Diálogos de Iglesia en Plasencia: ¿Quién nos moverá la piedra?

Diálogos de Iglesia en Plasencia: ¿Quién nos moverá la piedra?

Hace unos días arrancábamos la Cuaresma de este 2025. Tiempo fuerte, tiempo propicio que nos propone la Iglesia para la revisión de nuestra vida y de nuestra relación con Dios y con las personas. Tiempo que tradicionalmente, y ya casi por inercia, dedicamos a la penitencia, al ayuno y a la oración. Tiempo de celebraciones sobrias, de color morado, de cantos lánguidos y de cierto gusto tristón. Tiempo en el que nuestros templos, curiosamente, rebosan de actividad. Tiempo en el que pudiera parecer que cada vez nos encontramos más cómodos los católicos. Y es que, visto desde fuera, parece a todas luces que seguimos a un crucificado.

En nuestro día a día parecemos muchas veces aquellas mujeres que la mañana del domingo de Pascua, antes de ir al sepulcro con los aromas, se preguntaban: ¿quién nos moverá la piedra? Todo lo que las mujeres se cuestionaban en aquella mañana era cómo moverían la piedra. Cómo resolverían el obstáculo principal que les impedía realizar su trabajo. Poco importaba el resto. Ellas solo pensaban en la piedra, aquella piedra pesada que no podrían mover.

Cuál sería su sorpresa cuando al llegar al sepulcro encontraron la piedra corrida. Todos sus problemas se habían desvanecido. Y, de regalo, inesperadamente, conocieron la Resurrección del Señor. ¿Y si no hubiesen ido? ¿Y si el peso de aquella piedra les hubiese hecho desistir de su empeño y se hubiesen quedado en casa, tristes, sin acudir al sepulcro? ¿Acaso aquel pensamiento sobre la piedra inamovible les pudo privar en algún momento de la experiencia del Resucitado?

Puede que vivamos en este momento como si la piedra estuviese colocada, con la sensación de que no la podremos mover, como si el sepulcro estuviese aún cerrado, como si siguiéramos a un crucificado, como si no quedase nada que pudiéramos hacer. Pero lo cierto es que estamos llamados a la Esperanza, a la esperanza que no defrauda, la de la piedra movida. La Esperanza que nos regala el Crucificado que resucitó. No somos polvo, no somos muerte. Somos vida de Dios encarnada en la tierra del mundo.

Sección Diálogos de la revista diocesana Iglesia en Plasencia, número 623 de 16 de marzo de 2025.