Entrevista: “Hay que saber interpretar los signos de los tiempos”

Entrevista: “Hay que saber interpretar los signos de los tiempos”

“Hay que saber interpretar los signos de los tiempos”

 

José Alberto Garijo Serrano, Profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca

Doctor en Teología Bíblica en la Universidad Gregoriana, licenciado en Sagrada Escritura y en Filología Hispánica, Profesor de Antiguo Testamento en la UPSA y párroco en Villagordo del Júcar, en Albacete, ha reflexionado en la Formación Permanente del Clero sobre “Ahora es el momento favorable (2 Corintios 2,6). El Jubileo y el ritmo del tiempo en la Biblia”.

– Se dice siempre que la comprensión bíblica del tiempo es distinta de la visión griega. ¿Cuáles son las diferencias fundamentales entre una y otra comprensión?

-Se suele decir que los griegos tenían una visión cíclica del tiempo (todo empieza para volver a su origen y, de ahí, volver a empezar de cero) mientras que la visión bíblica del tiempo es lineal-histórica (todo comienza en la creación y camina hacia el final de los tiempos, sin retorno al inicio). Sin embargo, habría mucho que matizar. Es verdad que en la Biblia hay una visión muy
marcada de la historia, de la memoria del pasado y de la apertura al futuro. Pero también el mundo griego tuvo preocupación por recordar y narrar el pasado (la palabra “historia” es de origen griego), y en el mundo bíblico es también importante la percepción cíclica de los ritmos de las estaciones, o de las fiestas del año. Qohélet dirá: “Lo que fue, eso será; lo que se hizo, ese se hará. Nada nuevo hay bajo el sol” (Qo 1,9). No son dos visiones incompatibles, sino que las dos corresponden a la experiencia humana y universal sobre el tiempo.

-¿Cuáles son los elementos propios del año jubilar en la tradición bíblica?

-La Biblia trata el año jubilar sobre todo en Levítico 25. Dios manda a Israel que cada cincuenta años proclamen la “libertad” para todos los habitantes. La tierra quedará en descanso, sin trabajarse. Si alguien tuvo que vender su propiedad para sobrevivir y no tuvo medios para volver a comprarla, en el año jubilar la podrá recuperar. Y también quien tuvo que poner se al servicio de otra persona por necesidad económica recobrará la libertad en el año jubilar. Algunos de estos elementos aparecen aludidos en otros textos bíblicos (Ex 23; Dt 15; Jr 34, Ez 46). Y casi al
final del libro de Isaías se anuncia “el año de la liberación del Señor” (Is 61,1), un texto que lee Jesús en la sinagoga de Nazaret, selo a él mismo (Lc 4,16-21). Esta liberación vuelve a resonar en el
último envío de Jesús a los discípulos, cuando anuncia que “en su nombre se anunciará la conversión para la liberación de los pecados a todos los pueblos” (Lc 24,47).

-Un año jubilar en un “momento especial”. Eso técnicamente lo llaman “kairós”. ¿Cómo podría definirse lo que es un “kairós”?

-“Kairós” es el término griego con el que se puede designar el “momento propicio” en el que los higos ya están maduros (Mc 11,13) o de recoger la cosecha porque ya está granada (Mt 21,34). Jesús presenta la proximidad de la venida del reino así: “Se ha cumplido el plazo (kairós), el reino de Dios está cerca” (Mc 1,15). Y el apóstol Pablo dice: “Ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación” (2 Cor 6,2). Sin embargo, esa salvación no aparece de forma totalmente evidente. Hace falta tener cierto olfato para descubrir que la fruta está madura, que este es el tiempo propicio. Lo que Jesús llamaba saber interpretar “este momento” (Lc 12,56), los “signos de los tiempos”.

-¿Cuáles cree que son, para el momento presente, los aspectos más urgentes y necesarios de la tradición jubilar?

-El papa Francisco ha acuñado el dicho de que “el tiempo es superior al espacio”, y aclara: “Uno de los pecados que a veces se advierten en la actividad sociopolítica consiste en privilegiar los espacios de poder en lugar de los tiempos de los procesos” (Evangelii Gaudium 222)”. Nos preocupamos excesivamente de ver cómo ocupamos espacios de poder en la sociedad civil, en los
círculos políticos o mediáticos, o incluso de cómo se posicionan los de nuestro grupo o nuestra tendencia ideológica en el tablero de ajedrez de la Iglesia… No, nuestros esfuerzos deberían ir por otra línea: en dar prioridad al tiempo, en iniciar procesos de transformación en el mundo y en la Iglesia, en preocuparnos de buscar los “signos de los tiempos”, las señales de que algo nuevo está brotando. Quizá no veamos los resultados, pero habremos puesto los cimientos. Dios y el tiempo harán el resto.

-Aparte de los elementos formales del año jubilar, su contenido fundamental es el “perdón de Dios” a su pueblo. ¿En qué consiste ese perdón?

-El “perdón-liberación” de los pecados es parte fundamental del anuncio y de la misión de Jesús, sobre todo en el evangelio de Lucas (Lc 3,3; 4,18; 24,47). Es el “año de gracia del Señor” que anuncia Jesús en la sinagoga de Nazaret (Lc 4,19), un tiempo extra de prórroga, o una ampliación del plazo, como pide el labrador al amo que quiere cortar la higuera que no da fruto
(Lc 13,1-9). Quizás el año jubilar pueda ser una ocasión propicia para vivir la experiencia del perdón en la práctica penitencial sacramental, pero también en la oración personal y comunitaria, y
en la vida de la Iglesia que acoge a todos y muestra así el rostro compasivo de Dios.

Publicado en la revista diocesana Iglesia en Plasencia, número 616 de 1 de diciembre de 2024.