28 Ene Eucaristía en Belvís por el V Centenario de la salida de doce franciscanos hacia la Evangelización del Nuevo Mundo
Un enclave, Belvís de Monroy (junto a Casas de Belvís), doce frailes franciscanos y un destino, la Evangelización al Nuevo Mundo. Ayer, el convento de San Francisco del Berrocal, donde hace quinientos años se fraguó la salida de los ‘doce apóstoles de Belvís’ hacia América (llegaban el día 13 de mayo), se celebró una Eucaristía conmemorativa, presidida por nuestro Vicario General, don Francisco E. Barrado Broncano, que iniciaba los actos de la efeméride.
Aquel hecho supuso la introducción de la Fe católica en América (luego la llevarían también a Filipinas) y salió de un convento de nuestra diócesis. Una figura, la de los doce apóstoles y su vocación misionera. Precisamente, don Francisco insistió en el carácter misionero de la Iglesia, llamada a ser una Iglesia en salida, que lleve la luz del Evangelio a todas partes y exhortó a todos los asistentes a que sean testigos y lleven la luz del Evangelio.
En las peticiones se rogó por «el Papa, por nuestro Obispo y su pronta recuperación, por los sacerdotes y diáconos, por todos los religiosos y consagrados»; «por los más necesitados, especialmente en los países de misión»; y «por todos los congregados para celebrar la fiesta de la Conversión de San Pablo en la conmemoración del V Centenario de la partida de los 12 frailes a México, para sentir la llamada a evangelizar». Obviamente, también por todos nuestro difuntos. Por la intercesión de San Pablo, cuya conversión se celebraba ayer, se pidió «para que los gobernantes se dejen conmover por los problemas y necesidades de cada hombre y, dejando de lado sus intereses egoístas, se conviertan en verdadero bien y se pongan a sí mismos y sus capacidades al servicio del bien común.
Por su especial interés, nos hacemos eco de la acción de gracias:
«En “la Instrucción” uno de los documentos que el ministro general de los franciscanos Fr. Francisco de los Ángeles; dio a Fray Martín de Valencia en Belvís de Monroy en octubre de 1523, el prelado escribió:
«… Y el Apóstol no se gloria del provecho que hizo, sino del trabajo que pasó. Porque aunque no convirtáis infiel alguno, sino que os ahoguéis en la mar, ó os coman las bestias fieras, habréis hecho vuestro oficio, y Dios hará el suyo».
Damos gracias al Señor por haber celebrado la Santa Misa aquí, en este lugar que nos dice tanto. Porque hoy hace quinientos años que el grupo de los Doce Apóstoles partió del puerto de Sanlúcar de Barrameda hacia Nueva España (Méjico). Un viaje de enorme importancia por la trascendencia que tuvo su labor en aquellas tierras, hasta hoy, pues ellos se encargaron de facilitar y favorecer la inculturación del Evangelio, de buscar el entendimiento y la fusión entre dos mundos completamente diferentes: Europa y América».
También nos hacemos eco de las palabras de Javier Timón, cronista oficial:
“Desgraciadamente, aquella proeza de la humanidad, y por tanto de carácter universal, protagonizada por esos doce hombres humildes y sencillos, pero con una determinación y una fuerza de espíritu a prueba de todo obstáculo, pasará _casi_ desapercibida en nuestro país, siempre tan propenso a olvidar a sus héroes, cuando no a denigrarlos”.
No obstante, nadie podrá borrar ya su obra, labrada a fuerza de tesón, de esperanza y fe inquebrantable en Cristo Jesús, nada, ni nadie podrá borrar que ellos fueron los primeros en difundir la VERDAD del Evangelio.
Gracias Dios del amor, gracias Don Francisco, Vicario General por su presencia y palabras, gracias a Fernando y su Corporación municipal y gracias a las parroquias de Belvís y de las Casas.