Carta de don Ciriaco Benavente con motivo del Corpus Christi

Carta de don Ciriaco Benavente con motivo del Corpus Christi

A continuación publicamos la carta que, con motivo del Día del Corpus Christi, Día Nacional de la Caridad, que se celebra el próximo domingo, ha redactado don Ciriaco Benavente, Obispo AA, que ya ha hecho llegar a los sacerdotes y que podrán leer con toda la atención en una nueva edición de Iglesia en Plasencia que saldrá publicada ese día.

 

Corpus Christi, Día Nacional de Caridad 2022

Si en el Jueves Santo celebramos, junto a la institución de la Eucaristía, el Día del Amor Fraterno, el día del Corpus, a la vez que proclamamos y adoramos la presencia real de Cristo en el sacramento, celebramos también el Día Nacional de Caridad.

¡Reconocer la presencia de Cristo en la Eucaristía, la anchura y hondura de su amor entregado, supone superar la corteza de un signo tan humilde pero significativo como es el del pan, el pan que se parte y se comparte significa tanto! El bueno de Berceo decía que “cuando el pan nombramos todo el comer decimos”. Nuestro pueblo cristiano, que sabe leer, a través del signo, la realidad honda del sacramento eucarístico, lo manifiesta arrojando pétalos de flores al paso de la custodia, adornando con colgaduras los balcones o alfombrando las calles de tomillo y romero. Un año más, tenemos la oportunidad y la gracia de reconocer y adorar esta presencia de Cristo.           

Decía que el Día del Corpus celebramos también el Día del Amor fraterno, porque Eucaristía y Caridad van de la mano. En el “Año de la Eucaristía” decía san Juan Pablo II que ésta “no sólo es expresión de comunión en la vida de la Iglesia; es proyecto de solidaridad para toda la humanidad… Nuestro Dios ha manifestado en la Eucaristía la forma suprema de amor… No podemos hacernos ilusiones: por el amor mutuo y, en particular, por el amor a los necesitados se nos reconocerá como verdaderos discípulos de Cristo. En base a este criterio se comprobará la autenticidad de nuestras celebraciones eucarísticas” (MND 27ss-).

Hace unos días hemos celebrado de manera modesta los sesenta años de presencia de Cáritas, como tal institución, en nuestra diócesis placentina. Ya aclaramos que eso no quería decir que la caridad fuera algo nuevo, que hubiera empezado hace sesenta años en nuestra Iglesia, Desde la misma época apostólica comenzó alguna forma de organización de la Caridad; y así ha sido, desde sus orígenes, en cada una de las Iglesias particulares. “Para la Iglesia -nos dice Benedicto XVI– la caridad pertenece a su naturaleza y es parte irrenunciable de su propia identidad, forma parte esencial de su misión originaria, al igual que el servicio de la Palabra y los Sacramentos” (DCE. 25 y 32).

En el acto al que me refería, la dirección de Cáritas diocesana expresó su agradecimiento a quienes han estado al frente de la misma en los distintos noveles, diocesano o parroquial, durante estos sesenta años, a los voluntarios, a los trabajadores y técnicos. Unos y otros, con admirable generosidad, han puesto corazón, tiempo y competencia al servicio de la dignidad, de la promoción y de la integración de los pobres y marginados de nuestra sociedad y de otros países sacudidos por catástrofes naturales o generadas por el hombre.

El agradecimiento se extendió a quienes, mediante la comunicación cristiana de bienes, han contribuido con medios materiales a hacer posible los fines de Cáritas, así como a las personas o familias con rostros concretos, con sufrimientos y esperanzas que han acudido a Cáritas, y que nos han permitido servir en sus personas al mismo Cristo. Realidades nuevas, como la inmigración, han dado lugar una nueva creatividad pastoral, a una nueva «imaginación de la caridad” (San Juan Pablo II, NMI. 50).

Nos alegra que siga creciendo la implantación y profundización de Cáritas en las parroquias y arciprestazgos: El buen acompañamiento, la formación, la sensibilización, el apoyo y la coordinación realizados desde Cáritas diocesana ha permitido ver florecer realidades prometedoras en los ámbitos urbano y rural de la Diócesis. A pesar de lo logrado, queda todavía un largo camino por andar.

La sensibilización social y la caridad no es algo opcional para nuestras parroquias, sino el distintivo con que verificamos y damos testimonio de la autenticidad de nuestra condición de creyentes y discípulos de Cristo. La pastoral caritativa, que dimana del corazón mismo de la fe, ha de estar presente en todos los lugares y acciones donde la fe se expresa, educando y convirtiendo las actitudes de todos los miembros de nuestra Iglesia. Ello significaría que nuestra vida está abierta al Dios que es amor y fuente del amor que la Iglesia difunde. No deja de ser significativo que el término “practicante” se refiera única y exclusivamente al culto. Existen todavía demasiados “no practicantes” de la caridad.   

Cáritas no existe sólo porque existen los pobres; existe, ante todo, porque Dios es Amor. La fiesta del Corpus, en que celebramos el Día nacional de Caridad, nos ayuda a comprender mejor que, cuando compartimos los bienes y la vida, cuando trabajamos por un mundo más justo y más fraterno hacemos realidad el dinamismo que mana de la Eucaristía.

Cuando las necesidades se multiplican, como ahora, debe hacerse más intensa nuestra generosidad. ¡Gracias!

             

                                               +Ciriaco Benavente Mateos

                                               Obispo A. A. de Plasencia