8 de diciembre. Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María

8 de diciembre. Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María

La Iglesia celebra hoy, viernes 8 de diciembre, la Festividad de la Inmaculada Concepción de María y, con la ayuda de don Miguel Ángel Ventanas, delegado de Liturgia y Animación a la Oración y canónigo de la SI Catedral, prefecto de música, nos adentramos en su figura.

Nueve meses antes de la fiesta de la Natividad de María (8 de septiembre), la Iglesia celebra la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. Esta fiesta fue establecida en 1476 por el Papa Sixto IV; Clemente XI la hizo universal en 1708.

Recogiendo la doctrina expresada a lo largo de los siglos por los Padres y los Doctores de la Iglesia, por los concilios y los Papas que lo precedieron, Pío IX proclamó solemnemente en 1854 el dogma de la Inmaculada Concepción de María: “Declaramos, afirmamos y definimos verdad revelada por Dios la doctrina que sostiene que la santísima Virgen María fue preservada, por especial gracia y privilegio de Dios omnipotente, en previsión de los méritos de Jesucristo Salvador del género humano, inmune de toda mancha de pecado original desde el primer instante de su concepción”. (Bula Ineffabilis Deus, 1854).

En 1760, el papa Clemente XIII, a petición del rey Carlos III, declaró a la Virgen María en el misterio de su Purísima Concepción como patrona de las Españas.

El primer sueño de Dios se rompió con el pecado de Adán y Eva, que la liturgia nos presenta en la Primera Lectura: ante el sueño de Dios, el hombre y la mujer tienen siempre la libertad de decir “no”.

Con el «sí» de María, Dios recupera el sueño original. Este “sí” hace posible que su único Hijo Jesús se haga hombre en el seno de una Mujer. El «sí» de la Virgen llega tras un primer momento de desconcierto que pasa enseguida, porque al Amor que pide no se le puede dejar de responder con un amor que se pone a disposición. María, la llena de gracia, la toda bella, la toda pura, la toda santa: la belleza de Dios brilla en ella. Se convierte en la obra maestra del amor de Dios.

Pero todos estamos predestinados, todos estamos llenos de bendiciones, todos hemos sido elegidos para ser santos e inmaculados. La Virgen María, por tanto, no ha de ser tan solo admirada con ternura y asombro, sino que también ha de ser imitada para que la belleza de Dios resplandezca en la tierra gracias a los muchos «sí» que los hombres y mujeres de hoy siguen pronunciando por la intercesión de María, la Inmaculada, siguiendo su ejemplo.

*Celebran hoy su titular en nuestra diócesis las parroquias de Orellana la Vieja, Madroñera, Villanueva de la Vera, Valdeinigos, el Seminario Diocesano y el monasterio de Santa María de la Concepción Jerónima en Trujillo, una ermita en Pasaron de la Vera y en Berzocana. Fiesta popular en Jarandilla de la Vera (Escobazos) y Aldeanueva de la Vera (Viva viva).