
28 Sep Una intensa asamblea de inicio de curso proyecta el nuevo plan pastoral
Una intensa jornada con la asamblea de inicio de curso celebrada en el colegio La Salle y con la posterior misa jubilar, sirvió como telón de fondo este sábado para que nuestro Obispo, Monseñor, don Ernesto Jesús Brotóns, presentara el nuevo plan pastoral para los próximos tres años, un plan basado en el análisis de la realidad de los pasados dos años que desembocaba en el documento de trabajo Renacer en la Fe.
Trabajo en red, sinodalidad, comunión, unión, caminar juntos son algunas de las premisas para el futuro, tal y como fue desgranando el prelado, que tomaba la palabra tras el comienzo de la asamblea, que presentó la responsable de los programas diocesanos de Cope Plasencia, Gema Díaz Rodríguez, que contó con la oración inicial y el posterior acompañamiento musical de las Hermanas de la Orden de San Agustín de Sotillo de La Adrada y que tuvo al Vicario de Pastoral, don David Calderón, como introductor de la alocución de nuestro Obispo, quien pidió una Iglesia unida, alejada del odio y la marginación. Pidió ser «dentro de esa masa, una pequeña levadura de unidad, de comunión y de fraternidad».
Monseñor Brotóns empezó apelando a esa unidad antes de pasar a presentar el plan diocesano para los tres próximos cursos, que llevan por lema «Renacer en la fe», teniendo en el horizonte esas palabras del Evangelio de Juan «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios», enraizado y fundado en ese acontecimiento genial del «tanto amó. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su único hijo para salvar al mundo» (Jn 3, 3.16).
«El plan pastoral que os presento, destaco cuatro características principales: es fruto del trabajo sinodal durante dos cursos; nos ofrece las líneas para trabajar en un marco común que nos una y que nos permita trabajar en una misma dirección, adaptando estas líneas a nuestra propia realidad; es un plan a seguir trabajando, nos toca ahora asumirlo, hacerlo nuestro y concretarlo; y, por último, esta basado en el documento renacer en la fe».
Este plan pastoral presentaría tres grandes bloques:
-
Potenciar, reforzar la misión evangelizadora de la Iglesia (ser, edificar, una Iglesia misionera, «de puertas abiertas», en salida, misionera, abierta, acogedora, sencilla
- Paso de una pastoral exclusivamente de mantenimiento a una pastoral misionera, atenta especialmente a nuestro mundo rural.
- Desarrollo de distintas y nuevas estrategias, acciones e iniciativas pastorales de primer anuncio.
- Formación de agentes de pastoral.
- Atención a los alejados y a las periferias
- Cuidar y mimar la acogida y atención de quienes se acercan a solicitar determinados servicios religiosos, documentación, etc.
- Fomento y cuidado de la religiosidad popular como espacio de primer anuncio.
- Aprovechar nuestro patrimonio cultural como espacio de diálogo fe-cultura y herramienta evangelizadora de primer anuncio.
- Promocionar el apostolado seglar asociado.
- Potenciar la atención a los jóvenes y familias (acompañamiento y escucha, formación, potenciar la catequesis y la pastoral familiar y apoyar la pastoral universitaria y la pastoral en los colegios).
- Revitalización de la catequesis y de los itinerarios de iniciación cristiana
- Revisar los distintos programas e itinerarios de catequesis, el Directorio Diocesano de Iniciación Cristiana, estableciendo criterios comunes o un itinerario diocesano para la iniciación cristiana de adultos.
- Facilitar y crear cauces para la relación entre la iniciación cristiana, (concretamente, la confirmación) y la pastoral juvenil.
- Establecer un itinerario diocesano de formación de catequistas.
- Cuidar la acogida y la atención pastoral de las familias en los distintos procesos de catequesis o a raíz de la solicitud de determinados sacramentos.
- Potenciar la catequesis familiar.
- Fortalecer la relación entre los colegios concertados y las parroquias y la pastoral diocesana. Promover la enseñanza de la religión en las escuelas como un espacio de evangelización.
