Iglesia en Plasencia, número 628: Cancho (sección Editorial)

Iglesia en Plasencia, número 628: Cancho (sección Editorial)

A continuación les ofrecemos el artículo ‘Cancho’, correspondiente a la sección Editorial del número 628 de la revista diocesana Iglesia en Plasencia.

Cancho

Cancho es un peñasco grande que puede encontrarse en la naturaleza. En las afueras de los pueblos a algunos se les identifica con nombre: cancho gordo, de la escalera… intentando así domesticarlo. Antiguamente eran lugares de juego, supliendo la falta de parques e instrumentos para el entretenimiento infantil.

Ante la idea amena del juguete de infancia siempre está la certeza de su naturaleza. Sorprende cuando de adulto te acercas y descubres que ya no son ni tan grandes ni tan entretenidos. Su dureza y aspereza no han cambiado pues el ideal de su corteza como nube de algodón era ficticia.

No siempre la añoranza infantil se corresponde con la realidad. Muchas veces confundimos el recuerdo idílico con lo que de verdad ha sucedido. Y se cubre una capa dulzona en el recuerdo de una realidad que hubo que vivir más que disfrutar. Ante nuevos proyectos se puede tener la tentación de emprenderlos desde cierta idealización, intentando caramelizar el futuro desde la nostalgia.

Con la actualidad eclesial y la sucesión en el primado de Pedro se puede caer en esta tentación. Las primeras imágenes de alguien hasta hace poco desconocido, las iniciales informaciones de su vida destacando solo aquello que es agradable de conocer, la comparación con personas y realidades ya vividas, todo puede ayudar la cierta idealización e incluso intentar percibirlo entre nubes de algodón.

Hacer una predicción de lo que va a ser un pontificado desde las primeras imágenes y palabras es lanzar las campanas al vuelo sin una base firme humanamente hablando. Pero la base es espiritual. El primado de Pedro no es una conquista, es una elección divina. A pesar de las negaciones, Pedro fue ratificado en su ministerio pastoral de caridad al serle ordenado cuidar el rebaño después de aprobar el examen del amor.

Observar el inicio del pontificado bajo categorías racionales puede acarrear una acusación de cierta ensoñación. Pero desde las claves de la fe se ha de estar firme en la esperanza de un ministerio que ha de ser guiado por Espíritu Santo en beneficio del pueblo Santo de Dios. Se confía en la acción divina más que en la humana y así León XIV más que como roca de la Iglesia puede ser visto como su cancho.