Iglesia en Plasencia: ‘La evaluación extraordinaria’ (sección Diálogos)

Iglesia en Plasencia: ‘La evaluación extraordinaria’ (sección Diálogos)

A continuación les ofrecemos el artículo ‘La evaluación extraordinaria’, publicado en la sección Diálogos del último número (631) de la revista diocesana Iglesia en Plasencia.

La evaluación extraordinaria

No son noticia. No hablamos de ellos o muy poco. Las noticias las ha copado el alumnado que se examinó en mayo. Pero ellos se han examinado un mes después, esta semana, en la convocatoria extraordinaria de la PAU. No son, como podría deducirse por la convocatoria, estudiantes extraordinarios. Puede que algún problema personal o familiar les haya hecho despistarse durante el curso y no conseguir titular en la convocatoria ordinaria. Pero, a pesar de que no sean, tal vez, el alumnado más brillante, lo que si es extraordinario es su esfuerzo. Y con la prueba realizada, toca descansar.

Para nosotros también llega ese merecido descanso del verano. Vicarias, delegaciones, secretariados, movimientos… bajamos el ritmo para disfrutar de unos días en otros lugares, con otras rutinas y con otras personas. Pero el verano no solo es tiempo de descanso. También es tiempo de evaluación extraordinaria, de revisión en el argot clásico.

En la calma que favorece la canícula días tan largos es bueno dedicar un tiempo a la evaluación del curso. Hacer nuestra evaluación extraordinaria de julio, antes del verano. Aunque, como a los de la PAU, tampoco nos guste examinarnos:

Es posible que no tengamos el mejor expediente, que no hayamos sido lo suficientemente ágiles ni diligentes. Tal vez algún día hayamos dejado la tarea sin hacer. Incluso puede que hayamos cateado algún examen este curso.

No somos alumnos brillantes, más bien del montón, de los que no sobresalen. Sin destacar en nada, de los invisibles de clase, sacando adelante como buenamente podemos la tarea encomendada a diario. A veces con muchas dificultades, con errores y con agobio. Día tras día intentando arañar de aquí y de allá unas décimas para poder alcanzar el aprobado.

Porque en ese alcanzar el aprobado se esconden muchas horas de esfuerzo y dedicación que hemos quitado a otras cosas y a otra gente, y que muchas veces nadie ve ni valora si los resultados no son los esperados.

Finalmente, si no aprobamos, nuestro Padre valora el esfuerzo y nos da otro curso en septiembre para profundizar en la tarea y conseguir los objetivos.

¡Feliz verano!