17 Nov 17 de noviembre, Jornada Mundial de los Pobres
La Iglesia celebra hoy 17 de noviembre, la VIII Jornada Mundial de los Pobres. Hoy el Santo Padre presidirá la celebración eucarística en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, a la cual seguirá el tradicional almuerzo con algunos pobres en el Aula Pablo VI.
La idea de impulsar esta Jornada surgió el 13 de noviembre de 2016, durante el cierre del Año de la Misericordia y cuando en la Basílica de San Pedro el Santo Padre celebraba el Jubileo dedicado a las personas marginadas. Al finalizar la homilía, y de manera espontánea, Francisco expresó un deseo: «quisiera que hoy fuera la Jornada de los Pobres». Desde entonces, se celebra esta Jornada en torno a esa fecha.
Con motivo de esta celebración, la Conferencia Episcopal Española (CEE) y Cáritas suman de nuevo sus esfuerzos para movilizar a las comunidades cristianas y a toda la sociedad en los objetivos de esta cita anual convocada por el papa Francisco. En esta octava edición, bajo el lema La oración del pobre sube hasta Dios, Francisco exhorta a “hacer nuestra la oración de los pobres y rezar con ellos” porque la falta de atención espiritual es “la peor discriminación que sufren” las personas en situación de exclusión. “Es un desafío que debemos acoger y una acción pastoral que
necesita ser alimentada”, señala el Papa en su mensaje.
Esta convocatoria es una nueva oportunidad para reflexionar sobre cómo dar una respuesta adecuada que lleve alivio y paz a tantas personas, dejadas a merced de la incertidumbre y la precariedad. Con ese objetivo, los promotores de la Jornada proponen pensar sobre cómo se puede cuidar y alimentar “la dimensión espiritual de las personas que acompañamos a través de la oración, de una formación o de una lectura sugerente”. También plantean la celebración de posibles encuentros de oración en la parroquia, en el centro de acogida, en las residencias junto con las personas participantes, facilitando algunas ideas inspiradas en el mensaje de la Jornada.
En la Diócesis hoy se tendrá presente, en todas las Eucaristías que se celebren, a todos los pobres y especialmente a los afectados por la dana para que tengan el consuelo de su fe en estos días
de sufrimiento que podrán ir superando gracias a la oración, el apoyo y la generosidad de los fieles cristianos.