24 Dic El comedor social de Cáritas en Plasencia arroja un déficit de 50.000 euros al año
Cáritas, la acción social de la Iglesia, necesita ayuda para que su comedor social deje de ser deficitario. La organización sin ánimo de lucro decidió en 2008, cuando la crisis económica se empezaba a sentir con fuerza en la ciudad, dar un servicio a las personas más desfavorecidas, las que necesitan ayuda para tener una comida caliente cada día.
Por eso nació ‘Casa Betania’, un comedor social que hoy sigue siendo una realidad en la calle Trujillo. Plasencia entera se volcó entonces con la iniciativa y su respaldo solidario hizo posible no solo que el comedor abriera sus puertas, sino que se autofinanciara durante los primeros cinco años.
Sin embargo, la situación cambió después de este tiempo y los otros cinco que restan hasta completar la década que ‘Casa Betania’ cumple este mismo mes, han sido deficitarios, cada vez un poco más. «Y este año el comedor arroja un déficit de 50.000 euros», revela Pedro Díez, director de Caritas Diocesana.
«La sensación social de que la crisis ha terminado no es real», afirma el director de Cáritas
El presupuesto de ‘Casa Betania’ alcanza anualmente los 75.000 euros «y las ayudas que recibimos para este proyecto cubren unos 25.000, por loque tenemos que destinar fondos de otros proyectos de Cáritas para mantener abierto el comedor». Pedro Díez deja claro que el servicio seguirá funcionando, aunque continúe siendo deficitario, «porque sin duda alguna tenemos que mantener esta ayuda a los más desfavorecidos», pero reclama colaboración a los placentinos.
«La sensibilización social del inicio, cuando se puso en marcha el comedor, se ha diluido», afirma el director de Cáritas Diocesana. «Posiblemente porque somos muy intenso en la respuesta, pero poco constantes». También, reconoce, «porque nosotros no hemos dado a conocer la situación en que se encuentra el comedor, no hemos dicho hasta ahora que lleva muchos años siendo deficitario».
‘Casa Betania’ da de comer cada día, durante los 365 días del año, a más de una veintena de personas sin hogar y a otra veintena aproximada de familias que acuden a diario a la calle Trujillo para recoger la comida que después ponen en las mesas de sus casas. Un servicio diario que hacen posible también la quincena de voluntarios que se ocupan del comedor.
Ducha y ropero
«La sensación social de que la crisis ha terminado no es real», señala Pedro Díez. «Sigue habiendo muchas familias necesitadas, matrimonios jóvenes que se han quedado sin empleo, a los que los números no cuadran y no tienen para comer». Porque, añade el director de Cáritas, «no hay trabajo y el tiempo en paro se alarga y los recursos se agotan, y el deterioro de la persona avanza y también la desestructuración de la familia, de muchas que nunca pensaron que estarían en la situación en la que están».
Por eso el comedor tiene que continuar. «Al menos garantizamos un menú caliente cada día, formado por un primer plato, un segundo y un postre, y a veces, si sobra, repartimos la comida para que puedan tener algo que cenar». Porque, a pesar de la sensación social de que la crisis está superada, sigue habiendo muchas personas en situación de exclusión social. «La pobreza se está cronificando», resume el director de Cáritas, que recuerda que en ‘Casa Betania’ también hay servicio de duchas y ropero y orientación laboral. «Consideramos que es un proyecto muy necesario no solo porque cubre necesidades básicas, sino porque persigue la recuperación integral de la persona, y por eso todos debemos colaborar; el compromiso con los más débiles debe ser del conjunto de la sociedad placentina y debe ir más allá de Navidad».