29 Dic 29 de diciembre: Fiesta de la Sagrada Familia, ‘fuente de esperanza’
La Iglesia celebra el domingo 29 de diciembre la Jornada de la Sagrada Familia con el lema “Familia, fuente de esperanza”. La Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida es la encargada de elaborar los materiales para este día, que incluyen un folleto para orar en familia esta Navidad. A nivel diocesano, la Delegación de Pastoral Familiar y Defensa de la Vida, organizaba este sábado una vigilia para no solapar la inauguración del Jubileo Universal que se celebra este domingo. Fue con una Vigilia presidida por Monseñor Brotóns en la iglesia de San Pedro. En ella se buscó recorrer el camino que José y María hicieron de Nazaret a Belén, justo antes de convertirse en la Sagrada Familia.
Con la ayuda de don Miguel Ángel Ventanas, delegado de Liturgia y Animación a la Oración y canónigo de la SI Catedral, prefecto de música, nos adentramos en el significado y la historia de la Sagrada Familia.
La fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José se celebra el domingo después de Navidad. Es una fiesta que surgió a partir del siglo XIX en Canadá, y pasó luego a toda la Iglesia a partir de 1920. Al principio se celebraba el domingo después de la Epifanía. Es una fiesta que pretende señalar a la Sagrada Familia de Nazaret como «el verdadero modelo de vida» (Colecta) para que nuestras familias se inspiren en ella y puedan encontrar ayuda y consuelo.
Vivir el evangelio de la familia no es fácil hoy en día, más aún en estos tiempos. Se nos critica o ataca simplemente porque queremos defender la vida desde el vientre materno. Sin embargo, en el Evangelio encontramos el camino para vivir una vida hermosa a nivel personal y familiar, un camino ciertamente exigente, pero fascinante. Es un camino que podemos recorrer siguiendo el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret y gracias a su intercesión. En toda familia hay momentos felices y tristes, pacíficos y difíciles. Es la vida. Vivir el «evangelio de la familia» no nos exime de experimentar dificultades y tensiones, de encontrar momentos de feliz fortaleza y momentos de triste fragilidad. Las familias heridas y marcadas por la fragilidad, por los fracasos, por las dificultades, pueden resurgir acudiendo al Evangelio, pueden encontrar nuevas posibilidades para un nuevo comienzo.
*En nuestra diócesis celebra especialmente esta festividad la parroquia de Zurbarán que la tiene por titular. En Madroñera hay una ermita dedicada a la Sagrada Familia y una iglesia nueva en Don Benito. En Navalmoral de la Mata las religiosas de la Sagrada Familia de Burdeos celebran a los patronos de la congregación.
A continuación nos hacemos eco del mensaje de los Obispos de la subcomisión publicado en la web de la Conferencia Episcopal Española y en el que proponen el Jubileo como «una oportunidad de redescubrir el don de la esperanza en la vida familiar, ya que nos trae una sobreabundancia de gracia».
La familia, comunidad que une persona y sociedad
“En medio de una transformación profunda que puede afectar no solo a la sociedad, sino también al corazón de las personas”, los obispos señalan a la familia como «comunidad que une persona y sociedad” y“un lugar de encuentro y apertura, donde se vive la reciprocidad, el amor y la fecundidad”.
En la familia la persona, además de como individuo, se forma “como miembro de una comunidad que camina hacia Dios y hacia los demás”. Aprendemos, continúan los obispos en su mensaje, “que «no es bueno que el hombre esté solo» (Gen 2,18) y que nuestra identidad se construye en la relación con los otros”. Esta verdad, puntualizan, “se convierte en una fuente de esperanza en una sociedad herida por el aislamiento, la soledad y la ruptura de los lazos comunitarios” porque “la familia es la primera y fundamental estructura en la que se aprende el sentido de la solidaridad, la gratuidad y el cuidado del otro. Allí donde el amor es verdadero y se comparte, surge la esperanza”.
En este sentido, los obispos proponen la vivencia del año jubilar como una “invitación a fortalecer los lazos de amor en nuestras relaciones y a reconocer la dignidad de cada persona, especialmente en un momento en que las dinámicas sociales pueden llevar a la división y al desencuentro”. La familia cristiana “es llamada a ser testigo de esta misericordia divina, que no se cansa de perdonar y de renovar todas las cosas. En este tiempo de gracia, es fundamental que nos esforcemos por restaurar la confianza y el respeto mutuo, comenzando por el seno del hogar”.
¡No perdamos la esperanza!
Los obispos también tienen una palabra “especial” para las familias que pasan por momentos de prueba, quienes sufren la enfermedad, la pérdida de seres queridos, la pobreza o la incomprensión. A ellos, particularmente, los exhortan para que “¡No perdamos la esperanza! El Señor camina a nuestro lado y renueva su promesa de vida abundante”.
El mensaje concluye pidiendo a la Sagrada Familia de Nazaret que interceda por todas nuestras familias, “para que seamos fuente de esperanza y luz en un mundo que tanto lo necesita. Que el año jubilar que comenzamos sea un tiempo de gracia que nos permita redescubrir la belleza del amor familiar y la alegría de ser «peregrinos de esperanza» en el camino hacia el reino de Dios”.