18 Ene Comienza la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos
La iglesia de las monjas Clarisas Capuchinas de Plasencia acoge, desde hoy y hasta el 25 de enero a las cinco de la tarde, las celebraciones por la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos organizada por la delegación diocesana de Ecumenismo y Vida Consagrada. Hoy la misa será presidida por el Cabildo catedralicio, mañana la CONFER (Conferencia Española de Religiosos) diocesana de Plasencia y el viernes las parroquias placentinas de El Salvador y San Nicolás.
El sábado 21 presidirá la parroquia rumana ortodoxa de Plasencia y el domingo la iglesia reformada evangélica de la ciudad. El domingo también se celebrará una oración a nivel arciprestal por la unidad de los cristianos a las seis de la tarde en el convento de las Dominicas de Trujillo. El arciprestazgo de Hervás junto a las Cáritas diocesana e interparroquial presidirán la celebración del lunes 23 y el martes le tocará a la parroquia de El Pilar y a los grupos femenino y masculino de la Adoración Nocturna. Esta Semana tan especial finalizará el miércoles 25 con una celebración presidida por Monseñor Brotóns Tena y la delegación diocesana de Ecumenismo.
La Iglesia celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos este año con el lema, «Haz el bien; busca la justicia» (cf. Is 1,17), tomado del profeta Isaías: «Haz el bien; busca la justicia» (cf. Is 1,17) escogido el Consejo de Iglesias de Minnesota (EEUU). Estas Iglesias han tenido que hacer frente a lo largo de su historia a la división interna provocada por la segregación racial y, recientemente el mundo quedó impactado por la ejecución extrajudicial del joven afroamericano George Floyd el 25 de mayo de 2020. «Este hecho injusto y vergonzoso que provocó una fuerte reacción social -señalan los obispos de la Subcomisión para las Relaciones Interconfesionales y diálogo Interreligioso- también apela a la conciencia de los cristianos y nos estimula a trabajar juntos para ser fuente de unidad y reconciliación en el mundo».
También destacan que «el texto de Isaías nos hace comprender que la vivencia de la fe debe ir siempre acompañada por una praxis coherente con aquello que se profesa. El culto a Dios resulta vacío si no va acompañado por la compasión y la misericordia. Con duras palabras, el profeta denuncia ese culto externo y puramente formal: no quiero ofrendas ni fiestas ‒dice el Señor‒ mientras tengáis las manos manchadas de sangre; «aprended a hacer el bien; buscad la justicia, socorred al oprimido, proteged el derecho del huérfano, defended a la viuda»».
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