La Catedral de Plasencia acoge la Misa Crismal presidida por Monseñor Brotóns

La Catedral de Plasencia acoge la Misa Crismal presidida por Monseñor Brotóns

La Catedral de Plasencia ha acogido este Miércoles Santo la Misa Crismal, presidida por Monseñor don Ernesto J. Brotóns, que estuvo acompañado en la celebración por don Ciriaco Benavente, Obispo Emérito de Albacete; don Jacinto Núñez, Deán de la seo; don Francisco E. Barrado, Vicario General; los miembros del Cabildo Catedralicio, resto de Vicarios y 70 sacerdotes de toda la diócesis, que renovaron sus promesas sacerdotales siendo testigos de la consagración del Santo Crisma y de la bendición de los óleos que se utilizan durante todo el año en las parroquias. Como es habitual, numerosos religiosos y fieles se sumaron a la celebración.

En su homilía, Monseñor Brotóns quiso centrarse «en este hecho, renovar. Volver a hacer nueva esa respuesta al Señor que un día dimos. Recuperar el amor primero. Revitalizarlo. Transformar, vivir en un proceso permanente de conversión», señalaba, parafraseando al Vicario General de Salamanca en el hecho de que «renovamos la unción y no la función. Y es verdad, porque no somos funcionarios que renuevan contrato (…). Cristo siervo, sacerdote, pastor  y, no lo olvidemos, víctima, ofrecida en sacrificio por todos nosotros».

«Renovar nuestras promesas sacerdotales no es la renovación de un compromiso individual. Es un acontecimiento de comunión, y de comunión eclesial» con «nuestros hermanos sacerdotes y con todo el pueblo de Dios», añadió.

«No somos sacerdotes para nosotros mismos. Nuestra vida es para Dios, para los hermanos, dos amores que se abrazan en implican mutuamente», incidió, destacando la figura del Buen Pastor como guía para ser «presbíteros misioneros, movidos por la caridad pastoral, que nos lleve a cuidar del rebaño», siempre en comunión y comprometidos con los más pobres y necesitados: «Sacerdotes con corazón», una tarea conducida por el Espíritu. «Os invito a reanimar el don recibido, a amar nuestra vocación y agradecer y celebrar el gozo de ser elegidos».

Antes de terminar, quiso pedir por las vocaciones y agradecer el servicio que los sacerdotes de la Diócesis realizan a diario.

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