09 Dic ¿Por qué participar en el Año Jubilar de la Misericordia?
Queridos diocesanos:
Cuando a través de Iglesia en Plasencia llegue este texto a vuestras manos, será después de otras noticias mías en las que os he animado a participar en el acontecimiento de gracia que es el Año Jubilar de la Misericordia. Os ha llegado la convocatoria a participar en la apertura de la Puerta Santa en la Catedral de Plasencia y también he enviado una Carta Pastoral, que acabo de publicar para preparar el Jubileo en nuestra diócesis, en nuestras parroquias.
Ahora, por si aún os estáis preguntando si merece o no la pena lo que nos está ofreciendo la Iglesia para este Año Jubilar, os ofrezco un elenco de buenas razones para participar activa y conscientemente en todas las posibilidades que vamos a tener para alcanzar la gracia jubilar.
- Porque será una oportunidad de gracia para encontrarnos con la misericordia divina, el atributo más precioso del Padre, sembrado en el mundo por el rostro misericordioso de Jesucristo.
- Porque al contemplar el misterio de la misericordia encontraremos la fuente de la alegría, de la serenidad y de la paz; ya que recibir y dar el perdón es una condición imprescindible para la felicidad.
- Porque al descubrir el amor misericordioso del Padre, se despertará la misericordia que habita en nuestro corazón de hijos de Dios, colmados de su amor.
- Porque será para nosotros pecadores una oportunidad maravillosa de descubrir el perdón del Dios misericordioso, que es la clave fundamental para la recuperación del sentido de pecado.
- Porque es una ocasión oportuna para que la Iglesia recupere la misericordia como su viga maestra y descubra su misión de ser un signo vivo del amor del Padre, al que ha de hacer presente en medio del mundo como providente, santo y misericordioso.
- Porque será para cada uno de nosotros una llamada a hacernos cargo, a través de las obras de misericordia, de las debilidades y dificultades de nuestros hermanos, especialmente de los más pobres, que son los privilegiados del amor misericordioso de Dios, que nos llama a poner corazón en las miserias humanas.
- Porque nos hará recordar nuestra condición de peregrinos y nos situará en camino hacia la meta, que es Cristo, Puerta Santa, en el que nos encontraremos con la misericordia divina, que como gracia jubilar nos da una vida nueva y nos compromete a ser misericordiosos como el Padre.
- Porque ayudará a buscar y a vivir con intensidad los tiempos fuertes de la liturgia, cuaresma y pascua, en los que, en la oración, en la meditación de la Palabra de Dios y en la Eucaristía podremos redescubrir el rostro misericordioso del Padre.
- Porque una vez más tendremos la oportunidad de poner el sacramento del Perdón en el centro de nuestra vida de seres humanos pecadores, necesitados de misericordia.
- Porque será para todos nosotros una acicate apostólico que nos ha de llevar a los demás como misioneros, para un encuentro cargado de humanidad, que sea fuente de liberación, rico en responsabilidad y en el que, como predicadores convincentes de la misericordia, anunciemos la alegría del perdón.
- Porque nos hará comprender el profundo vínculo que hay entre justicia y misericordia, tanto en nuestra relación con Dios como en la relación con nuestros hermanos, los hombres y mujeres que viven en un mundo herido e incapaz para el perdón.
- Porque por los méritos de Cristo y la intercesión de María Santísima y de los Santos, la vida del cristiano se purifica y se encauza, a través de las indulgencias, por los caminos de la santidad.
Os animo a que, además de reflexionarlas personalmente, las pongáis en común en vuestros grupos parroquiales y así, entre todos, podáis concretar cómo hacerlas realidad en nuestra vida.
Con mi afecto y bendición.
+ Amadeo Rodríguez Magro, obispo de Plasencia