27 Mar Monseñor Brotóns: «Todos somos sacerdotes por amor»
En la Catedral de Plasencia se ha celebrado en la mañana de hoy la Misa Crismal como es tradición en la Diócesis. Monseñor Brotóns Tena ha estado acompañado por el obispo emérito Monseñor Benavente Mateos, el deán de la Catedral, el vicario general (entre otros vicarios), un total de 69 sacerdotes, diáconos y seminaristas. Además de religiosas, religiosos y fieles que han querido estar con el presbiterio diocesano en una celebración en la que han renovado sus promesas sacerdotales.
Tras la bendición de los óleos, los sacerdotes realizaron la renovación de las promesas sacerdotales que pronunciaron por primera vez el día de su ordenación. Ha comenzado su homilía don Ernesto ha comenzando felicitando y agradeciendo su asistencia a los sacerdotes en un día de fiesta y convivencia. También ha hablado sobre la dificultad de ejercer el ministerio sacerdotal en el mundo actual. «Se bien que no es fácil ser hoy sacerdote y que no somos inmunes al desaliento o al cansancio. También en un espíritu de permanente conversión hemos de ser muy conscientes de nuestra fragilidad y de nuestro pecado. Quizá haya quien piense si tiene sentido hoy ser cura si no es algo que esté ya superado o un vestigio del pasado. Puede que hasta nos preguntemos si no ha sido todo en valde y quizás busquemos compensaciones que no conducen a ningún lado. En esos momentos, en estos tiempos recios que nos toca vivir y en medio de todo lo que nos está pasando últimamente que sin duda encoge el corazón hagamos nuestras como Jesús y con mucha humildad estas palabras del profeta Isaías El Espíritu de Dios sobre mi. Dejemos que el Espíritu unja nuestras debilidades, nuestros trabajos, nuestra pobreza…para tener la fragancia de Dios, no la nuestra».
Monseñor Brotóns destacó el significado del servicio sacerdotal. «Lo más hermoso del servicio sacerdotal es poder ser servidor de este santo banquete. Para el sacerdote este pan tiene una doble significación. En primer lugar deberá reconocer la Cruz pues también él deberá ser al final de grano de trigo de Dios. No puede contentarse tan sólo con dar palabras y acciones exteriores debe dar la sangre de sus venas, debe darse a sí mismo, su destino está unido a Dios. A pesar incluso del dolor del fracaso o de la infidelidad».
«Ven con gratitud, refiriéndose a los sacerdotes, como muchas personas gracias a su trabajo y a su testimonio descubren la gloria de Dios. Y sienten en lo más íntimo de su corazón como Dios realiza grandes obras a través de su persona sirviéndose de su pobreza lo cual le lleva a desbordar de gozo a pesar de su pequeñez porque grande es la misericordia que Dios le ha mostrado y saben que poder ser sacerdote es la mayor exigencia y al mismo tiempo el máximo don».
También don Ernesto apeló a la necesidad de la fraternidad sacerdotal «querer estar juntos y conocernos y querernos. Ayudarnos y cuidarnos unos a otros. No olvidemos a nuestros sacerdotes enfermos y mayores con quienes siempre tendremos una deuda de agradecimiento por toda una vida de entrega. Queridos hermanos todos somos sacerdotes por amor porque hemos sido amados y porque amamos».
Terminó el prelado, pidiendo al Señor con la intercesión de Santa María, madre de los sacerdotes, «que no deje de mandar obreros a su mies. Pidamos al Señor que haga fecunda nuestra persona y nuestro ministerio y las vidas de nuestras comunidades. Hermanos y hermanas cuidad a vuestros sacerdotes no dejéis de orar por ellos y por mi».
El coro Cum Iubilo ha acompañado musicalmente la celebración junto al organista Eugenio Amaro.