07 Nov DIÁLOGOS: Muerte que vida es
Hubo un tiempo en el que mi rebeldía adolescente se empeñaba en demostrarme que todo lo relacionado con la religión era una patraña, y quería convencerme de que quienes vivían según la voluntad de Dios eran unos ilusos sin fundamento.
El problema venía cuando escuchaba y conocía la vida de tantas personas que hacían de la fe su estandarte y de la Palabra de Dios su carnet de identidad. Y resulta que eran felices, y que en las dificultades mostraban un coraje y una fuerza dignas de admiración.
Y ahí venía la confrontación porque, si lo de la religión y la fe fuera una mera ilusión, ¿cómo iba a estar equivocada tanta gente que tiene como lema de vida hacer realidad el proyecto de Dios sobre ellos? ¿Y quién no querría ser feliz y fuerte al estilo de estos creyentes que caminan firmes en su fe?
La Fiesta de Todos los Santos nos espolea y alienta. Todos somos una genial idea que Dios tuvo. Nos regaló una vida con sentido, porque la fe no nos quita los problemas ni nos trae una mágica prosperidad, pero sí da sentido pleno y total a nuestra existencia. Esta Fiesta nos trae cada año el reto de actualizar nuestra vida conectándola de nuevo a la oración, la entrega y el compromiso con los demás, al estilo de nuestro Dios, que da, se da y se nos da en cada momento de la historia.
Y junto a ella recordamos a los Fieles Difuntos, porque la muerte y resurrección de Jesucristo nos recuerdan que el Dios que nos acompaña en nuestro caminar también es el Dios que nos aguarda con los brazos abiertos cuando termina nuestra peregrinación por este mundo, para regalarnos la vida en abundancia que no tiene fin, para seguir siendo comunidad de fe y de amor, continuidad en el cielo de la Iglesia en la tierra.
Celebremos el entrañable abrazo entre la Iglesia peregrina y la Iglesia celestial, caminemos siempre a la luz del Señor.