- Presencia pública de los cristianos en los distintos ámbitos sociales
- Procurar cauces y acciones que, desde la formación y el acompañamiento, favorezcan la presencia activa de los laicos en la vida social, cultural, política, económica… como expresión de la vocación propia seglar.
- Sumergirnos en las nuevas ágoras de nuestra sociedad: el mundo digital y las redes sociales, como ámbito y cauce de evangelización. Evangelizar a través de las redes sociales y evangelizar las redes sociales
- Aprovechar las nuevas tecnologías como cauce de encuentro, de formación, de evangelización, también de comunicación y participación.
2. Fortalecer la comunión y la corresponsabilidad. La revitalización de nuestras comunidades cristianas
- Cultivar el encuentro personal y comunitario con Cristo
- Abrazar un espíritu de conversión personal y comunitaria, pastoral y misionera.
- Procurar espacios y momentos privilegiados de oración comunitaria y personal.
- Cultivar la sencillez y la cercanía en nuestras celebraciones litúrgicas, favoreciendo la participación, sobre todo de jóvenes y niños, con un lenguaje comprensible, cercano, significativo.
- Promover la formación litúrgica de los seglares y agentes de pastoral.
- Cuidar y procurar cauces de acogida y acompañamiento
- Fortalecer el sentido de pertenencia a la diócesis, arciprestazgo y parroquias
- Superar la dicotomía entre la diócesis y mi parroquia (hermandad, movimiento…) en los diferentes ámbitos (pastoral, económico…).
- Dar a conocer y asumir el calendario y los proyectos y planes pastorales diocesanos.
- Acoger y difundir los distintos cauces y medios de comunicación de la diócesis (Iglesia en Plasencia, redes sociales…).
- Facilitar y procurar la participación en las distintas iniciativas diocesanas. Hacer uso, cuando sea necesario, de las nuevas tecnologías para favorecer el encuentro, dadas las grandes distancias de nuestra diócesis.
- Favorecer encuentros, iniciativas y proyectos más allá de la propia parroquia (parroquias cercanas, arciprestazgo, diócesis).
- Educar y promover la participación de los fieles en el sostenimiento pastoral y económico de la Iglesia como un modo concreto de ejercer la corresponsabilidad eclesial.
- Valorar y promover, en un verdadero clima de comunión eclesial, la integración de la vida consagrada y religiosa en la Iglesia particular.
- Desarrollar la fase de implementación del Sínodo
- Estudio y trabajo de las pistas para la fase de implementación del Sínodo elaboradas por la Secretaría General del Sínodo y aprobadas por el Papa.
- Formación y experiencia del método sinodal de la «conversación en el espíritu».
- Creación y fortalecimiento de los grupos parroquiales. Potenciar los encuentros y la participación en la vida parroquial
- Potenciar lo comunitario, el encuentro, la sinodalidad… impulsando procesos de conversión pastoral en nuestras comunidades que fortalezcan la sinodalidad, la corresponsabilidad y la misión.
- Articular grupos parroquiales de referencia, ya sea de oración, de fe y vida, de formación, diaconía…
- Favorecer e impulsar la participación activa de toda la comunidad parroquial en las celebraciones litúrgicas, la catequesis, la caridad, potenciando a lo largo del curso diversos encuentros, retiros, convivencias… que favorezcan el sentimiento de pertenencia y la querencia mutua.
- Acompañar a hermandades y cofradías e integrarlas en la vida de la comunidad.
- Formación y protagonismo de los laicos
- Favorecer y cuidar una verdadera espiritualidad del laicado.
- Tomar conciencia de su papel y responsabilidad; potenciar su protagonismo y corresponsabilidad junto a los sacerdotes en la vida parroquial y diocesana.
- Promoción de los ministerios laicales y del diaconado permanente u otras formas de servicio y ministerio que respondan a las necesidades pastorales de cada contexto.
- Promover cauces de formación del laicado. Aprovechar y valorar las instituciones y cauces ya existentes.
- Favorecer la renovación e implicación de gente nueva en la vida de nuestras comunidades.
