 
						24 Oct Iglesia en Plasencia: ‘Horno’ (sección Editorial del número 634 de la revista diocesana)
A continuación reproducimos el artículo que, bajo el título ‘Horno‘ se publicaba en el último número de la revista diocesana Iglesia en Plasencia, dentro de la sección Editorial.
Horno
Horno actualmente es un aparato metálico cerrado, en cuyo interior se asan, cuecen, calientan o gratinan alimentos. Atrás quedó la construcción abovedada y provista de respiradero y de una boca por donde se introduce lo que se trata de someter a la acción del fuego. La función es la misma, conseguir altas temperaturas para el procesado de comestibles.
Oportunamente colocado, es un electrodoméstico básico para el quehacer de un cocinero. Su uso tiene su técnica y es común precalentarlo. Se introducen los alimentos cuando el horno ya está a la temperatura adecuada. Así se consigue que el calor rápidamente llegue a todas las partes. De ahí el dicho: no está el horno para bollos. Que se refiere a que el horno no ha alcanzado la temperatura adecuada para iniciar la cocción uniforme necesaria para la buena elaboración de este dulce.
Referir este refrán en otro contexto es mostrar que no se ofrecen las condiciones adecuadas para lograr el fin que se desea. Lograr unos objetivos requiere unos condicionantes. En esta época del año se preparan los terrenos para una buena cosecha. También este mes de octubre es un mes clave en la labor evangelizadora de la Iglesia. Es el mes de las misiones y también el inicio de muchas actividades formativas de la vida eclesial.
No es fácil la tarea catequética en la sociedad actual. El horno no está para bollos. El ambiente social no facilita que la semilla de la Palabra de Dios caiga en tierra buena. Hay muchos terrenos pedregosos, demasiadas ortigas y zarzales que no dejan que la semilla llegue a dar fruto. En el caso de los niños falta el apoyo de sus padres. ¿En cuantas familias se da el ambiente espiritual adecuado para en los hijos cuaje la formación cristiana?
Organizar adecuadamente la catequesis va más allá de atender lo material, catecismos, salas… Es preciso calentar ambiente espiritual, conseguir celebraciones de fe vivas, animar de los fieles a una vida de fe que se traslade a lo cotidiano. Evangelizar como se enseña un temario es no comprender la dinámica del Evangelio. Para conseguir los frutos del Reino de Dios es necesario una dinámica espiritual positiva y una vida de fe enraizada, como para el bollo se precisa la adecuada temperatura del horno.
 
 			  
 			 