03 Jun Este domingo se celebra la Jornada Pro Orantibus para ‘Generar Esperanza’
Con el lema «Generar esperanza«, la Iglesia celebra el 4 de junio, solemnidad de la Santísima Trinidad, la Jornada Pro Orantibus, dedicada a la vida contemplativa.
Mesa redonda online el 7 de junio
Con motivo de esta Jornada, la Comisión Episcopal para la Vida consagrada ha organizado un encuentro online para el 7 de junio de las 16.30 a las 18.30 horas.
Intervendrán el benedictino P. Juan Manuel Apesteguía; la carmelita hermana Patricia Noya; y la cisterciense hermana María Pilar Avellaneda. Actuará como moderadora, la subdirectora de contenidos sociorreligiosos de ABSIDE MEDIA, Irene Pozo.
Además, TRECE retransmite la misa, este domingo 4, a las 12 horas, desde la catedral de Toledo con motivo de esta Jornada.
¿Cuál es el mensaje de los obispos?
Los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada resaltan que en el “luminoso horizonte” de la vida contemplativa “está «generar esperanza», que es el lema de la Jornada de este año.
Un lema que pone el foco en la esperanza ante una realidad en la que “no es difícil encontrar motivos para la tristeza y la desazón: amanecemos cada día con noticias de violencia, injusticia, egoísmo, exclusión, pobreza y sinsentido”. También, a una escala más personal, “al mirar con sinceridad nuestro interior y el conjunto de nuestras relaciones, nos topamos con heridas y sinsabores que pueden ir sumiéndonos poco a poco en un desaliento paralizante”.
Los obispos lamentan que “esta percepción amarga” parece haber contagiado incluso a los más jóvenes, “entre quienes también se detectan altas dosis de desmoralización y abatimiento, e incluso un preocupante aumento de suicidios”. A ellos, recuerdan, se dirige con frecuencia el papa Francisco para “instarlos vivamente a la esperanza”.
Así lo hizo en su mensaje a los jóvenes cubanos en 2015: Invito a la esperanza, que «nos habla de una realidad que está enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y los condicionamientos históricos en que vive. Nos habla de una sed, de una aspiración, de un anhelo de plenitud, de vida lograda, de un querer tocar lo grande, lo que llena el corazón y eleva el espíritu hacia cosas grandes, como la verdad, la bondad y la belleza, la justicia y el amor”. […] La esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna».
La vida contemplativa alienta nuestra esperanza
Estas palabras -recogidas años después en la encíclica Fratelli tutti- “pueden ayudarnos a reconocer, celebrar y orar por aquellos hermanos y hermanas que, abrazando la vida contemplativa, alientan nuestra esperanza y la requieren”. Ellos y ellas, matizan los obispos en su mensaje, “al renunciar al espíritu mundano y entregar radicalmente la vida «a querer tocar lo grande […], la verdad, la bondad y la belleza, la justicia y el amor», se convierten en parábola de la esperanza última para la Iglesia y para toda la humanidad”.
En cada convento y monasterio “la esperanza que brota de la fe en la realidad última de Dios se hace carne cotidiana” al cultivar la oración y la celebración; la fraternidad y la reconciliación; la hospitalidad y la caridad; el trabajo y el descanso. Así, “cuantos caminamos tratando de dar respuesta a la sed de una vida lograda en medio de tantas desdichas agradecemos el testimonio de la vocación contemplativa, que se goza en buscar y esperar cada día al Señor que viene para que todos tengamos vida, y vida en abundancia; para que tengamos esperanza”.
Los contemplativos “también lanzan su mirada al resto del pueblo de Dios, deseando recibir los dolores y las alegrías de este mundo para poder esperar por todos y con todos”. Por eso, en esta Jornada Pro Orantibus “no dejemos de acercarnos, si tenemos ocasión, a nuestros hermanos y hermanas contemplativos, con el fin de compartir entre todos los consuelos y las fatigas de los hombres y mujeres de esta tierra. Comprometámonos juntos en la misión de generar esperanza donde haga más falta, donde más urgente sea el anuncio del Señor resucitado. Y recemos también por ellos, para que puedan recibir el sostén de nuestra plegaria sincera ante Dios y se vean apoyados en su deseo de peregrinar sin desfallecer a la luz del rostro del Señor”.
Diócesis de Plasencia
En palabras del Delegado Diocesano, Juan José Gallego Palomero, “la vida contemplativa es una realidad imprescindible porque el fin es la adoración y la alabanza a Dios. Son lámparas encendidas que sostienen la Iglesia con su oración”. Y es que “Es una realidad que ha existido siempre desde que el Señor le dice a Marta: ‘Andas preocupada y turbada con muchas cosas, pero sólo una es necesaria y María ha elegido la mejor parte”.
Dedicados a la vida contemplativa, en la actualidad hay nueve monasterios en nuestra diócesis, con unos 90 religiosos. Ocho de ellos son de religiosas y están repartidos por toda la extensión diocesana. Se trata de los monasterios del Santísimo Cristo de la Victoria en Serradilla (Agustinas Recoletas); Nuestra Señora de la Santísima Trinidad en Plasencia (Carmelitas Descalzas); Santa Teresa de Jesús en Don Benito (Carmelitas Descalzas); Santa Clara en Trujillo (Concepcionistas Franciscanas); Nuestra Señora de la Encarnación en Plasencia y San Miguel en Trujillo (Dominicas Contemplativas-Orden de Predicadores); San Francisco el Real en Trujillo (Franciscanas de la Tercera Orden Regular) y Santa María de la Concepción también en Trujillo (Jerónimas).
Además, hay un monasterio de religiosos. Se trata del Monasterio de Yuste en Cuacos de Yuste (Orden de San Pablo Primer Eremita).
Plasencia cuenta también con Monasterio de la Santísima Trinidad y con el colegio del mismo nombre, que lo celebran este sábado con el ya tradicional Día de la Familia. Por su parte, las madres de la orden tendrán misa a las 10, presidida por don Miguel Ángel Ventanas, y exposición del Santísimo por la tarde.
Bajo el lema ‘Generar Esperanza’, los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada ponen el foco en la vida contemplativa, en un momento en el que estamos “ante una realidad en la que no es difícil encontrar motivos para la tristeza y la desazón”, y destacan que “al mirar con sinceridad nuestro interior y el conjunto de nuestras relaciones, nos topamos con heridas y sinsabores que pueden ir sumiéndonos poco a poco en un desaliento paralizante”.