- Reconocer, valorar y promover la participación y asunción de responsabilidades de la mujer en la gestión y el funcionamiento de nuestras comunidades y de nuestra diócesis.
- La adaptación y actualización de las estructuras eclesiales
- Modernizar y adaptar las estructuras eclesiales de nuestra diócesis para responder con mayor eficacia a las nuevas necesidades y a los actuales cambios sociales y culturales.
- Potenciar la coordinación y el trabajo en red de las distintas delegaciones episcopales conforme a la nueva estructura en áreas.
- Potenciar y modernizar los cauces de comunión, corresponsabilidad y comunicación en los estamentos diocesanos (diócesis, arciprestazgo, parroquias…), para mejorar la coordinación y la transparencia.
- Revisión de los límites arciprestales y de su actual configuración.
- Establecer y revitalizar los Consejos Pastorales de cada parroquia, también en las unidades pastorales y arciprestazgos.
- Reforzar e implantar las Unidades Pastorales. Crear unidades pastorales que favorezcan la colaboración y el trabajo en equipo entre distintas parroquias y comunidades, optimizando los recursos y esfuerzos. Formar equipos pastorales para la misión formado por sacerdotes, religiosos y laicos.
- Evaluar y ajustar la actual estructura organizativa de la diócesis:
- Simplificar la burocracia e integrar las nuevas tecnologías en la gestión, administración y comunicación parroquial y diocesana.
- Desarrollar programas de formación y acompañamiento para el clero y los laicos en liderazgo, gestión y recursos digitales.
- Cuidado y apoyo de/al clero
- Favorecer cauces de acompañamiento humano y espiritual a los sacerdotes de nuestra diócesis.
- Cultivo y cuidado de la formación permanente y de la fraternidad sacerdotal.
- Cultivo de una verdadera cultura vocacional en la diócesis
- Acompañar y potenciar el trabajo del Equipo Diocesano de Pastoral Vocacional.
- Introducir el tema de la vida como vocación y de las distintas vocaciones como una prioridad transversal en toda la acción pastoral de nuestras comunidades (pastoral juvenil, catequesis, liturgia, caridad, colegios, hermandades…),
- Crear y favorecer espacios e itinerarios de acompañamiento y discernimiento vocacional.
- Hacernos eco y participar activamente en las distintas campañas vocacionales a lo largo del curso (Día del Seminario, Jornada Mundial de las Vocaciones…)
- Fomentar la oración constante por las vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada, al laicado comprometido.
- Favorecer y acompañar la integración de los seminaristas en la vida diocesana.
3. Continuar creciendo en la dimensión caritativa y social de la fe. Hacia una Iglesia samaritana, hospital de campaña
- Vivir el valor de la austeridad, la sencillez y la pobreza.
- Cultivar la espiritualidad evangélica de la pobreza en la vida personal y comunitaria.
- Fomentar prácticas de transparencia, rendición de cuentas y buen uso de la economía.
- Refuerzo de la labor social y evangelizadora de Cáritas y demás asociaciones e instituciones eclesiales
- Potenciar la labor de Caritas en la diócesis y en las parroquias.
- Favorecer la coordinación y el trabajo en red entre Cáritas diocesana, parroquial e interparroquial.
- Implantar Cáritas o nombrar una persona responsable en las parroquias donde todavía no esté presente.
- Ampliar allí donde sea necesario los campos de nuestra acción y dar una mayor visibilidad a las acciones sociales de Cáritas y demás instituciones y estructuras de ayuda de nuestra Iglesia diocesana (Manos Unidas, COF, Proyecto Hombre…), difundiendo y apoyando, entre otras iniciativas, las distintas campañas de sensibilización sobre la acción social y caritativa de la Iglesia.
- Ofrecer formación especializada en la acción caritativa y social, fundamentada en el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia.
- Atención integral a las personas vulnerables
- Superación del asistencialismo y apertura a las nuevas necesidades y modos de acción caritativa y social.
