30 May Nuestro obispo electo ya tiene escudo y lema
Cada Obispo tiene un escudo a través del cual manifiesta aspectos importantes de lo que será su tarea episcopal. D. José Luis ha escogido para la parte inferior de su escudo un pino. Con él quiere unir su pueblo natal a la ciudad de Plasencia, ciudad que lo identificará en su nueva condición: Obispo de Plasencia.
D. José Luis es natural de Pedro Bernardo, pueblo de la provincia de Ávila, que durante mucho tiempo tuvo su fuente de trabajo y de ingresos económicos en la resina de los pinos; para él el pino es signo de laboriosidad y amor a la tierra. Al ver el escudo de Plasencia se fijó en que hay también un pino en él. Y lo eligió también como elemento de unión entre su pueblo natal y Plasencia, su nueva ciudad. En la zona media de su escudo, a la izquierda según lo miramos, encontramos un crismón, que es una abreviatura del nombre de Cristo, formada por sus dos primeras letras en griego, que a nosotros nos pueden parecer una X y una P superpuestas (que en griego son una ji y una ro). Tiene también la primera (alfa) y última letra (omega) del alfabeto griego, que simbolizan el principio y el fin de toda la creación. Figuran en su escudo, porque el crismón está en el escudo de la Diócesis de Ávila, de cuyo presbiterio era miembro el nuevo Obispo, y representa el primer vestigio cristiano en la iconografía de Ávila.
A la derecha, según miramos, hay una estrella de ocho puntas que representa a la Virgen María, pues desea comenzar y ejercer el ministerio pastoral desde Ella y como Ella, dando su “fiat” (su aceptación de la voluntad de Dios) al Señor. En la parte superior de su escudo encontramos unas almenas, murallas y castillo, porque en el escudo de Plasencia hay un torreón y en el de Ávila el cimorro de su catedral de El Salvador con el Rey Niño; pero, sobre todo, hace referencia a Santa Teresa de Jesús, que escribió el libro de las Moradas o Castillo interior. Escribe la Santa: “Considerar nuestra alma como un castillo, todo de un diamante o muy claro cristal, adonde hay muchos aposentos, así como en el cielo hay muchas moradas… y en el centro y mitad de todas éstas tiene la más principal, que es adonde pasan las cosas de mucho secreto entre Dios y el alma… la puerta para entrar en este castillo es la oración”. La devoción de D. José Luis a Santa Teresa de Jesús es propia de una buen sacerdote de la Diócesis de Ávila.
En el escudo encontramos también unas letras. Es el lema de nuestro Obispo. El lema es una frase sencilla en la que se expresa el sentido de una vida. Estas palabras son FIAT ET FECIT. Recoge con el mismo verbo latino la actitud de la Virgen María y la de su esposo san José ante el anuncio insospechado de la Encarnación del Hijo de Dios. María dice “fiat” (“hágase”), en voz pasiva, porque la obra es totalmente del Espíritu Santo. Así lo leemos en el evangelio de san Lucas: “María dijo: Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38); ella acepta que sea fecundado su seno maternal por la acción de Dios, deja hacer a Dios en ella. Acepta la elección. Cuando se refiere a san José, el verbo, “fecit” (“hizo”), está en voz activa, indicando que es José quien toma la decisión de aceptar la situación comprometida que presenta la mujer con quien estaba desposado. Así lo leemos en el evangelio de san Mateo: “José hizo lo que el Ángel del Señor le había mandado” (Mt 1,24). José acepta las consecuencias de haber sido elegido. Así se muestran las dos caras de un mismo SÍ para hacer posible que el Verbo tome carne en nuestro mundo: el SÍ que deja hacer a Dios primero, y el SÍ que, en el silencio de la noche, acepta dar la cara en aquella situación
sorprendente. En el relato de la creación del libro del Génesis (Gn 1,6-7), aparecen también las dos formas de este verbo latino. Dijo Dios: “Hágase…” e “hizo Dios…”. Las primeras palabras del Antiguo Testamento aplicadas al Dios creador se repiten al comienzo del Nuevo Testamento en las respuestas de María y de José, dando paso a la Nueva Creación. Así queda también integrado el “fiat” de la ordenación con el “fecit” de José, onomástica del Sr. Obispo.
En la ordenación el nuevo Obispo recibe los signos episcopales. El anillo que es símbolo de la alianza esponsal con la Diócesis. Indica la fidelidad del Obispo a la Iglesia y su deseo de vivir en unidad interior y exterior de corazón y de obras. La mitra simboliza la santidad que debe sobresalir en el Obispo como ejemplo para sus diocesanos. El báculo es el signo de la misión de pastor de su pueblo que le encomienda el Señor. Así, ordenado Obispo y luciendo los atributos episcopales, se sentará en la cátedra (la sede de la Catedral) y con este gesto quedará constituido Obispo de la Diócesis de Plasencia con todos los derechos y obligaciones de este cargo.