
01 Jul Celebración diocesana de la LVII Jornada de Responsabilidad del Tráfico el domingo
Bajo el lema ‘El señor te bendiga y te proteja (Num 6,24) y colme tu esperanza’, se celebra este domingo, 6 de julio, la LVII Jornada de responsabilidad de Tráfico, apenas unos días antes de la Festividad de San Cristóbal (10 de julio), patrono de conductores y transportistas.
En nuestra Diócesis, como es habitual, los actos diocesanos se celebrarán en Don Benito:
- 9.30 horas: Concentración y desayuno a cargo de la Hermandad de la Virgen de las Cruces en los aparcamientos del Antiguo Hospicio (junto a la iglesia de Santiago).
- 11.30 horas: procesión en camión de la imagen de San Cristóbal hasta la Ermita de la Virgen de las Cruces.
- 12.30 horas: Eucaristía desde el camión, con ofrendas de los profesionales del sector (pan y vino, triángulo luminoso, llave inglesa, chaleco, casco,…). Al término se rezará la oración de San Cristóbal y se bendecirán los vehículos.
- 13.30 horas: Tentempié en el salón de la Ermita.
- 14.30 horas: Comida fraterna.
*También se entregará el ‘Volante de oro’ a algún profesional que haya destacado por su buena labor.
Mensaje de los obispos
Con motivo de esta Jornada, los obispos de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad humana y el departamento de Pastoral de la Carretera han dirigido un mensaje a todas las personas relacionadas con la seguridad vial y la movilidad humana, como conductores, ciclistas, la DGT, bomberos, guardia civil, o trabajadores de gasolineras, sin olvidarse de los «usuarios de patinetes, que cada vez son más los que se desplazan en ellos». También muestran su agradecimiento a todos los transportistas de personas y mercancías que prestan «un preciosísimo servicio» a la sociedad.
En su mensaje, los obispos desglosan el lema de la Jornada para explicar su significado. La primera parte —«El Señor te bendiga y te proteja»— es «una fórmula de bendición preciosa que encierra en sí un compromiso de bendecirnos por parte de Dios». En el marco del Jubileo, la segunda parte del lema —y colme tu esperanza— hace referencia a la virtud teologal que debe ser un pilar al que agarrarse en la carretera, poniendo los medios para un tráfico responsable: «No se puede dejar nada al azar y menos cuando están en juego vidas humanas, comenzando por la del mismo conductor».
Los obispos animan a bendecir los vehículos, «una sana y buena costumbre que se
debe potenciar y popularizar», y a ponerse en las manos de Dios cuando se inicia el viaje, ya que esto «no es magia ni superstición, sino confianza plena en Dios». Y puntualizan, «es el Señor quien se compromete a bendecir a quienes piden su bendición con la fórmula que él mismo propone». En el mensaje también se invita a participar en las actividades que organicen las diócesis y parroquias en torno a esta festividad de san Cristóbal.
Paciencia, prudencia y respeto
En otra parte del mensaje, los obispos aconsejan paciencia, porque cuando se conduce, «querer ganar tiempo al tiempo saltándose las normas de tráfico y corriendo más de lo permitido es meterse por un callejón sin salida del cual no saldré ileso». Por eso, «hay que ser pacientes y mantener la calma cuando los elementos o circunstancias nos son adversos». Tampoco «es buena cosa» señalan, «conducir un vehículo ofuscado por las tribulaciones y problemas, pues seguramente nos van a distraer y apartar de la atención debida a la carretera».
También recomiendan máxima prudencia y respeto: «Los miles de siniestros o accidentes de tráfico que anualmente se producen en España, muchos de ellos con muertos, son suficiente motivo para que se circule con la máxima prudencia y respeto, más allá de las posibles multas». En este sentido, recuerdan que «cuando por una imprudencia y mal uso del vehículo he atropellado y matado a alguna persona, incluso miembros de la propia familia o buenos amigos» no hay dinero que pueda pagar «la pesada carga de arrastrar de por vida un peso así».
Cuando el accidente se ha producido y las graves consecuencias son palpables «los lamentos sirven de poco». Ahora «es el tiempo de tomar conciencia de lo que debo o no debo hacer para ser buen conductor, prudente y responsable, y evitar de ese modo cualquier percance».
Como conclusión, se insiste en la petición de ser «prudentes y respetuosos con las normas de tráfico», además de no dejar de rezar: «pedid la bendición del Señor y poned en sus manos vuestro camino». También a santa María de la Prudencia y san Cristóbal, «pidiendo por su intercesión la bendición del Señor según su promesa».