Expósito: «Quién mejor te cuenta la realidad de los incendios son los que los sufren, no los políticos»

Expósito: «Quién mejor te cuenta la realidad de los incendios son los que los sufren, no los políticos»

Con esa forma tan personal de vivir el periodismo allí donde está la noticia, Ángel Expósito abría la temporada de La Linterna en nuestra diócesis, visitando algunos de los municipios que han sido duramente castigados por los incendios este verano. Con un currículo que abarca todas las disciplinas, el madrileño es el encargado de dar vida a la tarde/noche de COPE, con unos excelentes índices de audiencia, pero, sobre todo, con su peculiar forma de entender el periodismo. Ha sido director de Europa Press y del diario ABC, y ha colaborado, prácticamente, en todos los medios más influyente de este país.

Sin embargo, no es este paso el que le define, sino su forma tan personal y directa de vivir la profesión allí donde está la noticia. Da igual la RD de El Congo que Ucrania, da igual la DANA que los incendios. Allí donde está la noticia, está él, para sacudir nuestras conciencias, para trasladarnos una realidad que, muchas veces, sobrepasa cualquier ficción imaginable.

Para comenzar la nueva temporada de su programa radiofónico ha querido dar voz a los afectados por los incendios. Lejos del barullo político, ha estado al lado de los que necesitan dejarse oír, con ese método de trabajo que le ha llevado a obtener algunos de los galardones más importantes de este país, transmitiendo, además, los valores cristianos en todo momento, santo y seña de la cadena.

Casi cogiendo «resuello» nos recibe en el hotel Alfonso VIII de la capital placentina, donde han improvisado un pequeño estudio para hacer el programa. A pesar de tener que resolver un asunto personal, no falta a su cita y recorre varios municipios diocesanos. Tras atender a otro medio de comunicación, se sienta con nosotros para hablar un poco de todo, pero también para abrirnos camino, para acompañarnos en un relato en el que no podemos evitar la emoción, en el que nos traslada, con sus palabras, al lugar donde ha recogido múltiples testimonios. En el que nos enseña y ayuda a entender la realidad de lo que pasa y de la propia profesión.

 – ¿Cómo surge la idea de iniciar la temporada del programa en Plasencia?

– Podíamos haberla empezado en el Valle del Jerte, como hemos hecho; en Orense; en Sanabria; Zamora; en Las Médulas; en León o en Asturias. Pero bueno, como llevamos casi un mes hablando de los incendios y este programa, si por algo se caracteriza es por estar allí donde está la noticia, porque igual nos hemos ido a Ucrania, nos hemos ido a la frontera de Venezuela. Si el tema es los incendios, pues nos vamos a pisar cenizas. Por eso nos hemos venido aquí, como podía haber sido cualquier otro sitio, pero hemos escogido Extremadura porque, a lo mejor, dentro de todas estas semanas es de lo que menos hemos hablado, de los incendios en esta sierra.

 – Una decisión que remarca la implicación de COPE con la realidad social.

– Sí. Es una seña de identidad de la cadena COPE por su propia definición y también de nuestra manera, en La Linterna, de entender el periodismo. Yo tengo que hablar, por supuesto, del pacto que promueve Pedro Sánchez, de lo dicho por Feijoó, de la agenda judicial, … Pero a mí me gusta hablar con Rubén, el paisano de Gargantilla que las pasa canutas para distribuir el pan, o con otro vecino porque se le han quemado la mitad de los cerezos, y con la señora que está llorando porque la tuvieron que evacuar y tiene ochenta años. Yo creo que quien me va a contar mejor la realidad de los incendios, de la despoblación y de la falta de limpieza en los bosques son ellos y no los políticos.

– Entiendo que usted entiende necesario ‘palpar’ esa realidad.

– Sí, absolutamente. Insisto en lo de antes. Me interesa más ir a Ucrania y hablar con los ucranianos que lo que me diga el Ministro de Exteriores, que ya se lo que me va a decir. Por lo tanto, no hay nada como el testimonio directo, el reportero sobre el terreno y los auténticos protagonistas. Lo demás, tengo que hacerlo, sí. Tengo que hablar con expertos, con catedráticos, con políticos, sí. Pero el ruido, el olor y la cara de la gente o la ves de cerca o no te vale.

– De todos los sitios donde ha estado, ¿dónde está más presente la realidad de la Iglesia?

– En cualquier sitio del mundo donde vayas te encuentras un diplomático, un militar o un guardia civil y, por supuesto te encuentras misioneros. Eso es Iglesia pura y siempre te la encuentras en cualquier lado. Ya sea haciendo misión, en una parroquia o ya sea jugándose la vida literalmente hasta perderla. En todos los sitios. Te puedo asegurar que desde el Congo hasta Irak, pasando por la frontera de Venezuela con Colombia, o aquí al lado, en el Seminario de Plasencia, para acoger a la gente de aquellos pueblos porque los desalojaban por los incendios, siempre hay alguien de la Iglesia.