- Continuar desarrollando programas de acogida, ayuda y acompañamiento a personas y familias en situación de precariedad o especial necesidad, inmigrantes, personas sin hogar, ancianos, enfermos… que defiendan la vida y dignidad humana, y con la mirada atenta a las nuevas pobrezas que van apareciendo en nuestra sociedad actual.
- Trabajar a través de campañas, gestos públicos… la sensibilización ante los grandes dramas sociales de nuestro tiempo y los distintos rostros de la pobreza en nuestra diócesis, desde el anuncio, la denuncia profética, la celebración y el compromiso solidario.
- Promoción de una cultura del voluntariado
- Fomentar el voluntariado, especialmente entre los jóvenes, como una expresión del compromiso cristiano y una herramienta de evangelización.
- Ofrecer formación y apoyo a los voluntarios, destacando su papel en la misión de la Iglesia.
- Colaboración con la sociedad civil
- Trabajo en red, estableciendo alianzas y proyectos conjuntos, con ayuntamientos, asociaciones de vecinos y otros colectivos para fomentar la integración y el apoyo mutuo, apostando por políticas que respeten la dignidad humana y los valores cristianos.
- Colaborar en aquellas iniciativas y con aquellas instituciones sociales y civiles que trabajan por el bien común, la justicia social y la defensa y dignidad de las personas.
- Apoyar las iniciativas que promuevan el desarrollo económico y social en el mundo rural.
Testimonios
En la segunda parte de la asamblea, diversos diocesanos dieron testimonio de fe. El joven Jaime García Tovar, de 23 años, habló de la llamada de Dios que recibía hace poco hasta convertir a Jesús en su verdadero guía y en su apoyo a la hora de tomar decisiones: «Mi corazón me pedía descubrir la verdad de por qué yo me acerqué de nuevo a la fe y a la práctica de la religión. A través de la oración y la misa he encontrado respuesta a muchas de las preguntas que me hacía».
Carlos Flores, a sus 60 años, vio cómo su vida daba un giro radical hace un año tras un transplante de corazón tras convivir durante dos décadas con cardiopatía obstructiva familiar. «Después de saber que me iban a operar estuve días sin dormir. Pero al tercer día de estar ingresado en Madrid se me ocurrió bajar a la capilla y fue ver a aquel Cristo colgado, fue la única noche, creánme, que logré dormir, con una paz increíble».
Pilar Sánchez Manzano ha sufrido la dolorosa pérdida de uno de sus nietos hace unos meses. Pese al sufrimiento, señalaba que era Dios quien le impulsaba a testimoniar y nos trasladó la dureza de la pérdida de María, pese a estar todavía muy sensible. «Ha sido un tiempo muy duro. Cuando te dan la noticia te quedas tan impresionada que sólo sabes llorar. Luego empiezas a pensar que sólo el Señor te puede ayudar. Vas al Sagrario y la pones en sus manos pidiéndole curación, pero diciéndole que aceptas su voluntad. Luego confías porque con los tratamientos mejora y recuperas fuerzas. Me he pasado muchas mañanas ante nuestro Cristo de las Batallas y en el seminario, ante el Santísimo, pidiéndole que nos ayude». Sentí su presencia desde el primer momento, aun sabiendo la gravedad de la enfermedad. Pero no siempre sus planes son los mismos que los nuestros y cuando la enfermedad avanza, sientes que te faltan las fuerzas y sólo tienes paz y tranquilidad hablando con el Señor. Él estaba en todas las personas que me daban ánimos. Cuando María dijo adiós lo vivió «Señor, tú te la llevas. Danos fuerzas porque no entendemos tus planes. Algún día los entenderemos. Danos muchas fuerzas para aceptarlo. Yo la quería para mí, pero tú también la querías y se va contigo que es donde mejor puede estar. Te doy lo que más quiero en estos momentos. Sé que contigo va a estar mucho mejor». «Y le pedimos a la Virgen que igual que la habíamos cuidado nosotros, ahora la cuidara ella».
«La fe y la esperanza curan. Traen paz y tranquilizan el corazón», sentenció.
