18 Dic Editorial de la revista diocesana Iglesia en Plasencia: Ascua
Ascua es un pedazo de cualquier materia sólida y combustible que por la acción del fuego se pone incandescente y sin llama. Es una brasa que da calor y que puede ayudar a asar unas sardinas. Y también aun resto de fuego que está a punto de apagarse. Por eso estar en ascuas es estar inquieto e intranquilo porque no se sabe bien un resultado de una acción. En paralelo a la tarea de conseguir que de un rescoldo encienda de un nuevo un buen fuego.
Sólo el que ha tenido que volver a encender lumbre de una brasa casi apagada, sabe el esmero necesario. El conocimiento de los materiales y su paulatina disposición para que del ascua poco a poco surja el calor suficiente que haga arder al elemento más combustible y prenda una pequeña llama que se vaya contagiando en el resto de la leña hasta convertirse en una gran lumbre.
Con la imagen del ascua se puede iluminar la última parte del Adviento y el tiempo de Navidad. Donde la certeza de la presencia de Dios en la historia y en nuestra vida ha de ser cuidada para llegar a arder en su Amor. Y no solo por una imagen bucólica de que cuando María y José llegaron al establo dónde nacería el hijo de Dios podría haber un rescoldo con el que José consiguió hacer la suficiente lumbre como para calentar al recién nacido.
Una imagen del Adviento como la terea de sacar fuego de unas brasas puede ayudar a comprender celebración cristiana de la Navidad. Desde la certeza de la venida del Salvador, hay que saber emplear adecuadamente los elementos que ayuden a caldear el alma, a conseguir las disposiciones espirituales precisas para alcanzar un verdadero encuentro con el Dios-con-nosotros que nació en Belén.
Arrimarse a la presencia de Dios hecho hombre. Porque en una genuina celebración de la Navidad hay que anteponer los elementos espirituales a los materiales, distinguir las celebraciones culturales de las específicamente religiosas. Conseguir caldearse adecuadamente para que la llama de amor de Dios incendie la humanidad. No hay duda de su llegada, es suficiente que el fuego de la fe se encienda desde la presencia de Dios que espera como un ascua.
Feliz Navidad