– ¿Es una responsabilidad, como católico, transmitir la fe, los valores cristianos ante tanta gente que le escucha?

-Yo, lo único que hago es contar lo que hacen los demás y dar voz. Dar voz a lo que hacen los demás. Ni yo pontifico, ni soy comparable con una de estas monjas en el Congo, ni yo tengo la fuerza y la categoría humana de un misionero como aquellos con los que estuve en el norte de Irak. Por tanto, yo soy un mero transmisor de noticias y de testimonios y mi responsabilidad es dar voz a los que habitualmente no están en los medios. Esa es la mía, la suya sería saber venderse en términos periodísticos y proclamar lo que hacen (que no todos están por la labor, apostilla). Por tanto, mi papel es dar voz a los que la tienen y contar lo que hacen los demás.

¿Qué presencia tiene hoy la fe en la sociedad y en la política?

-¿Sabes lo que pasa? Que, como etiqueta, tal vez. No soy un gran experto ni lo he pensado. Pero en las acciones tiene mucho. Cuando uno ve la DANA (he estado cuatro veces en un año y vuelvo dentro de poco que se cumple el año, apunta), la actitud de los jóvenes de toda España, de los policías o de los soldados de toda España, de los guardias civiles, de policías autonómicos, esa actitud solidaria, ¿qué es? Esa actitud solidaria de ayuda desinteresada, de hacer un esfuerzo brutal, eso es ser un gran cristiano. Eso lo ha hecho la gente. Lo que pasa que a lo mejor no sabe que eso es ser cristiano. Por lo tanto, a lo mejor la etiqueta tienes razón, puede que este no en decadencia, sino en horas bajas, pero quiero pensar que en la actitud, seguimos siendo buenos la mayoría de la gente. La política va por otro lado. No me meto que bastante tiene con lo suyo, pero yo creo que la mayoría de la gente es buena.

– ¿Cómo evangelizar a través de los medios y, en especial, de la radio?

– Primero: tenemos que contar la verdad. A veces es una auténtica catástrofe. La mayoría de las noticias son auténticas catástrofes, malas noticias. Cuando no son incendios, son inundaciones, corrupción, un suceso terrible de inmigración, es una guerra en Ucrania, en Oriente Medio, es un enloquecido Donald Trump. Por lo tanto, ¿qué tenemos que hacer? contar la verdad, pero también contar buenas noticias y dar voz a buena gente, buenas iniciativas y ver lo positivo en todo, porque hasta en la última guerra hay gente haciendo algo bueno. Pues a lo mejor eso es lo que tenemos que hacer.

 ¿Cómo transmitir la vulnerabilidad en una sociedad tan acomodada?

– Es que te puedo asegurar que a mí me da mucha vergüenza después de estos viajes volver a la realidad y contarla y subirte a la realidad. Vienes de contar hoy lo que he vivido en la sierra, en ese límite entre Cáceres y Salamanca, esa sierra totalmente quemada, con la gente llorando y respirando y pisando cenizas y tienes que ponerte a hablar de Puigdemont, de Otegui, de Salvador Illa o de la última ocurrencia de Pedro Sánchez y se te cae el alma a los pies. Cuesta mucho hacerlo, …pero bueno. Somos periodistas, no podemos ser necios y tienes que hacerlo sin olvidar a los auténticos protagonistas, que son la gente normal y corriente.

 – ¿La polarización política se traslada a la religión? ¿Hay un paralelismo?

– Quiero pensar que no, que la inmensa mayoría de la gente es centrada, que son gente normal, que no se pegan. Quiero pensar que los extremos sean de un lado o de otro están muy de moda, pero quiero pensar que la sociedad, tu familia, los que van a la parroquia o al mercado son mucho más tranquilos. No sé si es así. Pienso que cualquier polarización es mala, a medida que nos polarizamos y nos extremamos rompemos lazos y evitamos el diálogo y creo que eso no nos llevaría por buen camino, pero es posible que estemos en esa senda.

 – ¿Vivimos un momento muy grave de persecución a los cristianos?

– Sí. Lo dicen los datos. Cuando hablas con la gente que sabe de Asuntos Exteriores, en Roma, o hablas con los misioneros por ahí, te cuentan el verdadero valor de su trabajo y lo que están haciendo, y no hay que irse muy lejos. Tú te recorres desde el punto de vista numérico los países de Oriente Medio, te recorres muchos países de África, que está ahí al lado, te das cuenta de lo mal que lo pasan y de cómo sufren. Países con los que hay que mantener relaciones comerciales, diplomáticas, lo que quieras. Sin duda, los datos están ahí. La religión católica, el cristianismo hoy, es la religión más perseguida del mundo, con más muertos y con más masacres en sus parroquias.