19 de marzo, día de San José y las vocaciones sacerdotales

19 de marzo, día de San José y las vocaciones sacerdotales

San José es el protector de la Iglesia en tiempos difíciles y, al mismo tiempo, bajo su amparo se pone el cuidado de las vocaciones. Hoy, 19 de marzo, se celebra la Festividad, que, en aquellas comunidades en las que no es festivo, se trasladó al pasado domingo. Sin embargo, entendíamos que era necesito glosar su figura y lo hacemos con la colaboración de don Miguel Ángel Ventanas, delegado diocesano de Liturgia.

La historia de la Iglesia nos ha mostrado que, en los tiempos más difíciles, Dios, siendo fiel a su promesa, ha cuidado de su pueblo enviándole pastores según su Corazón. Una y otra vez, a lo largo de dos mil años, contemplamos cómo Dios ha suscitado apóstoles, doctores, mártires y profetas con los que el Buen Pastor ha guiado a su rebaño por el inmenso desierto de la historia. Por esta razón, en tiempos difíciles la Iglesia acude a San José, su mejor valedor en el cielo junto a la Santísima Virgen, y le presenta con confianza aquella que es su primera necesidad: que haya sacerdotes y que sean santos, entregados en cuerpo y alma al servicio de Dios y de los hombres.

Al que fue ‘Varón Justo’ por excelencia tenemos que acudir para pedir y también para aprender cómo suscitar y promover las vocaciones. Son muchas las virtudes que del santo varón podemos y debemos aprender en esta obra de la promoción y del cuidado de los seminaristas, pero creo que se hace especialmente urgente que nos fijemos en su obediencia, en la que hunde sus raíces su potestad sobre la familia de Nazaret.

Es el padre de Jesús porque en él Dios ha encontrado a su ‘servidor fiel y obediente’. Por otro lado, Aquel que va a ser constituido “Sumo y Eterno Sacerdote” “aprendió, sufriendo, a obedecer” mirando la obediencia de su padre en la tierra. La familia, que es como un “primer seminario”, y los seminarios deben, por tanto, aprender de San José a obedecer los mandatos de Dios y de su Iglesia. Esta obediencia será hoy, como lo ha sido siempre, la clave y la prenda segura de la fecundidad vocacional,

El beato Pedro Ruiz de los Paños, rector del Seminario de Plasencia, es el impulsor más decisivo y dinámico de esta obra llamada entonces del “Fomento de las vocaciones eclesiásticas” que desarrolló en Plasencia a partir de 1917. Podemos decir que fue ciertamente el promotor más eficaz de su época, y a él se le debe todo el florecimiento que en este sentido se logró en la mayoría de las diócesis españolas, durante muchos años.

Para conseguir estos propósitos don Pedro comenzó en 1917 la publicación de la hoja mensual Fomento de vocaciones eclesiásticas y más tarde fundará la revista El sembrador.

El incansable Pedro Ruiz de los Paños comienza a celebrar el “Día del seminario” en Plasencia el 19 de Marzo de  1922 llegando a ser la jornada cumbre de la Obra de las vocaciones. Plasencia se convierte de este modo, aún después de la salida de don Pedro, en la central de materiales para el día del Seminario que se va extendiendo por las diversas diócesis de España y que adquiere gran auge después de la contienda civil, en la que  muchos sacerdotes y seminaristas sufrieron el martirio.

 

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