Gaspar Hernández Peludo: “Transitus es un camino de belleza y ésta nos permite transitar hacia Dios”

Gaspar Hernández Peludo: “Transitus es un camino de belleza y ésta nos permite transitar hacia Dios”

A continuación reproducimos la entrevista publicada en Iglesia en Plasencia a don Gaspar Hernández Peludo, coautor, junto a don Jacinto Núñez Regodón, del guión de la Exposición de las Edades del Hombre que estará en Plasencia de mayo a diciembre. Hernández Peludo fue ponente de una charla en el Seminario sobre el itinerario de Transitus dentro del programa Por lo visible al Invisible, organizado por el Obispado como complemento de la muestra.

Profesor de Sacramentología y Patrología en el área de Teología Dogmática de la Universidad Pontificia de Salamanca y Rector del Seminario Diocesano de Ávila, don Gaspar Hernández Peludo es responsable, junto a don Jacinto Núñez Regodón, Vicario General de Plasencia y Catedrático de la UPSA, del guión de Transitus, la exposición de Las Edades del Hombre que el pasado miércoles se inauguraba en la ciudad del Jerte y permanecerá abierta hasta diciembre para deleite de los placentinos y de todos los que nos visiten.

-¿Cómo llega a formar parte del equipo organizativo de Transitus y cómo ha sido la dinámica de trabajo conjunto con don Jacinto Núñez Regodón, el otro responsable del guión?

-Me hizo la propuesta D. José Luis Retana, hasta hace poco obispo placentino. Por otro lado, yo había elaborado ya el relato para una edición anterior de Las Edades que se celebró en Aguilar de Campoo, con lo que conocía la metodología y al magnífico personal que trabaja en el proyecto. Por la cercanía y confianza que tenemos he trabajado muy bien con D. Jacinto, contrastando los títulos y el itinerario del relato, ayudándome a conocer mejor la historia de la diócesis, iluminándome con sabias orientaciones.

-Si tuviera que poner un calificativo a la exposición Transitus, ¿cuál sería?

-“Fascinante”. Este es uno de los rasgos de lo sagrado en la experiencia religiosa. Fascinante es sinónimo de atrayente, embelesador, esplendoroso. Y es que la exposición es un camino de belleza y ésta – como decía R. Guardini en El Espíritu de la liturgia citando a los clásicos – es “el esplendor de la verdad, el rostro del bien” que nos permite transitar hacia Dios.

-La muestra recorre la historia del encuentro entre dos mundos con la parte destinada al Descubrimiento de América y los lazos que nos unen. ¿Ese encuentro es paralelo al encuentro entre el arte y la espiritualidad en la exposición?

-En efecto, puede decirse que entre ellos hay una cierta analogía. La evangelización es siempre un diálogo entre culturas: se transmite a través de una cultura determinada – como la española de aquella época – y, al encontrarse con la otra, transforma ambas con la fuerza renovadora del Evangelio. En este sentido la espiritualidad cristiana – por estar centrada en la fe en el Verbo que se ha hecho carne e imagen – nunca se dio en abstracto sino traducida y expresada en palabras y arte. Las solas ideas no salvan. Sin carne, sin palabras, sin arte no hay salvación cristiana.

-¿Cómo es el proceso de Evangelización en Transitus? Y, ¿cómo lo es tanto para el cristiano como para el amante del arte?

-El mismo título de la exposición invita a hacer al visitante desde el principio un camino: recorriendo por capítulos las diversas acepciones de la palabra ‘transitus’ se va desde lo espacial y temporal hasta la historia donde Dios ha transitado con los hombres formando un pueblo, la Iglesia, siempre creciendo hacia la perfección, que responde a la dimensión trascendente del hombre (al sueño de ir más allá) con la Buena Noticia del Evangelio. Para un cristiano este proceso puede ayudarle a confirmar y animar su fe y espíritu evangelizador. Para el amante del arte es una interpelación a transitar de lo visible a lo Invisible, de las “imágenes” a Aquel que “representan”, para dejarse sorprender por Dios.

-¿Cual diría que es el ‘leitmotiv’ sobre el que giraron para hacer el guión? ¿Fue fácil encontrarlo? ¿Qué se buscó a la hora de hacer el guión?

-Una vez que se encontró el título tan sugerente de ‘Transitus’ todo resultó más sencillo. Pretendimos entonces armonizar, por un lado, la rica polisemia de esta palabra con las etapas principales de la historia de la ciudad y diócesis de Plasencia hasta su época de esplendor que coincide además con el descubrimiento y la evangelización de América. Otra idea inspiradora ha sido la ‘T’ de transitus que evoca la cruz y la confluencia entre espacio y tiempo, ciudad y diócesis, Dios y hombre, Iglesia y plenitud, sueños y mundos distintos, descubrimiento y evangelización.

-Siete capítulos y un epílogo. ¿Cuál fue la parte más difícil de elaborar? ¿A cuál guarda más cariño?

-Cada parte ha tenido su complejidad. Quizá el capítulo 5 (“in plenitudinem Ecclesiae”) ha sido el más delicado por su extensión, el gran número y calidad de las piezas expuestas y los temas a tratar. Guardo un especial cariño al capítulo 4 que, además, es el centro físico y temático del itinerario, hacia donde conduce todo y de donde procede todo: el tránsito de Dios por la historia de los hombres haciendo de ella historia de salvación para cada uno. Ahora bien, conocer de primera mano en textos e imágenes la rica historia de la ciudad y diócesis de Plasencia ha sido para mí un regalo impagable.

-Como experto en patrología, ¿le habría gustado haber ahondado en épocas anteriores a 1186, año en que se data el origen de la ciudad y del guión?

-El objeto directo de la exposición lo impedía. No obstante, en el primer capítulo al hablar de la etapa hispanovisigótica algo se dice y – a lo largo del relato – los textos de algunos Padres van iluminando la explicación de muchas de las piezas expuestas. “De lo que abunda en el corazón habla la boca”. Más aún, en el capítulo 5 hay una preciosa obra de G. Fernández con los bustos-relicario de los grandes Padres. No podían faltar en la exposición quienes ocupan un lugar único en la Iglesia por la síntesis tan singular que hicieron entre teología, santidad, pastoral y belleza.

– ¿Al explicar el guión de Transitus, ofrece también algún consejo en su conferencia de con qué idea tenemos que ir a ver la exposición?

-Creo que a esta exposición se ha de entrar con los ojos bien abiertos para el asombro, con el corazón sensible para dejarse conmover y con los pies dispuestos no sólo a transitar por ella sino a salir después por los caminos del mundo irradiando un poco de la belleza, la alegría y la esperanza que la fe cristiana ha generado en esta tierra.