Repique contra la despoblación

Repique contra la despoblación

EL PERIÓDICO EXTREMADURA 30/03/2021

«Es una llamada de atención ante las dificultades que vive lo que llamamos la España Vaciada: despoblación, envejecimiento y falta de oportunidades en el empleo. Estamos volviendo a vivir lo que ya se vivió en la década de los 50 y los 60. La demografía es consecuencia de la situación económica tan crítica y deficitaria que vive el mundo rural desde hace décadas y la política agraria de la Unión Europea no está ayudando a asentar a la población en el mundo rural, sino que una vez más le está empujando hacia las zonas más industrializadas o donde predomina el sector servicios. El campo se ve como un lugar de recreo para la mujer y el hombre urbanos, pero no como un lugar donde debe vivir la gente, porque en el fondo son sus habitantes los que mantienen el medio y ese paisaje del que tanto le gusta disfrutar a la gente que va de excursión».

Estas son las razones esgrimidas por Jesús Moreno Ramos, párroco de dos pequeños pueblos cacereños, Salvatierra de Santiago (unos 320 habitantes) y Zarza de Montánchez (apenas medio millar de vecinos), para poner a repicar las campanas de sus iglesias sin ser hora de misa ni haber ningún funeral.

Él fue uno de los que quiso sumarse ayer a la iniciativa lanzada por las tres diócesis eclesiásticas extremeñas para llamar la atención sobre un problema de difícil solución: la despoblación. A las once de la mañana, los templos extremeños pusieron a repicar las campanas para hacer notar el problema demográfico de la región, tanto en los pueblos pequeños como los que lleva Jesús Moreno, como en las principales ciudades, como en Cáceres, donde el sacristán Juan Rodríguez García activó la campanas de la Concatedral de Santa María, en pleno casco histórico de la ciudad.

«Nuestros pueblos envejecen sin apenas niños y jóvenes, el campo se asfixia cada vez más. Somos un espacio vacío para las comunicaciones y hay 88 municipios que han perdido una cuarta parte de su población. Los obispos extremeños miramos la situación con realismo, pero también con esperanza cristiana que no se deja vencer por el pesimismo», señalan.

Dos años de la gran manifestación

El de ayer fue un gesto con el que quieren unirse a las reivindicaciones de la plataforma Extremadura Vaciada, un colectivo incluido en un grupo nacional (España Vaciada) que lleva tiempo pidiendo medidas y acción contra esta problemática que afecta especialmente a las zonas rurales. Hace justo dos años se llevó a cabo una sonada manifestación en Madrid, que poco ha cambiado las cosas, y quieren volver a alzar la voz. Y la Iglesia no ha querido quedarse al margen de esta reivindicación con un toque de campanas «que nos anime a analizar nuestra realidad y a organizarnos para incidir en ella», explican. Por eso, a través de un comunicado, las diócesis extremeñas llaman a la concienciación sobre las dificultades de los pueblos y piden un «diálogo sincero entre instituciones y asociaciones, buscando como meta la justicia social y desarrollo», exponen.

Menos población y más envejecida

Los datos ponen en evidencia el reto demográfico que Extremadura tiene por delante. Según los últimos datos definitivos oficiales, la comunidad cuenta con 1.061.979 habitantes (a 1 de enero de 2020). El 67% de la población extremeña (unas 700.000 personas) vive en las zonas rurales, pero prácticamente todo el territorio rural ha perdido población en la última década, en concreto, se han perdido cerca de 50.000 vecinos, más de un 6% en los últimos diez años.

A estas cifras generales, los obispos suman otros datos: un 37,7% de la población vive en riesgo de pobreza, «siendo Extremadura la región con menos renta del país», advierten. Las diócesis hablan también del desempleo: 115.455 personas están en la cola del paro. Y de pueblos envejecidos (en el 65% de los municipios al menos uno de cada cuatro habitantes tiene más de 65 años) y de pueblos sin niños (los últimos datos muestran que hay siete municipios extremeños que no han registrado ningún nacimiento en los últimos cinco años).

Las proyecciones oficiales que se hacen a futuro no son tampoco muy halagüeñas con la situación de la comunidad. El Instituto Nacional de Estadística prevé que Extremadura perderá 71.421 habitantes hasta el 2033, un 6,7% de su población actual. Bajará, por tanto, del millón de vecinos y el envejecimiento será cada vez más acusado: en la próxima década casi el 30% de los extremeños tendrán más de 65 años mientras los nacimientos seguirán cayendo y lo harán en picado con un 12,8% menos que en la actualidad.