, al servicio de monitores y colaboradores.

Tiene que ser una experiencia gratificante, ¿verdad?

–Tengo más que comprobado que esos días de vacaciones de verano marca para bien todas sus vidas. Me emociona cuando chicos, que han pasado por el campamento hace años, me cuentan que guardan como un tesoro no sólo los pequeños objetos, camisetas, y cuadernos de firmas, sino una amistad y un cariño con los monitores y los compañeros. Si, es algo muy gratificante para los que tratamos de seguir a Cristo ver que desde la sencillez, el cariño, el servicio y el sacrificio el Reino se hace cercano y palpable.

En una sociedad marcada por la tecnología y los dispositivos electrónicos que ‘ensimisman’ a los jóvenes, ¿cómo se les puede atraer a estas actividades?

–Intentando mostrar, con los hechos, que merece hacer una experiencia de este tipo. Nuestro lema y estrategia vienen de antiguo. Como Jesús también nosotros decimos “Venid y veréis”. Los que lo prueban quedan totalmente impactados y enganchados a ese mundo de amistad, de diversión, del ejemplo de personas entregadas a cuidarlos, a hacerlos felices, a sacar de ellos lo mejor que sin duda tienen.

Por el formato y el contenido de las publicaciones, da la impresión que son adaptables a otro tipo de asociaciones o grupos.

–Sí, claro, la publicación está pensada y preparada también como material para la pastoral juvenil y actividades en los colegios.

¿Cómo se afronta el campamento en clave evangélica?

–Se trata de entrar en una espiritualidad de lo cotidiano. Que los jóvenes vean que el Evangelio está en la vida y abarca todo su ser y su actuar. La experiencia de Dios, de su amor que nos envuelve la descubrimos y disfrutamos en todos los momentos y lugares del campamento. La capilla, o “tienda del encuentro” como lo llamamos, así como los ratos de oración, no hacen más que reafirmar y ahondar esa espiritualidad. Eso es lo fundamental. La oración ilumina por la mañana y cierra por la tarde, pero lo importante es la llamada de Dios en todo lo que se hace entre medias.

¿Cómo ha sido el proceso de edición de los libros?

–La editorial PPC puso a mi disposición a varios técnicos en los diferentes campos de la publicación y hemos ido haciendo un largo trabajo de composición, correcciones y diseño. Todo frenado un poco por las incidencias de la pandemia y la subida del papel y demás. Espero que vayan apareciendo los otros números de la colección en breve tiempo. Porque no sólo yo, sino muchos miembros de nuestra familia campamental, estamos muy felices y agradecidos de poder aportar nuestra briznita de esperanza a que no sólo es necesario sino posible el evangelizar el mundo infantil y juvenil, y hacerlo desde esta actividad pastoral que debe ser más valorada y potenciada como una acción netamente evangelizadora.