Javier Real: Redes de Dios en un mundo digital: Evangelizar en tiempos de algoritmos

Javier Real: Redes de Dios en un mundo digital: Evangelizar en tiempos de algoritmos

A continuación les ofrecemos la entrevista que, con motivo de su participación en la Formación Permanente del Clero, concedía don Francisco Javier Real Álvarez, director del Instituto Teológico San Leandro de Huelva y párroco de San Juan del Puerto, a nuestra revista diocesana Iglesia en Plasencia, publicada en el número 628.

Redes de Dios en un mundo digital: Evangelizar en tiempos de algoritmos

Profesor de Teología Moral, impartiendo las asignaturas de ética filosófica, moral fundamental, moral de la persona, doctrina social de la Iglesia, moral político-económica y seminario de evangelización digital, cerraba la Formación Permanente del Clero con su disertación sobre ‘La Comunicación Digital en la Iglesia: Inteligencia Artificial y Evangelización’. Sacerdote desde 2004, se formó en teología en el Seminario Diocesano de Huelva y luego se licenció en Teología Moral en la Universidad Gregoriana, doctorándose en 2021 en la academia Alfonsiana con la tesis que llevó el título “Redes Sociales y experiencia relacional. Una propuesta de cibermoral basada en la comunión”.

Con una interesante charla al clero diocesano sobre una realidad que avanza a ritmo de vértigo, don Francisco Javier Real Álvarez atiende a Iglesia en Plasencia para poner negro sobre blanco la relación entre la Iglesia y el mundo digital.

– Parece obvio que el futuro será digital o no será. ¿En qué punto se encuentra la Iglesia?

– La Iglesia se encuentra en un momento de transición consciente hacia lo digital. No es ajena a esta transformación, sino que, desde el Concilio Vaticano II, ha manifestado su compromiso con el uso de los medios de comunicación para la evangelización, reconociendo que sería una falta grave de responsabilidad no aprovechar su potencial. Hoy, internet y las redes sociales constituyen un nuevo “areópago”, una plaza pública donde millones de personas se informan, dialogan y buscan sentido. El Magisterio contemporáneo, desde San Juan Pablo II hasta el Papa Francisco, ha instado a una presencia activa y evangelizadora en este continente digital, considerándolo no un fin en sí mismo, sino un medio providencial al servicio del anuncio del Evangelio.

– ¿Es posible esa Iglesia digital? ¿Hasta qué punto? ¿No es contraproducente con la forma de transmitir el Evangelio?

– La Iglesia digital no sustituye a la comunidad presencial, pero sí la complementa y la potencia. La posibilidad de una Iglesia presente en las redes es real y deseable, siempre que mantenga su identidad evangelizadora, su rostro humano y su fidelidad a la verdad del Evangelio. No se trata de reemplazar los sacramentos o el encuentro personal, sino de preparar, acompañar y fortalecer el camino hacia ellos. Si bien existe el riesgo de superficialidad o despersonalización, la clave está en una pastoral digital encarnada, donde cada acción en la red tenga como horizonte la comunión y la salvación. El Evangelio se puede transmitir con autenticidad también en formato audiovisual o interactivo, siempre que se encarne en testigos creíbles y caritativos.

“La posibilidad de una Iglesia presente

en las redes es real y deseable, siempre

que mantenga su identidad evangelizadora,

su rostro humano y su fidelidad

a la verdad del Evangelio”

– ¿Existe posibilidad de transmitir la historia de la Iglesia, las sensaciones, los sentimientos, a través de la red? ¿No es una forma demasiado fría que puede ir en contra del propio mensaje?

– Es cierto que la red puede parecer fría, pero también puede ser cálida si se usa con humanidad. Hoy vemos cómo una publicación sincera, un testimonio vocacional, una oración compartida o una imagen bien cuidada pueden conmover profundamente y provocar encuentros con Cristo. La historia de la Iglesia, sus valores, su arte, su espiritualidad, encuentran eco en formatos digitales bien diseñados. La clave está en combinar la belleza, la cercanía y la veracidad. La red, adecuadamente evangelizada, se convierte en terreno fértil para transmitir no solo ideas, sino también emociones, tradiciones y esperanza. No sustituye la experiencia directa, pero sí la anticipa o la recuerda con fuerza.

“La red, adecuadamente evangelizada,

se convierte en terreno fértil para transmitir

no solo ideas, sino también emociones,

tradiciones y esperanza”

– Entiendo que es partidario de que las parroquias, los sacerdotes, evangelicen a través de las redes sociales. ¿Qué debe diferenciarles del resto de la comunicación digital o incluso de la propia comunicación digital de las delegaciones de medios de las diócesis? ¿No serán demasiadas ‘pequeñas comunidades’?

– La presencia digital parroquial o sacerdotal debe distinguirse por su tono pastoral, su cercanía y su autenticidad. No se trata de replicar una agencia de noticias religiosas, sino de ser presencia viva del Buen Pastor en las redes. La diferencia está en el testimonio directo, en el acompañamiento personalizado, en la escucha atenta a las inquietudes de la gente. Las “pequeñas comunidades digitales” no son un problema, sino una bendición si están en comunión con la Iglesia diocesana y universal. En realidad, reflejan la estructura de la Iglesia misma: una comunión de comunidades diversas. La sinodalidad digital implica también trabajar en red, compartiendo recursos, estilos y carismas, sin competir, sino edificándonos mutuamente.

“Las ‘pequeñas comunidades digitales’

no son un problema, sino una bendición

si están en comunión con la Iglesia

diocesana y universal”

– Enumere las características que debe tener la comunicación digital.

-Una buena comunicación digital eclesial debe ser:

  • 1. Veraz: siempre al servicio de la verdad, sin caer en la desinformación o en el sensacionalismo.
  • 2. Caritativa: marcada por el respeto, la escucha y la mansedumbre, incluso en el desacuerdo.
  • 3. Auténtica: debe reflejar lo que verdaderamente somos como Iglesia, sin fingimientos ni personajes ficticios.
  • 4. Creativa: usando con sabiduría los lenguajes visuales y narrativos propios del entorno digital.
  • 5. Esperanzadora: sembradora de luz, capaz de mostrar que Cristo vive y actúa también en medio de la incertidumbre del mundo actual.

– La Inteligencia Artificial se abre paso en el mundo digital. ¿Hasta qué punto es aliada y hasta qué punto es enemiga del Evangelio?

– La Inteligencia Artificial (IA) es un instrumento moralmente neutro que puede ser aliada del Evangelio si se usa correctamente, y una amenaza si se emplea sin discernimiento. Aliada, porque permite personalizar contenidos de fe, traducirlos a múltiples idiomas, responder dudas, acompañar espiritualmente a través de bots, y hasta generar materiales evangelizadores. Pero también puede ser enemiga si propaga errores doctrinales, deshumaniza la pastoral, invade la privacidad o refuerza sesgos. La IA jamás debe reemplazar al Espíritu Santo ni al encuentro personal; debe ser sierva, no señora. Por eso, su uso exige una sólida ética digital, centrada en la dignidad humana, el bien común y la primacía del amor. El Evangelio no necesita tecnología para ser verdadero, pero puede servirse de ella para llegar más lejos.