30 Abr Jornada Mundial por las vocaciones: Escucha y ‘Ponte en camino’
Con motivo de la celebración este domingo, 30 de abril, de la Jornada Mundial de oración por las vocaciones y la Jornada de vocaciones nativas, les ofrecemos el artículo que sale publicado con este motivo en la revista diocesana Iglesia en Plasencia. En él contamos también con el testimonio de la Hermana angolana Valentina Capitango, miembro de la Congregación de las Hijas de la Virgen de los Dolores.
La Iglesia celebra este domingo, 30 de abril, la Jornada Mundial de oración por las vocaciones y la Jornada de vocaciones nativas bajo el lema: Ponte en camino. No esperes más. Coincidiendo con el domingo de El Buen Pastor, se trata de poner el foco sobre las vocaciones, en busca de suscitar en los jóvenes la inquietud por la vocación y en la comunidad la promoción de las mismas con oración y acompañamiento. En cuanto a las vocaciones nativas, se intenta mantener las vocaciones que surgen en los lugares de Misión. La Iglesia invita al fomento de las mismas y al apoyo económico para que reciban la preparación y puedan responder con generosidad al llamado que el Señor les hace. En el momento actual, ante la merma de vocaciones, las nativas ayudan a paliar este ‘paréntesis’.
Nuestra diócesis cuenta actualmente con un seminarista que realiza su proceso del propedeútico en Salamanca. En el proceso del Seminario Menor en Familia contamos con un joven y dos adolescentes que participan en él. Dentro de las celebraciones, ayer se realizó un encuentro de monaguillos en el colegio Sagrado Corazón (Madre Matilde) de Don Benito, y la Pastoral Vocacional ha elaborado distintos vídeos.
Testimonio de la Hna. Valentina Capitango, Religiosa angolana
En la Iglesia de Plasencia, queremos hacer un viaje por las Vocaciones nativas, a través del testimonio de una Hermana angolana. La Hna. Valentina pertenece a la Congregación de las Hijas de la Virgen de los Dolores, fundada en la diócesis de Plasencia. Hoy, la Congregación tiene presencia en España, Portugal, Argentina y Angola. En este último país está el mayor núcleo de vocaciones, oscila entre 30 y 40. La Hna Valentina tiene 31 años y en este momento estudia en la Universidad extremeña, Educación Infantil.
Según nos cuenta, su experiencia comienza en su tierra de Angola, concretamente en Lobito, donde vivía su familia. Tiene una fuerte influencia en su despertar y maduración vocacional su querida madrina, sobrina de su padre y Religiosa de la Congregación. Dice, muy convencida que cree que desde siempre quiso “ser monja” y que hoy es su mayor deseo “morir siendo monja”. A los 9 años tiene su primer contacto con el aspirantado de la Congregación. Allí creyó sentir claramente la llamada del Señor, el gozo de que había sido elegida por él.” Fue un estímulo para mí la forma sencilla y alegre con la que vivían mis Hnas, su trabajo entusiasta en la Catequesis de la Parroquia y en los grupos vacacionados. Más tarde entendí que aquello era fidelidad a su Carisma”.
“A los 13 años, decidí responder a la llamada del Señor, aun cuando no entendía en profundidad el calado de mi compromiso. Mis padres me decían que si estaba loca y al final me permitieron hacer una corta experiencia. Los años de formación fueron decisivos para madurar y afianzar mi vocación convenciéndome de que optar por Jesús era el mayor acierto de mi vida. “
La Hna. Valentina analiza las razones por las que hay más vocaciones nativas: “ Yo pienso que conservamos muchas experiencias que marcaron positivamente nuestra niñez. Aquí nuestros niños y jóvenes reciben mucha información sin filtro ni crítica; esto contribuye a dejar la Religión a un lado. Allí los valores como la confianza en Dios, la familia, la acogida, la solidaridad … son muy importantes, son herramientas que nos servirán siempre. Aquí necesitamos replantear nuestra escala de valores, llegar al corazón, humanizarnos.
En mi caso, se dio un proceso lógico, porque, además de recibir la llamada, me encantaba lo que vivía en mi entorno y fui creciendo y madurando hasta que hace cinco años el señor me consagró definitivamente. Luego vine a España, dos años en Barcelona y tres ya en Trujillo. viviendo muy feliz mi vocación. Siento la responsabilidad de hacer presente a un Dios cercano que nos interroga y nos invita a hacernos y hacerle preguntas, que nos sigue susurrando cada mañana: “Venid y ved”.
Con palabras del Salmo 15, termino dando gracias a Dios por mi vocación.
“Me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad”