
01 May Iglesia en Plasencia: Francisco y una Iglesia en camino (D. Francisco E. Barrado)
A continuación reproducimos el artículo de don Francisco E. Barrado Broncano, Vicario General, que, con motivo del fallecimiento de Papa Francisco, sale publicado en el último número de Iglesia en Plasencia.
Francisco y una Iglesia en camino
«La sinodalidad designa ante todo el estilo peculiar que califica la vida y la misión de la Iglesia, expresando su naturaleza como el caminar juntos y el reunirse en asamblea del Pueblo de Dios convocado por el Señor Jesús en la fuerza del Espíritu Santo para anunciar el Evangelio”. Este texto caracteriza el papado de Francisco.
Su símbolo de “iglesia en salida” y el “peregrinos de esperanza” del lema que ha ofrecido para el Jubileo 2025, muestran la idea de ese caminar juntos. De la iglesia como el pueblo de Dios convocado por Señor Jesús desde la luz de la fe y la alegría del Evangelio. La primera Encíclica, sobre la importancia de la fe como una luz que orienta la vida y con capacidad de iluminar toda la existencia del hombre, indican el origen del caminar. Una fe que es fruto de la alegría del Evangelio que llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Como expresa en su primera Exhortación Apostólica Evangelii gaudium, donde trata temas como el anuncio del Evangelio en el mundo actual, el bien común y la paz mundial, el diálogo entre diferentes religiones.
Porque todos están invitados a caminar. Todos, todos, como repitió a los jóvenes en la última Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa. Y en ese caminar se deben cuidar las diversas dimensiones del ser. También el lugar por el que se camina. Desde ahí se entiende la Encíclica Laudato Si, con el subtítulo: «El cuidado de nuestra casa común» y donde la ecología integral articula las relaciones de la persona: con Dios, consigo misma, con los demás seres humanos y con la creación. No sólo el lugar, es sobre todo las personas. Algo que se concreta en la Exhortación Apostólica Amoris laetitia, en la que recuerda la importancia del amor en la familia y la necesidad de evangelizar desde ella. Y este caminar debe ser en fidelidad al Evangelio, por eso en Gaudete et exsultate profundizó en la llamada a la santidad en el mundo actual.
Ese caminar como pueblo de Dios convocado por el Señor Jesús en la fuerza del Espíritu Santo para anunciar el Evangelio se amplía en su tercera Encíclica, Fratelli tutti, sobre la fraternidad y la amistad social donde quiso mostrar que sólo a través del amor a los demás podemos superar los grandes desafíos de nuestro tiempo. Algo que se especifica en la Exhortación Apostólica C’est la confiance sobre la confianza en el amor misericordioso de Dios, reconociendo el tesoro espiritual del “caminito espiritual” de Santa Teresita de Lisieux. Y en su última Encíclica Dilexit nos con la invitación a confiar en el amor misericordioso de Jesús y a renovar la devoción al Sagrado Corazón, como fundamento de la vida cristiana.
El papa Francisco ha ofrecido una idea de Iglesia en la que todos tienen cabida y en la que todos pueden alcanzar la salvación de Jesucristo. Por eso, en su testamento espiritual ha indicado que “el sufrimiento que se hizo presente en la última parte de mi vida lo he ofrecido al Señor por la paz en el mundo y la fraternidad entre los pueblos”.
El peregrinar juntos en esperanza tiene un fundamento y una meta: el amor de Dios, nuestro Padre. Así lo señala el texto de su última catequesis para el 16 de abril sobre la parábola de la misericordia: “Esa puerta permanece abierta también para nosotros. De hecho, este es el motivo de la esperanza: podemos tener esperanza porque sabemos que el Padre nos espera, nos ve desde lejos y siempre deja la puerta abierta”.
Don Francisco E. Barrado Broncano
Vicario General