19 Ene Carlos Esteban Garcés: «La Iglesia cree necesaria una educación integral y para todos»
A continuación reproducimos la entrevista concedida por don Carlos Esteban Garcés, Profesor Titular de Pedagogía de la Religión en el IS San Pío X, a Iglesia en Plasencia y publicada el pasado domingo.
Profesor titular de Pedagogía de la Religión en el Instituto Superior San Pío X, de la UPSA. En esa misma Universidad se tituló en Teología Dogmática y cursó estudios de Pedagogía Religiosa y Doctrina Social de la Iglesia. Es responsable de formación del profesorado en la Delegación Episcopal de Enseñanza de Madrid y director del Observatorio de la Religión en la Escuela. Autor de numerosos artículos y varios libros. Ha participado en la Formación Permanente del Clero y en la Cátedra San Juan Pablo II, donde ha ahondado en la importancia de la educación bajo el título ¿Qué está pasando con la educación? Claves políticas y eclesiales.
-¿Podría resumirnos brevemente en qué han consistido las conferencias?
-Hemos analizado la importancia de la educación en la sociedad actual desde algunas claves eclesiales e internacionales. También hemos abordado el compromiso de la Iglesia con la educación en las realidades locales. Además, hemos completado este análisis con algunos datos sobre el sistema educativo y el impacto de la política educativa en la formación integral.
Por mi parte, valoro positivamente que la Cátedra haya decidido prestar atención a este tema tan importante para nosotros porque afecta directamente a millones de alumnos y familias. Para la Iglesia, la educación es una preocupación permanente, por eso está comprometida desde hace siglos creando centros educativos que atienden hoy en España a casi dos millones de estudiantes desde la infancia hasta la formación universitaria (más de 2.550 colegios, 15 universidades en España y casi 150.000 profesores); y también está presente en la escuela pública a través de miles de profesores cristianos y profesores de Religión.
-¿Cuál es la importancia de la educación religiosa?
-Para la Iglesia, el compromiso con la educación, más allá de las cifras, es porque en la escuela tenemos la oportunidad de acompañar el crecimiento personal, social y cultural. Es una responsabilidad apoyar que todos los alumnos puedan tener una educación que les permita ser auténticamente personas, con plena libertad y corresponsabilidad en la sociedad. En este proceso es prioritaria la cooperación con las familias, como primeros responsables de la educación, en la formación integral de sus hijos.
Si hay que subrayar algunos rasgos de la visión de la educación que tiene la Iglesia destacaría dos: por una parte, que la educación esté al alcance de todos y todas, sin descartar a nadie; por otra parte, que la educación sea integral cuidando todas las capacidades e inteligencias de la naturaleza humana.
-¿Qué papel juega lo religioso y la clase de religión en la educación en general?
-Una de las aportaciones más específicas de la Iglesia en la educación, tanto en centros propios como a través de los profesores de Religión, es hacer presente la dimensión religiosa de la persona, la sociedad y la cultura, algo necesario en estos tiempos en los que se valora demasiado el utilitarismo de la educación y su orientación hacia la productividad y la economía. Para la Iglesia, todas las dimensiones humanas son importantes, no solo las que preparan para el mercado laboral.
En concreto, la presencia de la clase de religión y sus profesores contribuye al desarrollo integral, emocional y cognitivo, personal y social de los estudiantes. Entre sus objetivos se cultiva la inevitable pregunta por el sentido de la vida, y se dan a conocer posibles respuestas que pueden proporcionar valores y creencias necesarias en la vida. Estos valores y creencias son necesarios y el Estado, por su propia naturaleza neutral, no puede proporcionarlos. Los manantiales de valores y creencias capaces de dar sentido a la vida y de civilizar las sociedades éticamente residen sobre todo en las religiones.
-¿Las familias son conscientes de su importancia?
-Las familias aspiran legítimamente a la mejor educación para sus hijos y cada vez son más conscientes de lo difícil que es esta tarea. Son muy conscientes de que son los primeros responsables en la educación de sus hijos. Y aprecian mucho cuando instituciones como la Iglesia se comprometen a cooperar con ellos. Por eso eligen mayoritariamente, siempre que pueden, una educación cristiana, bien colegios católicos o bien la asignatura de religión. Por ejemplo, en Extremadura nos encontramos con uno de los mayores porcentajes de familias que elige la clase de religión en centros públicos en España.
-¿Cómo se mide la responsabilidad política y la eclesial en el tema educativo?
A los responsables políticos hay que pedirles que piensen más en la educación integral que en sus opciones ideológicas. Los cambios de leyes cada vez que cambia el partido que gobierna evidencian que sus motivos de reforma son más políticos que pedagógicos.
A la Iglesia le pedimos que en su compromiso con la educación atienda a todos, pero con mayor preferencia a los más necesitados, como lo hace en los casi 400 centros en los que atiende a casi 60.000 menores y jóvenes en España que no tienen el apoyo familiar necesario.
-La revelación nos muestra una forma de comprender al hombre. ¿Ha de tenerse en cuenta en los programas educativos?
Por supuesto. Todo el compromiso eclesial con la educación se inspira en la antropología cristiana, es decir, en la visión de la vida, de la persona y de la sociedad que tiene la Iglesia. De esta antropología nace la más alta consideración de la persona, la inalienable dignidad humana; nosotros nos empeñamos en despertarla y promocionarla hasta el extremo. La educación es la mayor oportunidad que tenemos para promover esta dignidad y plenitud de la vida.
Nosotros creemos que esa dignidad humana es plena porque en ella ha habitado el Dios de nuestros padres. Y desde aquel misterio de la Navidad que hemos celebrado, de la Encarnación, sabemos que en lo humano ya va lo divino. Por eso, cuanto más humanicemos el mundo, más lo divinizamos.
-¿La LOMLOE “hiere de muerte” a la clase de religión?
-No, en absoluto. La LOMLOE ha reiterado un tratamiento legal antiguo y obsoleto para la clase de religión. Esa política educativa está obsoleta y abiertamente superada en Europa y cada vez más en España. Creemos que la LOMLOE no ha tratado bien a la religión, sobre todo en su ausente planteamiento educativo y en los recortes de su horario y evaluación. Sin embargo, la clase de Religión se mantiene viva y la Iglesia ha dialogado con tanta inteligencia con los responsables políticos que hasta ellos mismos han reconocido que se han quedado anticuados en su legislación. De hecho, lo he afirmado en muchas ocasiones, la propuesta del currículo de Religión Católica que ha elaborado la Conferencia Episcopal ha mejorado la LOMLOE y ha preparado la clase de religión para el futuro.