Un ropero en constante movimiento

Un ropero en constante movimiento

EL PERIODICO EXTREMADURA 14-01-15

El ropero de Cáritas Interparroquial abre sólo una hora al día, pero en ella concentra un importante trajín de personas, entre los voluntarios que trabajan allí, donantes que se acercan con bolsas de ropa y enseres y necesitados que buscan, en estas fechas, principalmente ropa de abrigo.

A María Julia Díaz, responsable del ropero, es díficil verle las manos vacías, porque el goteo de ciudadanos que se acercan a ayudar a la labor del ropero es continuo. «Lo que nos traen, lo recogemos, y, la verdad, sale todo», explica María Julia, quien enumera «zapatos, juguetes, utensilios de cocina, una cuna pequeña, hasta carricoches, e incluso eso nos piden», asegura ella.

Actualmente la petición que lanzan desde el ropero es que, quien pueda, entregue «sábanas de abrigo, que no tenemos». Por lo demás, «no nos quejamos, porque la gente de esta ciudad se porta súper bien», afradece María Julia, que organiza en turnos de cinco o seis personas a los «18 o 20 voluntarios que trabajan aquí y que se rotan para venir un día a la semana», añade.

A recoger ropa «vienen todos los días muchísima, muchísima gente, no se puede imaginar nadie la de gente que viene», asegura María Julia, que explica que vienen, sobre todo, «madres, padres, que piden para los niños, tienen cuatro o cinco críos y les cuesta poder hacerse cargo de todos ellos».

Algún gorrón que intentara colarse se encontrará con el ojo analítico de María Julia, desarrollado gracias a su experiencia. «Cuando yo empecé, hace 17 o 18 años, el ropero estaba en la catedral, y después pasamos años en la calle Trujillo», explica la responsable del ropero, que se trasladó a su actual ubicación, en la Avenida de La Vera, en julio del año 2013.

Además de la habilidad para detectar estos casos que da la experiencia, «no se permite a nadie venir todos los días», añade la responsable del ropero, a lo que se añade que «las compañeras que están despachando controlan la cantidad de ropa que se entrega, adaptándolo a sus necesidades y a las existencias del ropero», explica.

Para facilitar la entrega a los ciudadanos a los que les sea imposible entregar la ropa durante el horario de mañana, el ropero de Cáritas abre los martes de cinco a siete de la tarde, «solo para entregar y para clasificar, en esas dos horas no repartimos», aclara María Julia.