14 Abr Jueves Santo: En la cena del Señor
Con la colaboración de don Miguel Ángel Ventanas, secretario diocesano de Liturgia y Animación Espiritual, nos adentramos en la celebración del Jueves Santo, que hoy se celebra, con la presencia de don Ciriaco Benavente, en San Nicolás, a partir de las 18.30 horas:
El Jueves Santo está entre la Cuaresma que termina con la hora de Nona y Santo Triduo Pascual que comienza con la Misa de la Cena del Señor en la tarde de este día. Esta Misa es la gran introducción a los días santos de la muerte, la sepultura y la resurrección del Señor, en el que nos gloriamos “en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo, en ella está nuestra salvación, vida y resurrección” (Antífona de entrada). El Sagrado Triduo Pascual es el verdadero centro del año cristiano.
En este día, la Iglesia conmemora aquella última cena en la que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado, amando hasta el extremo a los suyos que estaban en el mundo, ofreció a Dios Padre su Cuerpo y su Sangre bajo las especies de pan y vino, y lo entregó a los apóstoles para que lo tomaran, ordenándoles a ellos y a sus sucesores en el sacerdocio que lo ofrecieran (C.O. 297).
La Liturgia de la Palabra recuerda la antigua pascua de Israel (Ex 12, 1-8, 11-14) como profecía de la Pascua de Cristo, el verdadero Cordero inmolado por la salvación del mundo. El más grande se hace el servidor de todos por amor (Jn 13,1-15) y ha querido que esta entrega se perpetúe en la Eucaristía hasta que él vuelva (1 Co 11, 23-26).
El gesto del lavatorio de los pies que este Jueves Santo realiza el sacerdote con algunos miembros de la comunidad, es la expresión de ese amor entregado y servicial que debe distinguir a sus discípulos (En esto conocerán que sois mis discípulos en que os amáis unos a otros).
Este Jueves Santos se nos invita a considerar los dones del Señor a su esposa la Iglesia: La institución de la Eucaristía (Tomad y comed…. Tomad y bebed) del ministerio sacerdotal (Haced esto en memoria mía) y el mandamiento nuevo (Amaos como yo os he amado).
La celebración culmina con la solemne reserva de la Eucaristía y con la adoración agradecida ante el Santísimo Sacramento hasta la media noche, recordando la despedida de Jesús con sus discípulos en su Última Cena.
El Triduo Pascual no es un conjunto ordenado de acontecimientos históricos que recordamos y que se van sucediendo cronológicamente, sino que, en todas las celebraciones del mismo, hacemos presente el Misterio Pascual de Jesucristo que culmina en la gran noche de la resurrección. Por ello la celebración no tiene despedida, se prolonga a lo largo de los días del Sagrado Triduo hasta el júbilo de la noche de Pascua.