
15 May Iglesia en Plasencia: Sacerdotes por amor, Carta Pastoral Monseñor Brotóns (2)
Desde hace unos días, los sacerdotes de nuestra Diócesis tienen a su disposición la Carta Pastoral de nuestro Obispo Monseñor Brotóns, que lleva por título ‘Sacerdotes por Amor’, donde reflexiona sobre le ministerio del sacerdotes y su propia identidad. En el último número de Iglesia en Plasencia (627) , hacemos un primer análisis gracias a la colaboración de don Fernando Díez, párroco de Santa Elena de Plasencia. A continuación les ofrecemos la segunda parte del mismo, en la que detalla uno de los enfoques principales:
Sacerdotes “desde” Cristo
Dentro del cuerpo de la carta de don Ernesto surge como un aspecto central el gozo, la alegría de ser sacerdote hoy. Este gozo se articula en la carta en el gozo de ser “desde” Cristo, “para” Cristo y los hombres y mujeres de nuestro tiempo y “con“ el Obispo, sacerdotes y fieles laicos con los que colaboramos.
¿De dónde proviene el gozo en la vida del presbítero? En primer lugar, como afirma don Ernesto, del Señor, ya que “Él, sólo Él, es nuestro Bien”. Es desde el Señor que podemos vivir en agradecimiento por el don de la vocación, por así decirlo, releer nuestra historia personal como lugar de encuentro con el Resucitado, subrayando que es importante “no sólo tomar conciencia de nuestra identidad y asumirla e interiorizarla, sino emocionarnos y entusiasmarnos con ella”.
Partiendo de la fuente de donde mana todo, afirma el Obispo que somos sacerdotes “desde” Cristo. Como escuchábamos el domingo de la Divina Misericordia, el Señor nos dice también hoy: ”Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”. Es desde estas palabras de envío de Jesús, que pueden resonar en nuestro corazón sacerdotal y que están en el origen de nuestra llamada, como se configura nuestra vida: somos desde Cristo y para Él, “Él es el lote hermoso, nuestra heredad”. Como sacerdotes, nos sabemos parte de la Historia de Salvación de Dios con su pueblo, una historia que Dios lleva adelante en la vida de cada persona, pero también en la vida de cada presbítero en medio de la fragilidad, como le gusta decir a don Ernesto “con la mochila de la vida a cuestas”.
El gozo de ser sacerdote hoy es un aspecto fundamental de nuestro ser testigos del resucitado. La alegría no es un aspecto marginal, sino que configura nuestra identidad sacerdotal para transparentar en medio del mundo a aquel que nos llama a ser “servidores de vuestra alegría”.