Iglesia en Plasencia: ‘Viril’ (artículo publicado en la sección Editorial)

Iglesia en Plasencia: ‘Viril’ (artículo publicado en la sección Editorial)

A continuación les ofrecemos el Editorial que, bajo el título ‘Viril’ ha salido publicado en el último número, el 629, de la revista diocesana Iglesia en Plasencia.

Viril

Viril es un vidrio muy claro y transparente que se pone delante de algunas cosas para preservarlas o defenderlas, dejándolas patentes a la vista. De ahí que también se use para el utensilio con cerquillo de dorado que encierra la forma consagrada y se coloca en la custodia para la exposición del Santísimo. Estrictamente el viril sería la parte de la custodia con cristal que permite que la Eucaristía sea observada por el fiel en la adoración.

Invisible, su misión es la de ser portador de la Eucaristía. Su tarea es la de pasar desapercibido para que el Santísimo Sacramento pueda ser adorado. Aunque los ojos solo vean una forma de pan, la fe da a conocer que ahí está el cuerpo y la sangre de Jesucristo. La tarea de los ojos es mostrar cierta belleza que la custodia aporta para que sean los sentimientos de piedad los que acepten la presencia real del sacramento de la Eucaristía.

Realidad de fe contra mera apariencia. La función del viril que es simplemente ostentar al Pan Vivo que ha bajado de los cielos. Para ello los elementos de la tierra pierden su valor y ayuda a aportar visibilidad al invisible a los sentidos. Ser mera transparencia para que la fe dé certeza de la presencia sacramental. Ser invisible para dar visibilidad al percibido por la fe.

Imagen clara de lo que la Eucaristía representa. Un Dios que se hace presente en el sacramento para transportar de los elementos terrenos a las realidades celestes. Presencia y divinidad ocultos a la razón, pero evidentes al que con mirada de fe prolonga el misterio celebrado en la eucaristía. Dios Padre que cuida a sus hijos porque el Hijo de Dios se hace presente para continuar ofreciendo la caridad del Padre del cielo.

La Eucaristía es este misterio de fe donde la naturaleza pierde su dignidad para hacer presente la realidad divina. El fiel cristiano ha de aprender de este misterio a olvidarse de sí para transparentar el misterio del Hijo de Dios. Su humanidad ha de dar visibilidad a la realidad celestial. Ser hijos de Dios, transmitir los valores del Reino de los cielos, dejar traslucir la identidad divina como lo hace la custodia que transparenta la Eucaristía mediante el viril.