13 Nov Iglesia en Plasencia: ‘Letanías de la humildad’ (sección Diálogos de la revista diocesana)
A continuación les ofrecemos el artículo ‘Letanías de la humildad’ publicado en el último número de la revista diocesana Iglesia en Plasencia en la sección Diálogos.
Letanías de la humildad
Rafael Merry del Val y Zulueta (1865-1930), nació en Londres en el seno de una ilustre familia de diplomáticos españoles. Fue Presidente de la Pontificia Academia Eclesiástica (la escuela de la diplomacia vaticana) con León XIII, Secretario de Estado durante el pontificado de san Pío X y Secretario de la Congregación del Santo Oficio (actual Dicasterio para la Doctrina de la Fe) con Benedicto XV y Pío XI. Probablemente, el español más importante en la curia vaticana en el siglo XX.
Pero, aparte de diplomático, fue un sacerdote cercano, padre y amigo de los niños y jóvenes del barrio donde ejercía su ministerio, a quienes catequizaba, confesaba y acompañaba con cariño. Una de sus obras más célebres son sus Letanías de la Humildad, que en 2019 el papa Francisco recomendó a los Nuncios como guía para su trabajo. Las rescatamos hoy aquí porque pueden venirnos bien, metidos ya de lleno en este curso pastoral, marcado aún por el Jubileo de la Esperanza, pero también al inicio de cualquier proyecto personal o pastoral al que nos enfrentemos en nuestra vida.
La esperanza (en Cristo) nos debe llevar a actuar con humildad (la de Cristo) para hacer creíble en el mundo el Evangelio (de Cristo). No son muy largas, pero es ésta una columna demasiado pequeña para ponerlas por escrito. En cualquier sitio on line se pueden encontrar. O pedir a alguien que nos las busque y lea. Y rezarlas. E introducirlas en nuestro modo de actuar, desde el Obispo a la sacristana de la parroquia más pequeña de nuestra diócesis, desde el santero de la ermita hasta el catequista más experimentado:
- Líbrame, Señor, Del deseo de ser alabado, de ser honrado, de ser aplaudido…
- Líbrame, Señor, Del temor a ser humillado, a ser reprendido, a ser olvidado…
- Concédeme, Señor, el deseo de Que otros sean más amados que yo, más estimados que yo, preferidos a mí en todo.
- Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda.
- Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón parecido al tuyo.