05 Ene Los restos mortales de Benedicto XVI ya reposan en las Grutas Vaticanas
Presidida por papa Francisco, esta mañana se celebraba la Misa Exequial del Papa Emérito Benedicto XVI, que fallecía el día 31 de diciembre a los 95 años y una década después de presentar su renuncia como máximo responsable de la Iglesia Católica. En la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, en una mañana fría y con niebla, miles de personas se congregaban para dar el último adiós a Benedicto. Personas procedentes de todos los países del mundo y de todas condiciones y Edades, con pancartas con las que reconocían la aportación del papa Emérito a la Fe. En la celebración estuvieron presentes más de cien cardenales, unos 400 obispos y casi 4.000 sacerdotes.
En su homilía, papa Francisco reflexionó sobre la lectura del Evangelio de San Lucas 23, 46, en especial sobre la frase “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, sobre la que añadió que “son las últimas manos del Señor en la cruz y son unas manos de perdón y de compasión”, para pasar a ensalzar la figura de Benedicto XVI como ejemplo de entrega a Dios y verdadero testimonio. “Queremos decir juntos: Padre, en tus manos encomendamos su espíritu. Benedicto, fiel amigo del Esposo, que tu gozo sea perfecto al oír definitivamente y para siempre su voz”, añadía el Santo Padre.
La celebración terminaba con la Ultima Commendatio y la Valedictio. La asamblea estallaba en aplausos y en peticiones de santidad.
Mientras, el féretro de Benedicto XVI era trasladado a las Grutas Vaticanas para ocupar el lugar en el que había sido enterrado San Juan Pablo II y, antes, Juan XXIII. Era sellado con zinc y un doble ataúd de madera con monedas y medallas, además del Rogito, el texto que recuerda brevemente la historia de la vida y el ministerio de Joseph Alisius Ratzinger. Durante toda la ceremonia, y hasta el último momento, estuvo acompañado por su secretario personal, Georg Ganswein.