20 May Admisión a las sagradas órdenes de dos seminaristas de la diócesis
La celebración del rito de admisión a las sagradas órdenes se llevó a cabo el domingo cinco de mayo a las 18.30 horas, en la capilla del Sagrado Corazón de las Hijas de la Virgen de los Dolores de Trujillo.
Tuvo lugar allí por el deseo de los que iban a ser admitidos por su relación con las religiosas, porque querían algo sencillo y porque esta congregación tiene el carisma vocacional del Padre Juan, sacerdote diocesano y Madre Antonia María. Fueron admitidos a las Sagradas Órdenes, por nuestro obispo don José Luis Retana Gozalo, Francisco José Parejo Andrada, natural de don Benito y Luis Miguel Pérez Paredes, natural de Trujillo. En la eucaristía participó el Teologado de Ávila con sus formadores y seminaristas. En la monición de entrada se destacaba la acogida de la Iglesia a los dos candidatos que ponían sus vidas al servicio de Dios y de los hombres. Una vocación tardía pero para Dios no hay tiempos en la llamada ni en la respuesta.
El rito de admisión consistía en acercarse los dos al obispo para manifestar públicamente su deseo de entregarse a Dios y a los hombres, mediante las sagradas órdenes. Después Monseñor Retana les hizo un pequeño interrogatorio en el que ambos expresaron su deseo de querer ser admitidos. Luego junto a toda la comunidad se profesó la fe y el obispo les dijo que sí les aceptaba con gran alegría y deseo que Dios llevará a buen fin lo que él mismo había comenzado en ellos. El resto de la celebración fue muy bonita y entrañable con destacada participación del movimiento de Cursillos de Cristiandad en el que Francisco José y Luis Miguel han participado.
Tras la celebración las hermanas quisieron invitar a todos los presentes en el salón y en el claustro del convento, a un aperitivo. En él participaron los familiares de nuestros seminaristas, feligreses, sacerdotes y demás asistentes. “Fue una celebración muy entrañable y cercana. Al final, María Luisa Tejerina, general de la congregación hizo una acción de gracias por haber escogido su capilla ya que suponía recoger el fruto de sus oraciones por las vocaciones sacerdotales en nuestra diócesis y al Señor Obispo por haber accedido a que así fuera.