16 Ene Don Ciriaco Benavente alaba la figura de San Fulgencio con motivo de su festividad
La Catedral de Plasencia acogía este domingo, con la presidencia de don Ciriaco Benavente, Obispo Administrador Apostólico de la Diócesis, la Solemnidad del patrón, San Fulgencio.
Debido a la situación de pandemia, la celebración se centró en el acto litúrgico: la propia celebración religiosa oficiada por Monseñor Benavente y una procesión con la imagen del patrón por el templo, procesión en la que la imagen de San Fulgencio fue llevada a hombros por el claustro catedralicio por los chicos del Grupo Joven de la Parroquia de El Salvador.
Don Ciriaco aprovechó para saludar a los feligreses en su primer acto religioso como Administrador Apostólico. En su homilía quiso recordar su nombramiento como Obispo de Coria Cáceres hace justo tres décadas.
“Siento hoy una singular emoción recordando la celebración de San Fulgencio en Plasencia el 16 de enero de 1992. Al día siguiente sería público mi nombramiento como Obispo de Coria Cáceres, pero ya se había filtrado la noticia, y mientras hacíamos la procesión, sufriendo y ruborizado por la avalancha de flases que me asaltaban, iba pidiendo al Santo que me ayudara, aunque fuera de lejos, a parecerme a él. Ya veis cómo mi vida episcopal está de alguna manera vinculada con el Santo. Treinta años después he sido de nuevo llamado por el Papa Francisco para ejercer el ministerio episcopal como Administrador Apostólico en esta querida ciudad y Diócesis de Plasencia. Hoy, con treinta años más y muchas limitaciones, me presento ante vosotros y os ofrezco mi total disponibilidad. Cuento con vuestra generosidad y comprensión para mis limitaciones y, sobre todo, cuento con vuestra oración”, señaló, a la vez que apuntaba con humildad que “ya veis que el Apóstol San Pablo se consideraba pobre y pequeño, pero tenía la certeza de que el Señor pueda hacer a veces cosas grandes con lo poco que somos”, añadió.
También destacó la importancia de la Santidad y, parafraseando al Papa Francisco, “los Santos del calendario, pero también los de la puerta de al lado”. También recordó a Benedicto XVI, que habló de los Santos “como verdaderos portadores de la historia. Aquellos hombres que dejan pasar la luz”, y también los definió como “hombres y mujeres que ponen música a la partitura del Evangelio”.
Precisamente, San Fulgencio fue uno de los Santos “que dejaron pasar la luz en un momento de oscuridad para la Cristiandad, donde el arrianismo se había extendido como una mancha de aceite”. Don Ciriaco recordó que “estos santos no sólo se mantuvieron fieles y firmes a la fe apostólica, sino que, remando contra corriente, contribuyeron a forjar junto a la espléndida pléyade de padres y santos de la época visigótica nuestro ser cristiano y nuestra identidad hispana. A su buen hacer se debe en gran parte la gestación y alumbramiento de España como nación libre”, añadió.
También alabó la figura de San Fulgencio a través de la obra de su hermano, San Isidoro de Sevilla Sobre los oficios eclesiásticos, en la que define la imagen ideal de un Obispo basándose, precisamente, en San Fulgencio. Alguna de las cualidades que enumera la obra son las de ser Santo, tener lenguaje simple, abierto, lleno de honradez, hablar sabiendo de antemano a quién se dirige, cuándo y cómo debe hacerlo, ser versado, dedicar tiempo a la oración, al ayuno, estar en paz con sus hermanos, no excomulgar a nadie sin pruebas o poner por encima de todo la caridad, sin la cual toda virtud es nada. “Es necesario también que ponga especial atención en los pobres.
Todos los fieles querrían oír aquellas palabras de “fui forastero al que hospedasteis. Más el obispo cuya casa debe ser posada y asilo para todos. Tenemos ahí un ejemplo admirable”.
Don Ciriaco trasladó también un mensaje de cariño de Don José Luis Retana, anterior Obispo de Plasencia y un “saludo afectuoso” a Berzocana, donde tienen el honor de custodiar las reliquias de San Fulgencio y Santa Florentina.
Precisamente en la Real Villa de Berzocana se celebró también su festividad de forma especial.
Al acto, donde concelebraron varios sacerdotes de la Diócesis, asistieron las autoridades locales, con el alcalde de Plasencia a la cabeza. Como parte de la tradición, el alcalde fue incensado cumpliendo con la tradición secular existente.