23 Dic Tiempo de Navidad (presentación)
«Envuelto en pañales y acostado en un pesebre». Así nacía el Salvador y, desde entonces, y han pasado ya cientos de años, los cristianos celebramos el Nacimiento de Jesús. Muchos son los símbolos, pero nada tan importante como tener los oídos y, sobre todo el corazón abiertos. Nada tan necesario como la solidaridad que se acentúa en estos días. Sin duda, un tiempo que invita a reflexionar, a ‘volver a nacer’, a estar en familia.
A través de las colaboraciones de don Miguel Ángel Ventanas, canónigo de la SI Catedral de Plasencia, Prefecto de Música y de Liturgia, trataremos de revivir ese espíritu de la Navidad. Son días de desconexión y celebración, pero os pedimos que dediquéis unos minutos a leerlo, y que lo compartáis a vuestros allegados o a través de las redes sociales. Merecerá la pena, tanto una cosa como la otra. Que disfrutéis la lectura y, sobre todo, que viváis este tiempo.
¡Feliz Navidad!
Del Directorio sobre la Piedad popular y la Liturgia (nn. 106-107)
En el tiempo de Navidad, la Iglesia celebra el misterio de la manifestación del Señor: su humilde nacimiento en Belén, anunciado a los pastores, primicia de Israel que acoge al Salvador; la manifestación a los Magos, «venidos de Oriente» (Mt 2, 1), primicia de los gentiles, que en Jesús recién nacido reconocen y adoran al Cristo Mesías; la teofanía en el río Jordán, donde Jesús fue proclamado por el Padre «hijo predilecto» (Mt 3, 17) y comienza públicamente su ministerio mesiánico; el signo realizado en Caná, con el que Jesús «manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él» (Jn 2, 11). Durante el tiempo navideño, además de estas celebraciones, que muestran su sentido esencial, tienen lugar otras que están íntimamente relacionadas con el misterio de la manifestación del Señor: el martirio de los Santos Inocentes (28 de diciembre), cuya sangre fue derramada a causa del odio a Jesús y del rechazo de su reino por parte de Herodes; la memoria del Nombre de Jesús, el 3 de enero; la fiesta de la Sagrada Familia (domingo dentro de la Octava), en la que se celebra el santo núcleo familiar en el que «Jesús crecía en sabiduría, edad y gracia ante Dios y ante los hombres» (Lc 2, 52); la solemnidad del 1 de enero, memoria importante de la maternidad divina, virginal y salvífica de María; y, aunque fuera ya de los límites del tiempo navideño, la fiesta de la Presentación del Señor (2 de febrero), celebración del encuentro del Mesías con su pueblo, representado en Simeón y Ana, y ocasión de la profecía mesiánica de Simeón.