También Prado González, de las Hermanas Agustinas de Sotillo de la Adrada, que fueron las encargadas del acompañamiento musical y la oración, nos contó cómo a sus catorce años, a través de una maestra de su colegio, encontró la puerta hacia la fe y la religiosidad y cómo fue su encuentro con Cristo, al que respondía seis años después, y cómo vive la alegría de la vida consagrada.
Alberto Serrano y Beatriz Pérez son un matrimonio de ocho años de vida conyugal y tres hijos, uno de ellos «ya en el cielo». La sensación de que no todo iba bien les llevó a buscar ayuda en terapias y consejos humanos, pero fue abriéndose a Dios a través de un retiro de Proyecto Amor Conyugal cuando descubrieron que el Sacramento del Matrimonio era mucho más grande de lo que habían imaginado. Oración diaria, eucaristía y fe común les llevó a redescubrirse uno a otro, entendiendo que sus diferencias lo que hacía era complementarlos. La oración se convirtió en el «alimento» de su matrimonio. «La esperanza que nos da la fe es un regalazo para nuestra familia», señaló Beatriz Pérez. Su esposo reconocía que el fallecimiento de su hijo le provocó una crisis de fe, pero que precisamente fue esa fe la que le llevó a entender que hay cosas «que no comprendemos, pero que son voluntad del Señor y las acogemos con esa fe».
A Miguel Ángel Aparicio, Cáritas Diocesana de Plasencia le dio una nueva oportunidad que ya creía perdida después de muchos años entregado a múltiples adicciones. En la Iglesia encontró una mano tendida en medio de las dificultades. En la actualidad es monitor de Cáritas Diocesana acompañando a otras personas que necesitan apoyo y acompañamiento, dando ejemplo de cómo transforma la caridad. «Cuando no queda nada, siempre está Cáritas. Fue donde vi la luz. Para él, la fe y la esperanza fue la que depositaron en él la gente que le ayudó a salir de sus adicciones y le ofreció una nueva vida.
Don José Luis Martín de Álvaro, sacerdote del Arciprestazgo de Béjar y Fuentes de Béjar, siendo responsable de varias parroquias, entre ellas la de El Tejado, un municipio de apenas 90 habitantes donde hace años llegó Marcela Miguel Taylor procedente del extranjero. De El Tejado era su difunto marido y la familia de éste. Don José Luis incidió en que no eran pueblos vaciados, y que tenían vida. y reivindicaron la importancia de estos núcleos de población y los vínculos especiales que se establecen entre sus habitantes. También de la importancia de la Iglesia como una necesidad y como «foco de esperanza, mirando las generaciones pasadas y las presentes», señaló Taylor.
Los últimos en testimoniar fueron José Antonio Montero y José Luis Espinosa. El primero natural de Cabezabellosa y el segundo, Secretario General de Cáritas Diocesana de Plasencia y Director de Cáritas Extremadura. Ambos nos trasladaron la dura experiencia vivida hace apenas unas semanas en distintos municipios de la diócesis por el fuego y cómo la Iglesia Diocesana con el Obispo Brotóns al frente y con la logística de Cáritas Diocesana de Plasencia, se puso el ‘mono de trabajo’ para convertirse en ese ‘hospital de campaña’ que les permitió ayudar a numerosas personas que se vieron obligadas a abandonar sus hogares ante el riesgo que provocaban los incendios.
Misa Jubilar
Ya por la tarde, los diocesanos participaron en la Misa Jubilar. Tras la peregrinación desde San Nicolás a la Catedral, disfrutaron de la Eucaristía presidida por Monseñor Brotóns, que quiso incidir en los aspectos principales del Plan Pastoral a través del proceso sinodal llevado a cabo. La importancia de compartir las grandes líneas que el Espíritu nos va marcando. «En el centro siempre tiene que estar el encuentro con Jesucristo, y junto a ese encuentro, la diaconía, el servicio, la entrega, que hace de nosotros y de nuestra iglesia diocesana un signo, un instrumento humilde y sencillo del amor de Dios por la humanidad».
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