24 Ene Don Ernesto Brotóns felicita a los periodistas con motivo de la Festividad de San Francisco de Sales
Con motivo de la Festividad de San Francisco de Sales, patrón de los periodistas, nuestro Obispo, Monseñor don Ernesto Brotóns, mantenía una reunión con los periodistas que, habitualmente, cubren la información de la Diócesis para agradecerles en nombre de la Diócesis por la labor que realizan y en nombre propio por la acogida desde que el 15 de octubre recibiera la Ordenación Episcopal. Tras glosar la figura del santo, justo cuando se cumple el primer centenario desde que Pío XI designara el patronazgo de los periodistas y escritores, destacando en su encíclica que «instaba al rigor, a la verdad y a la caridad», quiso aludir a la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, recordando las palabras de Papa Francisco el año pasado, en las que invitaba a los periodistas a «desgastar la suela de los zapatos», a «ir y ver, a descubrir la realidad y contarla». A la vez recordó la inauguración de la Sala de Prensa del Obispado con la leyenda que aludía que «también el periodismo, como relato de la realidad, requiere la capacidad de ir más allá, donde nadie va. Gracias a la valentía y compromiso de tantos profesionales, hoy conocemos las difíciles condiciones de las minorías perseguidas, los abusos e injusticias contra los pobres y la creación, las muchas guerras olvidadas… Sin ellos, la humanidad sería más pobre», añadía, recordando también que Papa Francisco nos invitaba «a la escucha. A escucharnos a nosotros mismos, unos a otros, a escuchar la realidad, a Dios,… con los oídos del corazón. La escucha es la condición de una buena comunicación».
Proyectos de futuro
Tras recordar que ya ha superado los «cien días» desde su ordenación, felicitaba a los periodistas por haber sido testigos de dos acontecimientos tan importantes como la exposición Transitus, de Las Edades del Hombre, y el cambio de Obispo («no porque me haya tocado a mí, sino por la importancia para una Diócesis», bromeó). «Lo que sí me gustaría y espero es que la Diócesis de Plasencia sea motivo e instrumento de buenas noticias. Es lo que quiero intentar.
Recordó que en breve (el 4 de febrero) se reabrirá al culto la Catedral, que también recuperará las visitas turísticas, y que ya están en marcha organismos importantes en la vida de la Diócesis como el Consejo Presbiteral y el Diocesano de Pastoral, así como el Año Jubilar si la Santa Sede lo concede, aunque «la efeméride (el 300 aniversario del Santuario de la Virgen del Puerto) se celebrará igual, con la mirada puesta en nuestros patronos, Santa Florentina y San Fulgencio, y la Virgen del Puerto y también de La Salud».
También adelantó que «queremos aprovechar el impulso de Las Edades y nuestra delegación de Patrimonio está trabajando con otras diócesis en un proyecto, sólo es un proyecto, incidió, de promoción con el hilo temático del Medievo. Centrarnos en la evolución histórica partiendo del Palacio Episcopal y en cómo influye en el desarrollo urbanístico, centrándonos también en otros aspectos tan importantes como la interculturalidad o el papel de las mujeres en la Plasencia medieval, pero ya les digo que se están dando los primeros pasos».
También habló del «dinamismo pastoral y social de la Diócesis», que enfoca su mirada en los más vulnerables. Señaló que, tras la petición de un transeúnte, había contactado con Cáritas de Plasencia para valorar la posibilidad de poner unas duchas en las que éstos pudieran asearse. «Son cosas sencillitas, pero que pueden ser significativas», comentó.
En un ambiente distendido, salieron otros temas como el de la pobreza y sus variados orígenes, o la salud mental, en los que el prelado también mostró un enorme interés en encontrar la forma de ayudar entre todos.
San Francisco de Sales
San Francisco nació en el castillo de Sales, en Saboya, el 21 de agosto de 1567 y bautizado con el nombre de Francisco Buenaventura. Su madre le transmitió una refinada educación y un enorme afán por el trabajo, además de la religión, eje sobre el que giraba la vida de doña Francisca y que supo trasladar a su hijo, que mostró su devoción desde bien pequeño y siempre tuvo un enorme afán para ayudar a los pobres y necesitados. Su madre le enseñaba el catecismo y él se lo trasladaba a otros niños desarrollando su posterior vocación. Además, a temprana edad también se hizo los compromisos de rezar cada mañana y noche; visitar a Jesús Sacramentado cada vez que pasara frente a una Iglesia; ayudar a los más pobres y necesitados y leer libros buenos, especialmente Vidas de Santos.
Buen estudiante y muy metódico, pronto se interesó por el estudio de la teología (en Padua también se doctoró en Leyes) y acabó por hacer voto de castidad perpetua, algo que no fue bien aceptado por su padre. De hecho, fue nombrado deán del capítulo de Ginebra sin que nadie lo supiera, aunque al final cedió a los deseo del Santo, que se ordenó en 1593.
San Francisco hacía todos los intentos para tocar los corazones y las mentes en la misión encomendada. Con ese objeto, empezó a escribir una serie de panfletos en los que exponía la doctrina de la Iglesia y refutaba la de los calvinistas. Precisamente, esos panfletos calaron en el pueblo de tal manera que las conversiones aumentaron y pudo restablecer la fe Católica en su provincia.
Tras ser coadjutor de Ginebra, bajo el obispado de Monseñor de Granier, fue nombrado su sucesor a la muerte de éste. A través de misivas guió a numerosos fieles. La reunión de las mismas dio lugar a libros. San Francisco de Sales fallecía en 1622 a los 56 años, el día 28 de diciembre y tras 21 años como obispo. Tras su muerte y traslado de su cadáver a Annecy, empezaron a ocurrir milagros, lo que llevó a la Santa Sede a abrir su causa de beatificación, que se produjo en 1661. Fue canonizado en 1665, también por el Papa Alejandro VII. En 1878 fue nombrado Doctor de la Iglesia y hace cien años, patrón de los periodistas y escritores.